1 El final y el principio

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La cárcel lo era todo, era mi hogar y en él veía mi futuro y el de todos. Ahora ya no tengo nada, no veo la posibilidad de conseguir un lugar seguro, de todas formas, estaba sola. ¿Cuál es la probabilidad de volver a encontrar a Maggie, a Glenn, a Carl...? Ninguna.

Miré a Daryl y sentí que era la última persona con la que me hubiera gustado acabar en el fin del mundo y a solas. Me devolvió la mirada sin decir nada y siguió con la tarea de despellejar un conejo para la cena.

- ¿Qué? - me preguntó sin mirarme a la cara.

No me di cuenta de que me había quedado mirándole a la cara fijamente. Negué con la cabeza y desvíe la mirada. No sabía que hablar con él, lo había intentado varias veces, sin muchos resultados, pero había algo que me rondaba la cabeza, estaba claro que no iba a sobrevivir durante mucho tiempo, así que ¿por qué no? Había encontrado unas botellas de alcohol destilado la noche anterior y las había escondido, fui a por ellas y volví junto a Daryl.

- He encontrado esto.- le dije lanzándole una de las botellas.

Daryl la cogió al vuelo y la miro extrañado.

- ¿Pero tú cuantos años tienes?

- ¿Qué importa si mañana podría estar muerta? ¿Por qué no bebemos?

La miró negando ligeramente con la cabeza.

- Venga va, te ha tocado aguantarme.- intenté hacer una broma y le dediqué una tímida sonrisa intentando ablandarle.

- Cierto. - dijo abriendo al botella y tomando un trago.

Le di un largo trago a la botella, estaba muy fuerte y puse cara de desagrado. Se le escapó una risa sincera, pocas veces le había visto reír.

- ¿Jugamos a un juego? Al yo nunca. Empiezo yo y digo algo que yo nunca he hecho si tu lo has hecho tienes que beber y luego dices tú algo que nunca has hecho y si lo he hecho tengo que beber. ¿Vale?- cómo no obtengo respuesta sigo.- Yo nunca he... ido a un karaoke.

- ¿Me ves cara de cantar? - pregunta levantado las cejas de incredulidad.

- Pues no sé, yo te veo una persona divertida. Vale, pues no bebes, pero te toca decir.

- ¿Qué?

- Di algo.- no pude evitar impacientarme ante sus pocas ganas de cooperar, de conectar aun que sea un poquito conmigo.

- Vale, bien. Yo nunca me he ido de vacaciones.

Bebí. Y el siguió.

- Tú y yo no somos iguales. - dijo.

Lejos de ayudar a acercarnos y conocernos nos iba a separar más, si eso fuera posible... No es que Daryl fuera mi primera opción al pensar en las personas con las que me gustaría quedarme atrapada en el fin del mundo. Nadie me había dado la oportunidad de elegir, así que iba a seguir intentando mejorar las cosas. Y él no paraba de intentar empeorarlas y siguió enumerando cosas que yo sí había hecho queriendo destacarlas haciéndome sentir cómo una pequeña mimada e inútil.

- Yo nunca he tenido nadie que me proteja, yo nunca he tenido una gran casa, ni una fiesta de cumpleaños, ni regalos. - enumeró una tras otra levantando cada vez más la voz. - ¡Bebe!

Me quedé petrificada, no me asusté, pero no me salían las palabras y no sabía como reaccionar. El sentimiento de enfado que tenía al escuchar ese "Tu y yo no somos iguales" desapareció.

En ese momento me imaginé a Daryl de niño y fue la primera vez que vi otra cosa, le vi diferente, vulnerable y me invadió un deseo de protegerlo, de estar a su lado y de decirle que yo me quedaría.

En llamas [Daryl y Beth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora