7 Soy tu mentira

230 19 11
                                    


Salí del lago con sigilo, lo más rápido que pude e intentando no llamar la atención del chico que estaba sujetando la pistola. Llegué a mi ropa sin que él se percatase, estaba demasiado ocupado mirando a Daryl con ojos inyectados en sangre, sujetando el arma con manos temblorosas de puro odio.

Daryl por su parte intentaba convencer al joven para que dejara de apuntarle sin muchos resultados. Yo agarré mi arma comprobando que estaba cargada y apunté a su cabeza sin dudar de que sería capaz de matarlo.

- Baja el arma. - dije con voz firme.

Mi propia tranquilidad me sorprendió, estaba lista para matar a un ser humano si eso significaba salvar a Daryl. El chico parecía inestable, pero yo no creía que fuera capaz de disparar. En cambio yo sí lo haría.

- El hombre lujurioso pagará las consecuencias. - dijo con voz temblorosa y algo insegura.

En esa frase acabe de entender por dónde iba el asunto, era un fanático religioso. Puede que nos hubiera visto en el lago y se haya puesto furioso.

No me lo podía explicar y muchísimo menos en el contexto de muerte y horror que vivíamos, qué daño podía hacer un poco de amor. Estaba segura de que Dios no se opondría a eso y aunque no seguía su camino tal y cómo a mi padre le hubiera gustado, en cierto mono ese pensamiento me daba paz.

Supe como intentar manejar el problema.

- Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados. - dije con voz tranquila.

- ¡No!¡No uses palabras santas! - gritó y siguió hablando bajando el volumen. - Eres una infiel cómo él, ahora lo veo. Dios nos ha acercado a los últimos días y os podemos reconocer. ¡Impuros!

- Es mi marido. No lo mates o Dios te castigará a ti, no a nosotros. - se me ocurrió decir.

Daryl abrió mucho los ojos y me miró atónito.

El chico pareció dudar, era joven, calculé unos veinticinco años. Era alto y más bien delgado, llevaba el pelo algo largo y lo tenía rizado y oscuro. Tenía unos ojos muy bonitos, aunque llenos de odio.

- ¡No me engañes! - gritó confundido.

- Timothee, tranquilo. Los necesitamos a los dos. - apareció una voz familiar, grave y tranquila detrás de mi.

Me volví hacía la voz y vi a Gabriel sujetando un tronco. Ni siquiera me miró, yo no le parecía una amenaza. Sus ojos estaban clavados en Daryl y el chico que le estaba apuntando.

- Sé que no estáis casados. - dijo mirando a Daryl, levantó el bate hacia mí y todo se volvió negro.

La luz entraba por la ventana, me desperté en una habitación que no conocía, pero por un motivo me resultaba familiar. Sentí paz, estaba tranquila. Ese sentimiento de alerta y ansiedad que me acompañaba desde que empezó el nuevo mundo había desaparecido. Me levanté de la cama y comencé a buscar a Daryl.

Bajando por las escaleras vi unas fotos que no recordaba haberme tomado. En una de ellas estaba con Maggie, Carol y Michonne. Las echaba muchísimo de menos, antes de ver esa foto era como si hubiera enterrado esa emoción hasta taponarla y ya apenas la sentía.

Había algo raro en esa foto, no acababa de ver qué era. Hasta que me di cuenta. Todas, incluida yo, teníamos una mano en la tripa, y ¡teníamos tripa! Estábamos embarazadas. Nuestras caras intentaban parecer felices, pero no lo eran.

Sentí pánico y miré hacía abajo, estaba embarazada, muy embarazada.

La puerta de la casa se abrió bruscamente y entró un hombre alto y me miró de arriba abajo. Indicó a los tres hombres que estaban detrás que me agarraran. Estaba tan abrumada por toda la información que a penas forcejee, hasta que vi al hombre alto, sacar un cuchillo y decir "Ese bebé es mio".

En llamas [Daryl y Beth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora