capítulo cinco

3.4K 316 5
                                    

Propuesta

Carlisle quería pedirme matrimonio de manera más "formal", y de igual manera tener todo listo, no creí que se tardaría tan poco, pues unos días después de decirle aquello ya tenía el anillo y vestía de un traje negro que le quedaba muy bien, demasiado.
Por mi parte Alice me había confeccionado un vestido que solo ella podría hacer a la perfección, era negro con cierto escote en forma de V y mangas largas ajustadas al cuerpo. Rosalie me ayudó con el cabello el cual tenía una pequeña trenza con ciertas flores en ella, y debajo el cabello estaba suelto.

Subimos al auto y Carlisle condujo, no sé a dónde, pero no me importó. Se estacionó y sólo entonces noté qué estábamos en Ruby Beach, nos bajamos y pude ver como el cielo estaba anaranjado debido al atardecer. Carlisle tomó mi mano y me guio por un camino hasta una cabaña triangular, nos acercamos más y pude verla mejor, era como una carpa de campaña, pero muy diferente, pues las paredes de los lados y la de atrás eran de madera, la pared del frente, donde estaba la puerta era de cristal, habían cortinas color crema dentro que servían como pared para tener privacidad, varias luces pequeñas estaban creando un pasillo hacia aquella cabaña, pero principalmente hacia aquellas sillas que estaba externa a la cabaña, bajo un piso de madera, todo estaba conectado por supuesto, además, había una pequeña mesa de madera también a un lado, todo esto serviría perfectamente para quedarse a acampar en la playa.

—Vamos —dijo Carlisle, tomé su mano y seguimos el camino de luces, nos sentamos en aquellas sillas y lo observé, se veía calmado, pero sus movimientos eran algo intranquilos, sonreí al verlo nervioso.

—¿Por qué aquí? —pregunté, él sonrió.

—Anneliese, te quité mucho en esta vida, incluyendo tu hogar.

—La reserva ya no es-

—No me refería a las personas, más bien a tu entorno, sé que eres del tipo mujer libre, que ama la calma y supuse desde hace tiempo que amabas la playa.

—¿Cómo? —pregunté.

—Porque eres como el mar —dijo al sonreír—, eres abierta en tu manera de pensar, tienes tus secretos muy profundos en tu corazón, y aquellos que te desafían pierden instantáneamente ante ti. Te vi luchar por lo que crees, resistir al odio de tu tribu, luchar por nuestros hijos y darlo todo por dos seres que no sabías como serian, todo por amor y valor, por ello y más, me enamoré cada día más, y siento que nunca terminaré de conocerte, y deseo que sea así, porque cada día quiero enamorarme más y más, una y otra vez, amarte por mil años y mucho más.

Sus ojos me observaban, no podía responder a sus maravillosas palabras, pero si podía ver como sacaba aquella caja que llevaba hace mucho en el bolsillo de su saco, se arrodilló y la abrió.

—Anneliese, porque mi existencia al fin tiene sentido gracias a ti, te pido que te cases conmigo —aquel anillo era de una joya dorada, no pude evitar ver aquella joya y los ojos de él, sonreí y asentí.

—Claro que sí —dije, juntamos nuestros rostros y un suave beso nos unió más, él puso aquel anillo en mi dedo anular y me abrazó, la brisa marina me recordó a las veces que iba a la playa y Harry aparecía de la nada para hablarme, era una buena compañía, casi hasta el único "amigo" que tuve ahí.

Carlisle ingresó a la cabaña y recién pude ver lo que hay dentro, vi una cama, un mueble donde había varias velas y también una radio, sonreí cuando puso música y volvió a mi para bailar. Me quité los zapatos y él igual, tocando la arena descalza me sentí en casa, nos movíamos en un suave movimiento, él alzaba mi mano y yo giraba, después volvía a él y me sentía más en casa, pero no en la Push, si no en mi verdadero hogar, él era mi hogar y adonde quiera que vaya, yo iré.

—Te amo —dije, sus ojos se encontraron con los míos.

—Anneliese, Te amo —dijo, sus labios contra los míos eran más intensos que antes, más de lo que alguna vez sentí. Sus caricias ya no se sentían como la última vez, ahora eran anheladas con fuerzas, mi cuerpo ahora podía resistirlo más de lo que antes pudo. Fuimos a aquella cama que estaba en la cabaña, él cerró la cortina y así solo estábamos iluminados por aquellas velas.

—Adivinare, ¿Alice? —dije, él rio y asintió mientras introducía su mano en mi cabello y me acercaba a él para besarlo.

—Sólo ella puede adivinar lo que sería perfecto en estas ocasiones —dijo, reí y sentí sus besos en mi cuello, vi su cabello y sin pensarlo lo desordené, una suave y divertida risa salió de él.

—Me gusta que estés algo más desordenado, siempre estirado parece que eres muy "formal".

—Soy formal, soy un adulto.

—Mientes —dije al sostener su rostro y besarlo. Él se quitó su ropa y yo con cuidado la mía, lo que menos quería era que Alice me matara por romper el vestido, no puedo morir, no antes de la boda.

—Eres perfecta —dijo, lo observé mientras me abrazaba y unos cabellos estaban desordenados sobre su frente, reí.

—Por esto no me enojé cuando me transformaste —él me observó unos instantes—, porque sabía que ahora estábamos en igualdad de condiciones. Sabía que ahora podría estar contigo hasta el final de los tiempos, eternamente viendo tus ojos y estando junto a ti, amándote, escuchando como me llamas, abrazándome. Fuiste mi consuelo más maravilloso, y nada podrá reemplazarte, nada ni nadie, así que no te atormentes por lo que perdí, más bien, piensa en lo que tendremos en el futuro, nosotros, nuestros gemelos, y tus hijos revoltosos que ahora son mis hijos igual —él rio.

—Emmett es el revoltoso —asentí y reí leve—. No me siento culpable, más bien me siento con ganas de darte todo el mundo si así lo quisieras, siento ganas de darte todo lo que me pidas, porque verte feliz sería mi recompensa —acarició mi cabello y sentí sus besos contra mi piel, cerré los ojos al sentir que él me complementaba en todos los sentidos de la palabra. 

𝐏𝐈𝐄𝐋 𝐅𝐑𝐈́𝐀 - ᴘᴀʀᴛᴇ ɪɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora