17. Natalie

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—¡¿Qué?! —exclamó Alessandra al ver el mensaje. Y madera habría explicado mejor lo que sentía en ese momento.

Zahra❤️:
Natalie, quizá este mensaje te tomé por sorpresa, aunque no creo que deba hacerlo. Hemos pasado un buen tiempo juntas, pero es momento de aceptar que se acabó. Llevo días pensando en cómo decírtelo, no quería desconcentrarte en el concurso a si que decidí esperar.
Ahora puedo decirlo. He conocido a alguien, creo que le quiero.
Tú y yo lo pasamos bien, pero ambas sabemos que era algo pasajero, jamás funcionaría a largo plazo. Solo fue un buen rato para liberar la tensión que el concurso nos provocaba. Me he marchado, pues no podía decirte esto en persona. No quería hacerte daño y siento si he podido hacer parecer cosas que no sentía.
Espero que tu vida transcurra favorablemente y que encuentres a alguien con quien compartir tu vida.
Por favor, no me llames, no me escribas. Es momento de aceptar que nuestros caminos están destinados a separarse aquí. Estoy intentando escribir un nuevo capítulo de mi vida.
Te deseo lo mejor.

Noté como mi teléfono resbalaba de mis manos y caía al suelo tras leer esa última frase mensaje.
—Nat... —dijo Loreen. Pero no si quiera la escuchaba bien, la oía a lo lejos, como si estuviera en un túnel. Como si me hubiera dado un golpe tan fuerte en la cabeza que estuviera a punto de perder la consciencia, incluso veía algo borroso, pero el receptor de ese golpe únicamente fue mi corazón.
—Natalie —dijo Kamila esta vez, y mi cabeza volvió al mundo real cuando la misma me tomó de los hombros y me sacudió levemente. —¡Natalie!
—¡¿Qué?! —exclamé saliendo del trance en el que había entrado.
—Natalie ¿estás bien? —preguntó Loreen esta vez mirándome con preocupación.
—No... No... No entiendo nada. —Miré a mi alrededor y Kamila estaba arrodillada frente a mí, Loreen se había incorporado de golpe y estaba sentada a mi lado con su mano en mi muslo, ambas con una mirada de confusión y preocupación absoluta. Y Käärijä y Alessandra estaban, ella a mi otro lado, con las manos en su boca sin poder creer lo que había leído, y Käärijä a su lado del mismo modo.

Todos estábamos sin dar crédito a lo que acabábamos de leer. No tenía sentido, ni pies ni cabeza, simplemente no podía procesar lo que ponía ese mensaje. No entendía absolutamente nada, jamás me avía sentido tan dolida y confundida antes, sentía que me habían empujado a un lago helado y que este estaba congelando cada parte de mi ser haciéndome perder el aliento poco a poco, haciendo que me hundiera en él, más y más cada vez.

—Natalie —repitió Kamila. —Respira vale. Tranquila. Estás pálida, parece que vayas a desmayarte.

En ese momento Käärijä se levantó de un salto y rebuscó en la nevera encontrando una botella de agua y tendiéndomela. Tomé un trago y volví a leer el mensaje sin poder procesar lo que en él ponía.
—Esto es una broma vuestra ¿verdad? —dije mirándonos. —Decidme que es una broma.

Ellos me miraron con pena y quizá algo de lastima mezclada con la preocupación anterior.
—Llámala —dijo Käärijä. —Llámala porque esto no es normal.
—Creo que tiene razón —dijo Ale. —Tiene que ser un error...

Asentí y marqué su número con las manos temblorosas. Pero nadie contestó al otro lado. Volví a intentarlo otras tres veces, incluso del teléfono de Kamila, Loreen, Ale o Käärijä. Pero la respuesta fue la misma para todos. Nula.

—No tiene sentido —dijo Loreen. —¿Pasar el rato?
—No le llenas de Flores el camerino a alguien con quien pasas el rato —añadió Käärijä.
—Ni prácticamente te mudas con ella —dijo Ale.
—Kam, llama a su manager —casi rogué.
—Estaba en ella querida —me dijo con tranquilidad mientras tenía el móvil en su oreja.

—Julian —dijo Kamila. —Sí, sí... De eso iba a hablarte.
—...
—Pero... ¿qué?
—...
—Sí, entiendo pero... ¿no te parece raro? Quiero decir... Las has visto y...
—...
—Ya... ¿Pero no puedes ponérmela?
—...
—Me da igual que no quiera. Lo mínimo que podría hacer es dar la cara.
—...
—Pero...
—...
—Que tengas buena noche tú también.

Kamila colgó el teléfono con rabia y lo miró confusa.
—Ella no quiero ponerse y él confirma todo lo del mensaje. Dice que se está viendo con alguien.
—¿Y le crees? —preguntó Loreen.
—Claro que no —dijo Kamila.
—Yo tampoco —afirmó Loreen.
—Quiero irme a casa. Kamila. Me voy en el próximo vuelo. Por favor, ocúpate de mi equipaje, no voy a pasar por el hotel.
—¿Qué? —preguntó ella.
—Nat... —dijo Loreen.
—Quiero irme... por favor... —traté de decir, pero mi voz se rompió y lágrimas incontrolables comenzaron a salir de mis ojos. Loreen, Käärijä, Ale y Kam me abrazaron con cariño.

—Iremos contigo —dijo Ale. —No vas a pasar la noche sola.
—Yo iré por la mañana y así podré coger todo el equipaje —me dijo Kamila arrodillándose a mi altura, pues estaba sentada y doblada en ese sofá. —Te dejo en buenas manos —me dijo mirándome. —Te quiero mucho ¿vale? —me dijo y yo asentí y la abracé con fuerza.

Los chicos y yo nos dirigimos al aeropuerto sin dar ningún tipo de explicación. Cogimos el primer vuelo a Londres y llegamos a mi casa casi al amanecer.

Entré agotada, lo primero que enfocaron mis ojos, como obra del macabro destino. Fue esa foto que nos hicimos y que había estado en mi salón desde ese día. Además de unas flores que había disecado y dejado en un jarrón del mismo día que llenó mi camerino de flores.

—¿Os importa si me voy a dormir? —pregunté con los ojos hinchados.
—Claro que no cariño —me dijo Loreen acariciando mi cara.
—Vale. Gracias. Mi casa es vuestra —les dije. Me di una ducha para sentirme más ligera y tras colocarme lo más cómodo de mi armario me metí en la cama y dejé que unas cuantas lágrimas se derramaran de mis ojos hasta que conseguí al fin quedarme dormida.

FLOWERS IN THE BACKSTAGE (La Zarra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora