FLOWERS IN THE BACKSTAGE (La Zarra)

6. Natalie

No fuí capaz de saber cuál de las dos atrapó los labios de la otra en un primer instante. Ni tampoco como llegamos del jacuzzi a la cama. Lo único que sabía es que el sol ya entraba por la ventana y había dormido a penas unas horas.

Cuando miré el reloj, lo vi marcar las diez. Zahra aún dormía, yo solo quería vestirme y correr a Londres.

Más de veinte whatsapps de Kamila se podían ver en la pantalla de mi teléfono.

¿Va todo bien? —era el último que me había mandado.

Todo genial, descuida

Qué pasó?

No pasó nada, Kam

Debes de creer que soy imbécil,
de no haber pasado nada ya habrías
pedido un Uber

Acabo de despertar

Noche movidita?

Te veo luego

Lo sabía!

Terminé la conversación y me giré para mirar a Zahra durante un momento. Su belleza era innegable, también lo era lo que había despertado en mí.

Me decidí por pedir un Uber y vestirme a toda prisa sin hacer ruido. Salí de la habitación mirándola por última vez. Cuando estaba subiendo al Uber me toqué el lóbulo de la oreja dándome cuenta de que me había dejado uno de los pendientes de oro. Pero desde luego no iba a volver a subir. A si que di por perdida mi querida joya.

No tardaron en comenzar a entrar a mi teléfono llamadas grupales de Käärijä, Loreen y Alessandra. Contesté desde el Uber pues me quedaba un rato hasta llegar al que era mi hotel.

—¿Y bien? —preguntó Loreen.
—¿Qué? —pregunté.
—O vamos. Sabes a lo que se refiere —dijo Käärijä.
—Claro que lo sabe —dijo Alessandra.
—Fue muy maja —dije.
—Te has acostado con la Torre Eiffel —afirmó Käärijä. —Eres mi ídolo —rió.
—No me he... —traté de decir cuando vi la mirada de Loreen la cual me decía sin palabras que sabía perfectamente que estaba mintiendo. —Bueno... Quizá...
—¡Lo sabía! —exclamaron los tres a la vez.
—Ni si quiera me acuerdo del todo, había bebido demasiado —reí. —Solo nos divertíamos.
—Y de qué manera —bromeó Käärijä.
—Lo importante es que lo hayas pasado bien —dijo Alessandra.
—¿Qué te ha dicho? —preguntó Loreen.
—¿Cuándo?
—Pues hoy —dijo como si fuera una obviedad.
—Pues... nada.
—¿Cómo que nada? —preguntó Alessandra.
—Estaba durmiendo cuando me he ido.
—¡¿Qué qué?! —exclamaron los tres.
—¿No te despediste? —dijo Loreen.
—No. Fue algo de una noche, quizá ni si quiera quería verme.
—Pero quizá sí... —dijo Alessandra.
—No puedes asumir los deseos de los demás... —dijo Loreen.
—De cualquier modo, tendrás tiempo de disculparte en unas horas —dijo Käärijä.
—Mierda... El almuerzo —dije. —Quizá no vaya.
—Ah ah —dijo Alessandra. —Acaba de mandarme un mensaje de confirmación.
—No me jodas... —suspiré.
—Al menos no se ha cabreado —dijo Loreen.
—O quiere partirle la cara —bromeó Käärijä.
—O devolverme el pendiente... —dije casi por inercia.
—No me jodas tia —rió Käärijä.
—¿Te dejaste el pendiente? —preguntó Loreen.
—Sí... Me Di cuenta subiendo al Uber...
—Esto cada vez se parece más a una peli —bromeó Alessandra. —Primero se marcha a la mañana siguiente sin decir nada y luego se da cuenta de que se olvida el pendiente. Si la cosa sigue así tendremos una boda... incluso antes que el concurso... —bromeó.
—¡Ale! —exclamé riendo también.

Hablamos durante un rato, hasta que estuve a punto de llegar y colgué para poder subir a mi hotel con tranquilidad. Aunque mi tranquilidad fue perturbada nada más entrar a mi habitación , pues Kamila estaba sentada en el sofá de esta.

—Buenos días —dije aparentando normalidad.
—Buenos, sobre todo buenos —rió.
—Tengo que cambiarme y descansar para ir al almuerzo al que mis amigos me han prohibido expresamente faltar.
—Me parece perfecto, pero antes ¿no tienes nada que contarme?
—¿Qué quieres saber?
—Te acostaste con ella ¿me equivoco?
—Me encantaría decirte que sí te equivocas... —dije dejando mi teléfono en la mesa y abriendo el armario para buscar algo que ponerme.
—Bien, pues me pondré en plan Manager.
—Ay no...
—Ay sí. Sea lo que sea que quieras hacer ahora. La prensa no puede enterarse. El concurso es en unos meses y cualquier cosa podría perjudicar tu imagen y reducir tus votos. Después del concurso podrás hacer lo que te dé la gana, como de costumbre.
—Ha sido cosa de una noche.
—Si tú te lo crees... Hablo en serio. No pueden relacionaros de ese modo hasta que termine Eurovisión. ¿Queda claro?
—Cristalino —dije tras escoger que me pondría y entrar a darme una ducha.

Tras ello me sequé el pelo, realicé mi rutina facial y me maquillé y vestí. Cuando estaba lista, vi que Kamila había pedido que el hotel me subiera el desayuno.
—Supuse que no habías comido.
—Eres la mejor.
—¿Qué te ha dicho?
—Loreen me preguntó lo mismo...
—¿Les viste?
—Me llamaron en el Uber. Y no me dijo nada. Me fuí mientras aún dormía.
—Eres un desastre —dijo llevándose las manos a la cabeza.
—Yo también te quiero —dije irónica dando un bocado a mi desayuno.
—¿Te fuiste sin más? Le dejarías un mensaje al menos...
—...
—Joder tía, esto se te da fatal.
—¿Qué tiene de malo? Fue cosa de una noche, nada más —dije dando un trago a mi vaso de agua.
—Sabes que no. Te brillan los ojos y hacía tiempo que eso no pasaba. Además vas a tener que volver a verla. ¿Pretendes ignorarla?
—Hacer como si nada...
—Eso es casi peor. No puedes acostarte con alguien y asumir que para esa persona ha significado lo mismo que para ti. Los adultos hablan las cosas.
—No, no lo hacen, por eso los matrimonios acaban en divorcio —dije. Ella tomó un cojín del sofá y me lo lanzó. —¡Ey! —exclamé riendo.
—No seas idiota. Habla con ella.
—Ya veré... No me agobies.

Kamila rodó los ojos y se puso a contestar emails desde su teléfono. Yo terminé el ligero desayuno para cepillarme los dientes y terminar unas cosas que debía hacer antes de dirigirme al restaurante en el que habíamos quedado para comer.