25 La muralla

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Pasada una media hora, comenzamos a ver el imponente muro en el horizonte. Se alzaba frente a nosotros, rompiendo con el paisaje verde y falsamente amigable que tenía Hope. Tenía un color grisáceo que le daba un aire industrial, como si perteneciera a un mundo completamente distinto del que habíamos estado atravesando. Y en parte así era: estábamos en una secta y en el muro supuestamente había laboratorios. No me imaginaba cómo se podían relacionar esos dos mundos.

Sentí una mezcla de alivio y nerviosismo al verlo. Tenía la esperanza de juntarnos pronto con Daryl y Jesús, pero el percance con Gabriel nos había retrasado y era posible que ellos estuvieran mucho más adelantados que nosotras.

Andrea disminuyó la velocidad del coche mientras nos aproximábamos a lo que parecía ser una puerta de entrada secundaria. La larga sombra del muro todavía no caía sobre nosotros cuando nos desviamos del camino para dejar el coche entre la maleza.

Yo estaba sentada en la parte de atrás por si Gabriel intentaba escapar, cosa que no hizo ni una sola vez durante el camino.

Salimos del coche, dejando a Gabriel dentro, para poder comentar entre susurros cómo procederíamos a partir de ahí. Las opciones eran tres: matarlo, dejarlo atado en el coche o llevarlo con nosotras dentro de la muralla. Estuvimos de acuerdo en que Gabriel había estado muy tranquilo y que podríamos usarlo a nuestro favor en caso de que se pusieran las cosas difíciles. Además las dos teníamos la esperanza de que no llamara demasiado la atención ya que estaba vestido como un cura, que era parte clave de una secta basada en el catolicismo.

Volvimos al coche y nos pusimos las batas de laboratorio que nos había dado Rick.

—¡Vamos! —exclamó Andrea, dirigiéndose hacia Gabriel.

—¿A dónde vamos? —preguntó con cierto nerviosismo.

—Vamos a salir de aquí, no nos lo pongas difícil Gabriel —contesté esperando que no intentara nada en el camino.

—Esto es mejor de lo que vais a encontrar fuera —dijo saliendo del coche.

Andrea suspiró, intentando controlar su enfado.

—¿De verdad crees que para esta jovencísima y guapísima chica es mejor quedarse aquí con Elden que salir con los caminantes? —preguntó Andrea — Si es que sí, ¡qué poco conoces a los hombres!

—Está con su marido, ¿cuál es el problema? ¿Tener que dar a su primer hijo? —preguntó como si no se lo creyese —Fuera ese bebé estaría muerto.

Estaba claro que Gabriel no sabía mi situación con respecto a Elden, que me estaba buscando y que no podía seguir viviendo con Daryl como marido y mujer. Antes creía que tenía un puesto de poder en Hope, cerca de Elden, pero estaba tan poco enterado que cambié drásticamente de opinión. Puede que fuera solo un peón más para Elden, una manera de mostrar que había un cura de su parte y así reforzar su discurso.

—La pregunta Gabriel es, ¿vas a darnos problemas o no? ¿Podemos confiar en ti o es mejor matarte aquí y ahora? —pregunté dirigiéndome hacia él de manera seria, intentando aparentar tranquilidad.

Vi rápidamente que ninguno de los dos se esperaban que yo dijese aquello. La seguridad y brusquedad que había demostrado, o mejor dicho fingido, no eran propias de mi. Tanto a Andrea como a Gabriel les tomó por sorpresa. Y, siendo sincera, yo tampoco conocía esa parte de mi. No quería que se siguiera hablando del tema: Elden y su obsesión por la inofensiva Beth.

—Puede que llame la atención allí dentro vestido de cura —contestó Gabriel sereno —, pero por mí no tendréis que preocuparos, quiero decir, por la parte que depende de mí.

—Si nos das problemas, pase lo que pase, serás el primero en morir —dijo Andrea enseñando su pistola.

Caminamos entre maleza, manteniéndonos cerca del camino, pero no demasiado. La muralla se veía imponente, cada vez estábamos más cerca y ya no veía el cielo a menos que mirase hacía arriba. El horizonte era todo muralla.

La puerta que usaríamos para entrar era secundaria y a penas pasaron vehículos por el camino que únicamente llevaba hasta ella. Caminamos en silencio, escuchando nuestras pisadas. Cerca de la muralla parecía no haber pájaros que cantaran, era cómo si la vida huyera de ese gran bloque gris. Solo la vegetación permanecía cerca, intentando no perder la batalla. Era extraño pensar que la muralla de alguna manera nos estaba protegiendo de la muerte que había en el exterior ¿Había vida en su interior o reinaba el culto a la muerte? Había muchas incógnitas sobre Hope y probablemente se quedarían sin resolver y puede que fuera mejor para nosotras. Entrar en la muralla y salir, cuanto más rápido mejor y al mismo tiempo menos sabríamos de qué estaban haciendo allí dentro.

Llegamos a la puerta y nos sorprendió que estuviera abierta. Andrea inspiró hondo mirándome y asintiendo, como si quisiera infundirme valor. Asentí también y abrió la puerta.

Entramos directamente a un largo pasillo de paredes blancas. Estaba vacío. Nos posicionamos dejando a Gabriel entre las dos. Yo les indicaba en susurros hacia dónde teníamos que ir. Me había memorizado el camino de la muralla hasta la puerta de salida para evitar tener que sacar el mapa.

Giramos a la izquierda y después a la derecha. Algunas puertas se repartían entre los silenciosos pasillos. Parecía que no había actividad alguna dentro.

Hasta que al final del pasillo apareció una mujer, que también llevaba una bata de laboratorio. Era menuda y entrada de carnes. Iba con prisas, dando pasos muy cortos y muy rápidos.

Al principio me asusté, pero lo más importante en ese momento era mantenernos serenas, como si nada extraño pasara, así que intenté aparentar tranquilidad. Aunque comencé a escuchar los latidos de mi corazón por encima de nuestros pasos.

Por las prisas de la extraña nos acercamos rápidamente. Al principio no pareció percatarse de nuestra presencia, pero cuando estuvimos cerca de ella se paró en seco frente a nosotros.

—¡Padre! —exclamó con tono alegre y de alivio —¡Por fin me han hecho caso! ¿Vienes a ver al sujeto? Necesitamos plegarias para que esto salga bien. El todopoderoso está con nosotros, pero necesitamos ser humildes y ofrecerle oraciones de un hombre de Dios.

Antes de recibir una respuesta, la mujer ya había cogido a Gabriel del antebrazo para llevarle con ella.

Vi como Andrea se tensaba llevando su mano al bolsillo donde guardaba la pistola. Pero cambió de opinión al ver que Gabriel le seguía la corriente sin intentar descubrirnos ni separarse de nosotras.

Andrea y yo caminamos detrás de ellos sin decir nada. Esperando que después de un padrenuestro volviésemos al plan de huida sin tener que matar a nadie y, sobretodo, sin que nos atraparan. 

¡¡Buenas walkerss!!

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¡¡Buenas walkerss!!

Espero que hayáis empezado bien Julio y de paso, que os guste el nuevo capítulo.

Cualquier cosa os leo. 

Un besazo enorme <3

En llamas [Daryl y Beth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora