Capitulo 23. Familia

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Frente a la catedral de Londres el último sentimiento de huida se presentó, pero solo giré hacia atrás pero no había nada para mí y hacia enfrente mío, estaba todo el amor y felicidad del mundo. Camine hacia el altar en compañía de Albert y Anthony, cada paso que daba era como detonar emociones que nunca había experimentado pero que mi estómago prefería sentir nervios a lo que sentía en esos momentos. La melodía y el coro me tranquilizaron lo suficiente.

La alfombra color vino me guiaba al interior de la catedral, no había nadie en los laterales de la parte de atrás ni de en medio. Tal y como fue mi deseo solo las personas que más amaba en el mundo estarían presentes, en la parte de enfrente mi familia y amigos me esperaban y en el altar Terry si limpiaba las lágrimas. ¿Terry llorando frente a la multitud? Que alargada me siento.

Antes de llegar Albert y Anthony me soltaron, me seguían acompañando pero ya no de los brazos. ¿La razón? Soy una mujer libre que no será entregada a nadie, no le pertenezco a nadie solo a mí. Soy yo quien decide casarse con este hombre y seré yo quien decida que tanto se entregará a alguien más. Pero eso no significa que mi familia me pueda acompañar.

Subí los escalones hasta llegar junto a Terry. Mis ojos se nublaron con lágrimas traicioneras, no tengo miedo, no me siento triste, soy más feliz que nunca.

-Hijos míos, hoy nos reunimos en esta tarde para celebrar la unión de estas dos almas que se unen hoy en santo matrimonio. Un sacramento que ordena que el esposo y la esposa se sirvan unos a otros. Que la gracia de este sacramento sirva para fortalecer la unidad de esta pareja y profundice su amor y afecto para verse reflejado en la familia.

Familia, a partir de esta tarde nosotros dos seríamos una nueva familia, nuestros hijos conocerán el amor que Terry y yo no pudimos experimentar en nuestra infancia, ellos nunca pasarán algo como lo que hemos vivido, al menos no lo malo.

- En el matrimonio no todo será risas y amor, no hay familia perfecta. No se trata únicamente de unir dos familias, dos apellidos, dos riquezas. Se trata de una convivencia hasta el día de la muerte, un cuidado mutuo, un apoyo. Una semilla que debe protegerse y nutrirse todos los días para que no se seque y pueda dar frutos, frutos que también deberán cuidarse y amarse, hasta que esos frutos sean plantados y tomar su propio camino.

Y si uno de esos frutos no es un niño el Duque se volverá loco. Sonreí ante mi escenario mental. Pero estoy segura de que si llega a ser una niña la que herede el Ducado será la mejor.

- Lord Terrence Graham Grandchester ¿Aceptas tomar a Lady Candy White Ardley de Cambridge como tu esposa?

- Acepto.

- Lady Candy White Ardley de Cambridge ¿Aceptas tomar a Lord Terrence Graham Grandchester como tu esposo?

- Acepto.

- ¿Prometen amarse, serse fieles, cuidarse y protegerse, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la felicidad y en la tristeza, hasta que la muerte los separé?

- Te lo prometo Candy.

- Te lo prometo Terry.

Ambos nos colocamos los anillos, nos entregamos las arras y se nos colocó un lazo para simbolizar aún más nuestra unión.

- Hermanos, somos testigos de esta unión, que lo que Dios a unido que no lo separe el hombre.

Después de eso compartimos la eucaristía, solo Dios sabe todo lo que le agradecí en ese momento y todo el deseo que le manifesté para que bendijera nuestro matrimonio. Le pedí fuerzas, sabiduría, paciencia y amor para que todo obstáculo y toda adversidad pudiéramos resolverla.

Nuestra boda finalizo con un beso, nuestro primer beso como esposos. Se sintió lleno de amor, de ilusión. No creo que alguien haya amado tanto como nosotros, podrían llamarnos locos, dementes, tontos y creo que tendrían razón, no me importa. Yo lo amo y el me ama, eso es lo único que tiene lógica y sentido.

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