capítulo diecinueve

1.5K 191 3
                                    

Antes de la tormenta.

—¿Nos van a abandonar? —preguntó August mientras lloraba, le acaricié el cabello y él parecía tener hipo de tanto llorar desconsoladamente.

—No quiero —comentó Matt al abrazarme, estábamos en el tronco de la playa, por increíble que parezca, muchas cosas pasan en este tronco.

—Ya que les gusta escuchar a escondida, escuchen todo correctamente. Hay una posibilidad baja de enfrentamientos, pero estaremos bien ¿enserio creen que los vamos a abandonar? —dije al verlos, ellos negaron con la cabeza—. Somos familia, ustedes son muy importantes para mí y su padre, no los dejaremos, al menos no porque queramos.

—Mamá, tango miedo —dijo Matt, le acaricié el cabello y me observó.

—Todo estará bien, mamá está aquí —los abracé y contuve hasta que dejaron de llorar—. Recuerden que viene navidad y habrá muchos regalos para quienes se portaron bien, Billy dijo además que los hará participar en la ceremonia de fin de año, es algo que solo los miembros más destacados de la tribu pueden hacer —dije al verlos, ellos asentían con la cabeza, sus ojos aún estaban algo rojizos por su llanto. Les di un beso a cada uno en la frente antes de subirme al auto e irme, conduje fuera de la Push y cuando traspasé la frontera me detuve al ver la silueta de Carlisle, me estacioné a un lado y bajé del auto.

—Anneliese —dijo, me acerqué a él y lo abracé, oculté mi rostro en su cuello y sentí que toda la valentía y seguridad que mostré ante mis hijos y padre desapareció, al final soy igual de frágil que ellos— ¿sucede algo malo?

—No, solo que le pedí a Billy que si algo sucede cuide a los gemelos, por un descuido ellos lo escucharon y creen que los vamos a abandonar —dije, Carlisle rió leve y tomó mi mano.

—Ven —fruncí el entrecejo y lo seguí, llegamos al mismo prado donde había soñado con él, donde me transformó y empezó esta nueva vida. Por supuesto por el clima que hay estaba todo lleno de nieve y además sin nada de iluminación, pues era de noche.

—¿Qué sucede? —le pregunté.

—Aquí me di cuenta de algo que ahora siento —me dijo al ponerse frente a mí y tomar mis manos—. No puedo ni siquiera pensar en perderte, porque una parte de mi moriría y nada podría sanarme.

—¿Quieres que huya? —él sonrió sin gracia.

—Quisiera, pero sé que no eres así —se acercó más a mi e introdujo su mano derecha debajo de mi cabello y tomo con cuidado mi nuca, me acercó más a su rostro y podía ver sus dorados ojos tristes y llenos de dolor—. Si mi vida acaba, doy las gracias hoy y siempre por haberte conocido, por haber recibido tu amor y por conocerte en aquel hospital.

Una sonrisa se asomó en mi rostro, mis labios no podían dejar de ampliarse y sentía que hasta mis ojos brillaban por sus palabras.

—Es increíble, hace unos meses no había nada más en mí que odiarte, y ahora no puedo vivir sin ti —él sonrió, agachó la vista unos instantes recordando algo y después me observó.

—Desde el primer día, desde que caíste y te ayudé, incluso cuando me trataste con asco y odio, te amé, nunca me causó tanta fascinación un humano como lo sentí contigo. Nunca tuve la necesidad de proteger a alguien y sentirme celoso como lo hice contigo. Nunca fui más feliz como ahora, gracias, mi amor —dijo al acercarme más a él y besarme, cerré los ojos sentí que aquel momento era el más maravilloso que podría tener, era mi paz antes de la tormenta, antes de la batalla que podría acabar con nuestras vidas. Este momento era lleno de deseo, amor, felicidad, fue bueno que no sintiéramos frío, porque como humana me hubiese dado hipotermia estar acostada en aquel prado.

Su mirada llena de deseo y amor, sus caricias que me envuelven y me hacen sentir completa, sus besos que recorren cada parte de mi ser, su voz que llama a mi nombre, como lo amo, y lo amaré siempre, hasta el último aliento.

Diciembre ya estaba despidiéndose, quedando solo una semana para que acabe el año los Volturis llegarían al otro día, Billy junto a los gemelos, Leah y Seth se fueron de viaje a un lugar que nadie sabía, solo ellos. Charlie y Sue se fueron gracias a un boleto que Bella le dio.

Estábamos en un gran campo lleno de nieve, el pueblo estaba a unos kilómetros a distancia, y la Push mucho más lejos. Todos estábamos juntos esperando la llegada de los Volturis cuando entremedio de los árboles aparecieron, eran muchos, y como era obvio, nos superaban en número. Carlisle sujetó mi mano y lo miré, me sonrió suavemente antes de soltarla y avanzar unos pasos. Los volturis estaban a una gran distancia de nosotros, era obvio que se detuvieron por la presencia de los lobos en nuestro bando.

—Aro, hablemos como solíamos hacerlo, de una manera civilizada —dijo Carlisle. Vi como había un hombre que destacaba, era de cabello largo y negro, ojos rojos.

—Palabras justas, Carlisle, pero un poco fuera de lugar considerando el batallón qué has reunido contra nosotros —dijo Aro.

—Te doy mi palabra, esa nunca fue mi intención —le respondió Carlisle—. No se ha Roto ninguna ley.

—Vemos a la niña. No te burles de nosotros —dijo uno de los volturis.

—¡No es una niña inmortal! —Carlisle levantó la voz para que todos lo oyeran—. Todos ellos lo atestiguan. Mírala tú, ve el color de la sangre en sus mejillas.

—¡Artificios!

—Yo encontré cada faceta de la verdad —dijo Aro al callar a su compañero— Edward —lo llamó, Edward miró unos instantes a su hija y avanzó hasta Aro, este lo tomó de la mano cuando estuvo frente a él y tras unos instantes observó a Bella asombrado—. Quisiera conocerla —dijo Aro, Bella avanzó junto a Nessie, Jacob y Emmett ante Aro, cuando estuvieron cerca Nessie tocó a Aro y como hizo con todos nosotros, le mostró algo.

—Mitad mortal, mitad inmortal. Concebida y llevada por esta neófita cuando aún era humana —dijo Aro después de separarse de Nessie.

—Imposible —exclamó el compañero de Aro, en ese momento Edward y Bella aprovecharon de volver con nosotros para tener a salvo a Nessie. En unos instantes trajeron a Irina quien nos observó, y en otros la había matado de una forma tan rápida que solo vi como caía y se quemaba. Los gritos de Kate y Tanya resonaron en nuestros alrededores, pero lograron ser contenidas, parecía que cada provocación de los volturis estaba fallando, incluso cuando su arma más poderosa (la chica rubia que vi unos meses atrás por el tema del ejército de neófitos), nos intentó atacar con su don.

—Aro, no se ha quebrantado ninguna ley —dijo Carlisle.

—De acuerdo, pero significa que ¿ya no existe el peligro? —dijo Aro al girarse y hablar a su gente—. Por primera vez en nuestra historia los humanos son una amenaza para nosotros. Con su tecnología moderna han fabricado armas qué podrían destruirnos, proteger nuestro secreto nunca ha sido más imperativo. En tan peligrosos tiempos solo lo conocido es seguro.

Unos pasos interrumpen a Aro y hasta lo hacen sonreír de felicidad.

—Alice. 

𝐏𝐈𝐄𝐋 𝐅𝐑𝐈́𝐀 - ᴘᴀʀᴛᴇ ɪɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora