En llamas [Daryl y Beth]

20 Sótano

Me sorprendió ver el sótano de Rosita y Eugene tan preparado, como si fuera una habitación dónde ya habían escondido a alguien antes. Un par de camas individuales, un frigorífico, y una pequeña zona de ejercicio, con pesas y una barra. Junto a una de las camas en una mesilla de noche había un plato con un sandwich a medio terminar, esto me hizo sospechar que no íbamos a estar solos en aquel sótano. No me ponía especialmente contenta tener que compartir el espacio con alguien más. La idea de seguir escondiéndome con Daryl en una habitación de la que no podíamos salir no me disgustaba, pero tener que compartir la habitación con Daryl y con alguien más ya era otro asunto muy diferente.

- Bueno, tendréis que estar aquí por lo menos hasta que tengamos la reunión para planear la huida. - dijo Rosita y señalando las dos camas individuales continuo. - Tendréis que organizaros con las camas. Pensaba que iba a ser más problemático, pero visto lo que hemos visto hoy, creo que podréis compartir una cama pequeña sin sentiros incomodos.

Ni yo, ni Daryl contestamos, pero ambos nos sonrojamos. Me agradó no ser la única en hacerlo. La verdad es que no me lo esperaba de él e hizo que pasara menos vergüenza por no porder controlar el color rojo chillón de mi cara. Estaba segura de que ambos queríamos preguntar quién era el que había dejado ese sandwich a medio comer, pero de nuevo ninguno de los dos dijo nada.

- Eso sí, puede que tengáis que contener vuestras necesidades sexuales, para no incomodar a... - comenzó a decir Eugene, pero fue interrumpido por un Jesus saliendo del baño con una toalla cubriéndole de cintura para abajo.

No sé por qué se me habían pasado por la cabeza bastantes personas posibles pero no Jesus.

- ¿Incomodarme a mí? Jamás. - dijo Jesus con una sonrisa juguetona en la cara. - Si me lo permiten podemos compartir una cama los tres incluso.

- Lo que vosotros estiméis oportuno, en esta casa mientras sea consentido podéis realizar cualquier práctica sexual. - contestó serio Eugene.

A mi las palabras de Eugene mi hicieron gracia y se me escapó una carcajada. Daryl me miró serio y en un primer momento no dijo nada. A Jesus también parecieron hacerle gracia.

Rosita le dio un golpe con la mano y negó con la cabeza con intención de decirle que se había pasado con sus palabras. Eugene lejos de haber comprendido por qué había dicho algo inadecuado se encogió de hombros y siguió hablando.

- Solo quiero decir que no estamos de acuerdo con las reglas morales de Hope y si quieren practicar el coito los tres, o dos y luego otros dos, o...

- Eso no va a pasar. - Daryl lo interrumpió. - Estamos bien, gracias por la puntualización Eugene. Nos ha quedado más que claro que en este sótano la libertad sexual está permitida, cosa que no se va a llevar a cabo de ninguna manera, pero gracias, no hace falta que nos enumeres las posibilidades, ni des más detalles.

- Bueno que no vaya a pasar lo dirás tú, igual el resto de habitantes del sótano si quieren que pasen cosas, tú puedes sentarte ahí y mirar para otro lado, a menos que quieras unirte también, para mi sería lo ideal. Estaremos aquí un par de días probablemente, ¿por qué no darnos cariño? ¿Tú que dices rubia?

- Yo digo que estás demasiado motivado, cada uno en su cama y tranquilitos hasta que nos vayamos de aquí.

- También podría mirar... - dice Jesus guiñando un ojo.

Daryl cada vez estaba más tenso y aquel intercambio de bromas parecía que iba camino a provocar que explotara.

- Bueno, ¡ya vale! - exclamó Rosita y se dirigió hacia Jesus- Tú, ¿no puedes mantener tu pene dentro del pantalón? ¿No te acuerdas por qué estas aquí? Nada te parece serio, pero vas a acabar metiéndonos a todos en un lio. Voy a puntualizar las palabras de Eguene, esta casa respeta la libertad sexual, a menos que seas Jesus, tú practicarás el celibato. ¡Dos días, tres cómo mucho! No traerás a nadie aquí, no intentarás nada con nadie que esté en esta casa ni fuera de ella. ¿Lo entiendes?

A pesar de que lo que decía Rosita podía parecer cómico, lo había dicho muy seria y bastante enfadada. Nadie contestó ni dijo nada más, Jesus suspiró y volvió al baño para ponerse ropa. Yo esperaba que lo hiciera allí mismo delante de todos, pero la broma había ido demasiado lejos y Jesus decidió ir por el camino más sensato. Se lo agradecí ya que teníamos que convivir todos y aunque fuera poco tiempo era mejor no estar enfadados. Para Daryl era demasiado tarde, estaba molesto, no le habían gustado ni un pelo las bromas de Jesus. Yo sinceramente veía que lo hacía más que nada por molestar, no me enfadaban sus bromas, me hacía gracia y sabía que si me ponía seria siempre dejaba el tema. Ya había visto como era en nuestras clases de lucha, estaba todo el rato con lo mismo, con todo el mundo. De todas formas aunque fueran bromas estaba casi segura que si Daryl y yo también quisiésemos esta misma noche compartiríamos cama los tres.

Me preguntaba si la prohibición de Hope despertaba más deseo en Jesus o es que siempre había sido así, jugando al juego del amor sin nunca caer en él del todo.

Cenamos unos sandwiches sentados en el suelo. La conversación no era precisamente fluida, pero la tensión estaba disminuyendo poco a poco. Hablamos de temas banales y todos intentamos ser cordiales, al que más le costaba era a Daryl.

Después de cenar estábamos todos cansados y yo me metí en la cama para dormir. Daryl cogió una manta y se dispuso a acostarse en el suelo junto a mi cama.

- Oye - susurré - ¿Qué haces?

Daryl no contestó y negó con la cabeza. Yo no me lo podía creer, el enfado subía por todo mi cuerpo. No sé muy bien como, pero pude controlarlo y bajé al suelo junto a él abrazándolo por la espalda. En ese momento salió Jesús del baño.

- Joder, que raros soys, subir a la cama o me hago una cama doble para mí.

En ese momento Daryl se levantó del suelo cogiéndome la mano y entramos juntos en la cama. Esta vez me abrazó él a mi y susurró un "lo siento" apenas audible. 

Buenas mis walkers!!

Pasito a pasito voy avanzado, espero que os guste el capi. Cualquier sugerencia/queja/deseo/apuesta sobre la historia será más que bienvenida. Vosotras y vosotros me hacéis querer continuar.

¡Un abrazo gigante!