𝐏𝐈𝐄𝐋 𝐅𝐑𝐈́𝐀 - ᴘᴀʀᴛᴇ ɪɪ

capítulo trece

Autoridad.

Jacob intentó convencer a Bella, pero de nada sirvió, después se transformó y se fue, lo siguiente que supimos es que Sam había respetado el tratado conmigo porque mis hijos sí tienen la confirmación de que son descendientes de los lobos, pese a su gen vampírico, en cambio lo que Bella espera en su vientre es una incógnita, podría ser igual a un neófito, muy diferente a mis hijos y se sabe que ya está consumiendo todo de Bella.

—¿Por qué no podemos tener paz? —comenté cuando Jacob estaba hablándonos respecto al plan de Sam sobre atacar y matar a Bella.

—Porque entonces no sería Forks —respondió Carlisle, sonreí en mi interior, cerré los ojos y suspiré. Sam nos acorralo, hace semanas que no vamos a comer, así que posiblemente el hambre nos vuelva locos, y es peor teniendo en cuenta que en la casa están seis personas con sangre en las venas.

Lo siguiente que sucedió fue que por primera vez en mi vida o existencia como vampiro sentí la sed ahogándome, era como si hubiese bebido agua ardiente que me quemaba desde la garganta hasta la boca del estómago, todo me consumía. Ahora entendí a lo que se refería Bree y Jasper con resistir a la sed.
Estaba afuera de la casa, como todos los días, ya que estar dentro era sofocante para mí.

—Mamá ¿estás bien? —preguntó Matt, lo miré y sonreí, detrás de él Leah me observaba algo dudosa.

—Quiero que hagas algo ahora —le dije, él me miró atento—, ahora tengo problemas con controlarme, así que por favor quédate siempre junto a Leah, ella te protegerá de muchas cosas.

—Mamá, tú nunca lastimarás a alguien —dijo tras sonreír y tocar mi mano con suavidad, su calor me hizo estremecer—, él dijo que confíes, qué pronto podrás ir al bosque —Matt me soltó y se fue a jugar con Leah, mi mente me mostró rápidamente a Harry cuando Matt mencionó a un "él", cerré los ojos e intenté controlarme más, no podía dejarme vencer.

—Anneliese, ven —Me giré al ver a Carlisle, aquellos ojos dorados que tanto amé se ven oscuros, casi sin vida, y son los mismos que yo tengo ahora. Me levanté y lo seguí hasta el comedor, el cual hasta el día de hoy no supe por qué existe, si no comemos, pero es hermoso.

—¿Es todo lo que queda? —dijo Jacob al poner una bolsa de sangre sobre la mesa, apreté mis labios y aguanté la respiración, últimamente se ha hecho difícil resistir porque a Jacob se le ocurrió que el bebé tiene sed, y bebe sangre de bolsas, no me quejo porque yo igual lo pensé cuando estuve embarazada, pero me preocupo ahora, pues por ese olor a sangre es por el cual no puedo adentrarme a la casa.

—Bella podría dar a luz mañana —dijo Carlisle, es increíble el autocontrol qué posee, él y Edward, quienes están junto a Bella cuando bebe la sangre—. Para poder sobrevivir necesitará más sangre.

Abrí los ojos e hice una mueca, mi mente me pide a gritos que corra al bosque a cazar algo. Aprieto mi mandíbula con fuerza.

—Debemos ir a cazar, tengo que estar fuerte para ayudar a Bella en el parto y Anneliese junto a algunos no podrán resistir la sed —dijo Carlisle, sonreí son gracia.

Que, considerado, como lo amo.

Me dije, ahora sentía que estaba más esquizofrénica por la sed.

—Carlisle, ahora tú eres el enemigo —dijo Jacob— Sam no dudará, los matará a todos.

—Emmett vendrá con nosotros —dijo Carlisle.

—No es suficiente —Jacob lo observa.

—No hay otra alternativa.

Me sentía casi dopada, en las nubes, dicen «sangre» y siento que romperé mis dientes de tan apretados que están.

—Sí algo podemos hacer para salvarla, lo intentaremos —dijo Carlisle, hice otra mueca. Ya estoy dudando de qué tanto quiero a Bella.

—¿Arriesgarían la vida por ella? —No me preguntes eso Jacob, no por favor.

—Por supuesto que sí —dijo Carlisle, cerré los ojos y pensé en Edward. Piensa en tu hijo, en su felicidad, son tu familia. Agh.

—Es parte de la familia —dije, Jacob me observó directo a los ojos y asintió.

—Es verdad, tu familia —dijo algo triste, solo entonces la sed se fue, todo lo que pude ver es que ya había dejado atrás a mis hermanos y ahora tenía una nueva familia, pero duele, más que la sed.

La noche llego y teníamos que correr veinte minutos después de que Jacob se fuera, esperamos en silencio y corrimos con todas nuestras fuerzas, estábamos algo lentos debido a que no teníamos mucha energía, pero de igual manera corríamos, solo entonces se escuchó los pasos veloces de los lobos, eran dos y nos perseguían, iban tan cerca que de un empujón me mandaron a volar contra un árbol y a rodar contra el suelo lleno de hojas caídas del anterior otoño, levanté mi vista y vi las patas de aquellos lobos, después vi sus hocicos retorcidos, mi mente me llevó al día en que me enfrenté con Sam, a cuando me mordió y causó la muerte, pero sobre todo cuando gracias al espíritu mi voz lo hizo someterse, me hizo tener autoridad. Me levanté y pese a mi cabello revuelto y lleno de tierra y hojas sentí mi cuerpo arder, nunca lo creí posible, no siendo vampiro, pero siento una sensación rara en mi interior, algo que quiere salir.

Mis enemigos eran antes de mi tribu, hoy me gruñen y se apresuran a atacarme, con todas mis fuerzas doy un grito que más lo identifiqué como un gruñido, uno que le oí a Sam cuando se transformó frente a mí. Aquellos lobos qué venían hacia mi veloces se transformaron en personas y cayeron al suelo, evité pensar en su desnudez, más que eso sentía que iba a colapsar porque ahora me había enfriado como nunca, Carlisle y Emmett volvieron rápido por mí y evitaron preguntar por qué habían dejado de transformarse esos lobos, más bien me llevaron rápido lejos de ahí, con todas nuestras fuerzas saltamos una gran división de tierra y estando ya a salvo Carlisle me examinó, tocó mi rostro y manos, me peinó y cuando vio que estaba bien me besó la mejilla y me abrazó.

—Carlisle, vamos —dijo Emmett, él asintió y ahora no me soltó la mano, en ningún momento.