2 Perdí un gran amor

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Desperté sola sin recordar el momento en el que me había quedado dormida. La mezcla de cansancio y alcohol me había dejado KO, la noche anterior se presentaba con lagunas en mis recuerdos y con una extraña sensación. No estaba segura de cuánto de lo que recordaba era real y cuánto había sido un sueño.

Las imágenes de yo acercándome a Daryl y besándolo daban vueltas en mi cabeza cómo una película de la que yo no formaba parte. Me sentía de alguna manera ajena, sin embargo la sensación de cosquilleo me acompañaba. Me alegraba despertarme sola para no enfrentarme a él sin prepararme mentalmente. Aunque, ¿cómo me iba a preparar? No sabía qué decir, lo mejor sería ignorar el asunto.

Miré a mi alrededor, y vi que había movido la cama para poder salir, estaba en mitad de la habitación. No me había dado cuenta, estaba todavía cansada y algo mareada.

Volví a pensar en sus manos recorriendo mi espalda y sentí cómo me subía el rubor a las mejillas. Maldije lo transparente que era.

- Vamos, prepara tus cosas. Nos vamos ya. - dijo abriendo la puerta y volviendo a salir sin darme tiempo a responder.

- ¡Espera! - grité

- ¿Qué? - respondió a lo lejos.

- ¿Por qué? Yo estoy bien aquí, podemos quedarnos un poco más. Me gusta esto.

Sentí sus pasos mientras se acercaba a la habitación, abrió la puerta de un golpe.

- A mi no. - dijo con una voz fría como el hielo.

Sus palabras me atravesaron, ¿había segundas intenciones en esas palabras? ¿no le gustaba esa casa, no le gustaba lo que había pasado o no le gustaba yo?

- Yo no me voy. - le desafié esperando convencerlo.

- Pues vale. - dijo cogiendo su arco de la mesa y saliendo de nuevo por la puerta.

Aunque estaba bastante segura de que no se iría sin mi, prefería no tentar a la suerte. Recogí rápidamente mis cosas y salí de la casa tras él.

Apenas había pasado unos metros de la puerta, estaba bastante claro que no había ido a una velocidad normal. Se me escapó una sonrisa tonta pensando en ello, Daryl mal humorado dando un paso tras otro, muuuy despacio, mirando de vez en cuando hacia atrás para ver si venía tras él.

Pasamos varios días andando, de casa en casa, sin encontrar un vehículo con gasolina que nos sirviera para ir a algún lugar más lejano. Aunque no habíamos hablado de adonde íbamos, a mi tampoco me importaba.

La tensión con la que despertamos la mañana después de ESA NOCHE se fue disipando. Parecía que lo había olvidado. Yo no. A veces, cuando me quedaba sola, lo repetía una y otra vez en mi mente, como una dulce película, un sueño.

Pero Daryl no me veía de esa manera, para él había sido un error.

ERROR. Esa palabra iba rebotando por mi cabeza cada día, me imaginaba a Daryl gritando esa palabra. Así que intenté olvidar lo que empezaba a sentir o pensar, o no lo sé, o por lo menos fingir que así era. Cómo las personas que tienen un problema, pero cómo no lo dicen en alto es cómo si no existiera. Cualquiera mínimamente inteligente sabe que ese problema les va a explotar en la cara. Veamos que pasa con el mío.

- Entramos juntos, tú te quedas en el piso de abajo yo subo arriba. Y me esperas, si ves algo me llamas. - dijo bastante serio, cómo siempre cuando se trataba de entrar y limpiar una casa.

No pensaba contestar, ya que siempre hacíamos lo mismo, y di un paso hacia delante. Daryl puso su brazo de barrera incidiéndome pasar.

- ¿Entendido?

En llamas [Daryl y Beth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora