𝐏𝐈𝐄𝐋 𝐅𝐑𝐈́𝐀 - ᴘᴀʀᴛᴇ ɪɪ

capítulo dieciséis

Desempacar las maletas.

Al día siguiente estaba en la gran mesa junto a Carlisle, Jacob y Emmett, investigaba junto a Carlisle unas cosas respecto a los dones, ya sea de creencias religiosas o budistas, etc. Pero yo más me especifiqué en buscar en libros nativos americanos, es entonces cuando oigo unos pasos aproximarse, veo a Bella junto a Edward.

—Vaya ¿ya acabaron? —preguntó Emmett al verlos, yo volví a leer mi libro.

—¿Y Lienne? —apreté la mandíbula.

—Con la rubia —le respondió Jacob a Bella.

—¿Rompieron muchas cosas? —preguntó Emmett a Bella, contuve la risa, pero no mi sonrisa.

—Emmett. No —dijo Bella al negar con la cabeza, Emmett sonreía de oreja a oreja, faltaba poco para que riera a carcajadas cuando el teléfono sonó, todos se quedaron en silencio.

—¿Es Charlie? —preguntó Bella.

—Llama dos veces al día —dijo Edward.

—La está pasando muy mal —los recuerdos de un Charlie que no sabía cómo ayudar a su hija cuando cayó en depresión en algo que siempre viene a mi cuando escucho el teléfono.

—Tendremos que decirle que no sobreviviste —dijo Carlisle. Fruncí el entrecejo y lo miré.

—Tiene que llorar tu muerte —Dijo Edward.

—Sí, lo haremos mañana —dijo Bella, dejé el libro a un lado.

—Extrañaré este lugar —dijo Emmett al levantarse.

—Volveremos, siempre lo hacemos —dijo Carlisle, miré a Jacob quien al igual que yo no entendíamos qué sucedía.

—¿Qué? Nadie dijo nada sobre irse —dijo Jacob.

—Cuando piensen que Bella está muerta, ni podemos arriesgarnos a que la vean —respondió Carlisle.

—¿Entonces solo desaparecen? —preguntó Jacob.

—Jacob, no tenemos alternativa —dijo Edward.

—Siempre la hay —dije al verlos, me levanté y salí de la habitación, Jacob salió igual, pero él se fue a otra parte. Caminé hasta llegar a un balcón del tercer piso.

—Anneliese —Carlisle había llegado donde mí y me acarició los brazos.

—Aquí lo tengo todo, mi tribu, mi padre, mi ciudad —me giré para verlo—, mi cultura será heredada a mis hijos y ellos a los suyos, es un pacto que siempre hemos tenido, y ahora simplemente irnos así.

—No pueden descubrir a Bella —dijo de forma suave. Yo sonreí sin gracia y lo miré.

—Fui capaz de dar la vida por ella, lo admito, y lo volvería a hacer, porque sé quiénes son los que quiero y amo, pero una cosa es la muerte y otra es el abandono. No abandonaré mis raíces, no si aún están vivos y tengo tiempo de disfrutarlos —dije, él me observó y yo me distancié unos pasos—, a Billy le podrán quedar unos treinta años máximo, a Raquel y Rebecca unos cincuenta, a Leah y Seth quizás setenta años, pero dejarlos y que se sientan abandonados, no sería yo si me voy, perdón, pero ellos no son eternos y en verdad quiero disfrutarlos el tiempo que les quede.

Salté del balcón y bajé hasta el jardín, ahí vi a August que se acercaba corriendo donde mí y Matt lo seguía atrás, ambos me abrazaron riendo.

—Llegué primero, me toca ir delante en el auto —dijo August.

—No es justo empezaste a correr antes que yo —dijo Matt, negué con la cabeza y sonreí.

—¿Vamos con el abuelo? —preguntó August, sonreí y asentí.

—Genial, dijo que nos contaría más historias del abuelo Ephraim —dijo Matt, ambos corrieron al auto y Leah se acercó a mí.

—¿Ocurre algo malo?

—No, nada en realidad —levanté la vista para ver a Carlisle por última vez y avancé hasta el auto con Leah, subimos y conduje hasta la Push, los gemelos junto a Leah fueron con Billy y yo me puse a caminar hasta la playa, a distancia lo vi y sonreí, avancé hasta sentarme en el tronco a su lado.

—¿Peleas maritales? —preguntó Harry.

—¿Cómo te puedo negar algo que por extrañas razones ya sabes? —pregunté, él rió.

—Bueno, es verdad que lo sé, pero encuentro que es mejor cundo cuentas tu punto de vista.

—Yo, creo que amo de manera diferente —dije, él me observó—. Cuando dijeron que teníamos que irnos pensé en mí, en mis hijos y mi familia, que no quiero perderlos, no sé si la muerte se los llevará de mi lado. Quiero disfrutar cada minuto detalle, conservarlos eternamente en mi mente. No puedo irme ¿Crees que estoy mal?

—¿Por qué?

—Carlisle ama de forma maravillosa a su familia, tanto que es capaz de perdonar y hacer sacrificios por ellos, hasta de dejar su identidad es capaz, pero yo soy más egoísta —él rió nuevamente.

—No eres egoísta, eres lógica y algo sentimental, una combinación extraña, pero común. Quieres apreciar a quienes tienen poco tiempo, porque sabes que tú tienes un tiempo eterno, en cambio tu esposo lo que quiere es conservar a quienes tiene eternamente, es sentimental y algo conservador, pero un buen padre de familia. Él es los sentimientos, tú eres la racionalidad ¿Por qué crees que van tan bien juntos? Si ambos fueran sentimientos sería un caos, y si fueran racionales posiblemente se divorciarían.

—¿Hice bien entonces?

—Hiciste mal —lo miré —, te fuiste antes de oír lo que tenía que decir, creíste saber si respuesta, nunca hagas eso, siempre espera la respuesta del otro, porque no sabes la lucha qué puede haber en su mente y en su corazón.

—Siempre aconsejando —dije, él rió.

—Siempre —entonces desapareció, suspiré y escuché la arena moverse, fruncí levemente el ceño y miré a mi lado, a unos metros de distancia venía Carlisle quien enterraba los pies en la arena húmeda, el viento revolvía su cabello, pero aún brillaba más que nunca.

—Carlisle —me levanté y fui donde él, en segundos se acercó y me abrazo, ocultó su rostro en mi cuello y recordé cuando me transformé, cuando él no quería perderme.

—Anneliese nunca hagas eso, no te vayas nunca de mi lado —dijo suplicante, enterré mi rostro en su pecho y asentí, su olor me dio paz y me hizo pensar que realmente es mi todo, es verdad que no quiero perder a mi familia, así como así, pero también es verdad que no puedo perder a Carlisle.

—Lo siento, yo...

—Tranquila, lo sé. Jacob no podía permitir que nos fuéramos, le contó a Charlie que es un lobo y que Bella está viva, así que no nos mudaremos.

—A desempacar las maletas —dije, él asintió y me besó.

—Te amo —me dijo, le acaricié la mejilla y lo besé.

—Te amo, Carlisle Cullen.