9 Cita doble

241 19 6
                                    

Le pedí a Daryl unos días antes de empezar a idear un plan para salir. Le pareció bien, tenía sentido aguardar varios días, conocer a las personas y conocer el lugar antes de actuar. Cuando escuché su razonamiento también me pareció inteligente tomarnos unos días para observar, ni siquiera lo había pensado. Yo había olvidado el peligro y quería vivir esa falsa normalidad con él.

Dimos paseos cogidos de la mano, riendo y haciendo bromas. Jugamos a las cartas en casa, hicimos recetas riquísimas. Le enseñé a hacer una receta de bizcocho y acabamos los dos llenos de harina iniciando una guerra de comida y cosquillas que difícilmente voy a olvidar. Hasta le robé algún que otro beso en público, dónde no podía protestar, aunque después, siempre me acababa recordando que lo hacíamos para ganarnos su confianza, que éramos solo amigos.

La tensión y preocupación del principio se fue disipando y Daryl parecía estar disfrutando, igual que yo, de nuestra normalidad. Casi habíamos olvidado nuestro contexto.

Una mañana mientras me preparaba el desayuno no podía parar de mirarle y sonreír.

- ¿Qué?

- Nada, nada. - le respondí sin dejar de sonreír. - ¿Ahora no te puedo mirar?

Me respondió con una sonrisa y volvió a centrar su atención en el desayuno. Mi cuerpo no hacía más que pedirme besarle y tocarle, estaba cómo en una nube, pero sabía que dentro de casa no me besaría, me rechazaría. No quería arriesgarme a perder ese buen rollo que teníamos, aunque me sabía a poco, era algo.

- Menudo guapo tengo haciéndome el desayuno. - dije sonriendo, pero apartando la mirada hacia el libro que tenía en las manos, en parte por miedo de haberme pasado.

- Ya te digo yo que la guapa de esta "relación" eres tú. - dijo sonriendo haciendo el gesto de comillas con los dedos y destacando mucho la palabra relación.

- Que va.

Se volvió hacía mí y se quedó parado mirándome.

- ¿Será una broma no? ¿Por qué crees que esos babosos y falsos se quieren casar contigo? Hasta el puñetero líder lo dijo. - dijo con un tono de enfado al final.

¿Será que había algo de celos en su voz? Seguro que serían imaginaciones mías.

- Será que es porque quieren más hijos. Están obsesionados. - respondí.

- No. Eres preciosa. - dijo se rascó la nuca incomodo volviendo a la sartén dónde estaba preparando el desayuno.

Me subió calor a las mejillas y sentí como me ponía roja. En ese momento alguien llamó a la puerta y fui a abrir, escapando del silencio que se había formado.

Y al hacerlo, no pude evitar abalanzarme sobre Eugene que se había quedado petrificado en la puerta. No se esperaba un abrazo tan efusivo. Me alegraba tanto verle.

- El grado de intensidad de tu abrazo me deja en un estado difuso de confusión y alegría. - dijo con la voz monótona que le solía caracterizar. - Tengo algunas informaciones que quería transferiros y para ello os invito a una ,no formal, reunión en nuestra morada. Esta noche, para cenar.

Se deshizo de mi abrazo serio, aunque yo noté que se alegraba de verme. No dijo nada más y se fue dedicándome una ligera sonrisa justo antes de darse la vuelta por completo.

Aunque intentaba mostrarme seria con Daryl sobre la "reunión" que íbamos a tener con Eugene y Rosita. Por dentro no dejaba de gritar ¡¡¡CITA DOBLE!!!

En el armario nos habían dejado algo de ropa. No me esperaba gran cosa cuando fui a buscar algo que ponerme. Sin embargo encontré un vestido precioso, algo informal, con un estampado floral de colores tierra y mangas anchas. Me lo puse y me solté el pelo, que normalmente siempre llevaba en coleta.

En llamas [Daryl y Beth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora