Capítulo 44

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El Año Nuevo en París fue fenomenal.  

Terminamos bastante alcoholizados, lo suficiente para tener que volver caminando.

El recorrido de vuelta al hotel fue cómico, tuve que quitarme los zapatos y llevarlos en la mano mientras que Harry no paraba de balbucear incoherencias que nos hicieron reír hasta quedarnos sin aire. 

Por supuesto que nos hemos perdido y tuvimos que resignarnos a tomar un taxi. Resultó ser que toda la caminata fue en vano pues nos estábamos dirigiendo al otro extremo de la ciudad. 

Nota mental: la próxima vez, comer algo antes de bajarnos una botella entera de champagne. 

Una vez en el auto no fue tan difícil recuperar nuestros cabales, las ventanillas estaban abiertas entonces el aire frío nos azotaba de lleno en la cara y los chistes del ruludo habían cesado. 

Cuando finalmente ingreso a nuestro cuarto de hotel, la pequeña Ollie ya estaba en el quinto sueño. 

El ojiverde se había quedado en la acera fumando pero apareció en el momento justo para ayudarme a desprender mi top. 

Ninguno de los dos decía nada. Ya no hacía falta. La ciudad dormía o, por lo menos, la mayoría de ella. Solo se escuchaban algunos ruidos lejanos y nuestras respiraciones aceleradas a medida que nos íbamos deshaciendo de nuestras prendas. 

Aún puedo sentir el tacto de sus manos en...

- Gina, ¿me estás escuchando? -la voz de Jeremy me trajo de vuelta a la rutina. 

- Sí, perdona -sacudo levemente la cabeza y me concentro en escuchar sobre sus fiestas decembrinas en Manchester. 

Hemos regresado a Londres hace unas horas y tuve que venir directo a trabajar luego de que mi jefe me llamara suplicando mi reincorporación inmediata. 

Ni siquiera he podido pasar por mi piso, todas mis cosas siguen en el auto de Harry que se ofreció a buscarme luego de que finalice mi horario laboral y llevarme a la residencia. 

De mis amigas todavía no sé nada. No había hablado con ellas en todos estos días, nos prometimos que disfrutaríamos de nuestros familiares y viejos amigos. Bueno, ellas. Se han ido sabiendo que yo no tenía ningún plan para las fiestas. 

Supongo que se molestarán porque no haya hecho la excepción de agarrar el celular para mandarles un mensaje notificándoles de mi travesía por Europa con Styles. 


Hablando del Diablo, o más bien pensando en él, la pantalla de mi celular se enciende dejando ver un mensaje suyo avisándome que está afuera. 

Se estira para dejar un beso en mi mejilla una vez que ingreso al vehículo.

- ¿Cómo te ha ido? -pregunta y nos adentramos en las calles londinenses. 

- Bien, por suerte he podido terminar todo lo que el Sr. White me ha pedido -suspiro- Pero estoy muerta. 

A esta altura de la noche los ojos me ardían del sueño. 

- Mírale el lado bueno, mañana no tendrás trabajo extra -me anima. 

Es verdad, con esta forzada jornada de trabajo he prevenido que se me acumulen las cosas para mañana. 

Asiento haciéndole saber que tiene razón y elijo cambiar de tema. 

- Al final, ¿lucharás en el Gordon?

- Mañana

- ¿Qué? ¿Por qué no me lo has contado?

Se encoge de hombros. 

- No lo sé, Gin -confiesa- Preferí dejarlo de lado. Louis me lo dijo cuando estábamos en París y hasta ahora no he dejado de pensar en ello. 

Escucho atentamente al ruludo hasta que la incesante vibración de mi teléfono me desconcentra y echo un rápido vistazo. 

Son Rose y Delilah que han revivido el grupo para avisar que estaban a nada de llegar. No respondo y silencio el móvil para poder priorizar lo que me estaba contando el muchacho que conduce a mi lado. 

- Si te soy sincero... estoy algo asustado. Me preocupa que puedan averiguar cualquier otra cosa que puedan utilizar como amenaza para no dejarme ir -suspira y ni siquiera se atreve a mirarme durante la primera vez que expresa libremente sus emociones ante mí. No es para nada agradable lo que le pasa pero me alegra que pueda confiármelo. Acaricio suavemente su cabello a la altura de la nuca para que sepa que cuenta conmigo. 

No sé en qué momento llegamos a la residencia pero el auto está estacionado y él continúa hablando. Sin embargo, ahora gira a verme aunque no puede sostenerme la mirada por mucho tiempo. 

- Estuve pensando que tal vez lo mejor sea que finjamos que nada pasó en estos días. Es un ambiente muy peligroso y, si algo te llegara a suceder para llegar a mí, no me lo perdonaría nunca.

Volteo lo suficiente para poder tomar sus manos. 

- Harry, eso es pura ansiedad -me mira- Si eso te tranquiliza, acepto, pero creo que con la ayuda de Louis pueden encontrar otra forma de asegurarse que nada salga mal. 

Cierra los ojos y respira hondo seguramente imaginando mil escenarios posibles e intentando decidirse por uno. 

Me pongo en su lugar y trato de entender los temores que se ponen en juego con la realidad de lo que está por suceder y la maraña de sentimientos que todo esto le ha provocado. 

Besa mis manos que todavía están agarradas a las suyas para luego soltarlas. 

Pasa desesperadamente una mano por su largo cabello y hace una mueca. 

- Estoy siendo paranoico, lo siento. No quiero que pienses que te alejaría así de fácil -ladeo la cabeza enternecida- Toda esta incertidumbre me está afectando, una sola estupidez podría arruinar mi vida entera. Y sería mi culpa pero realmente no quiero seguir hablando de esto. 

- ¿Necesitas que me quede contigo esta noche? -niega.

- Me encantaría, Gin -sonríe de lado sin mostrar su perfecta dentadura- Pero debo despejar mi mente. Iré a casa de Louis y luego tal vez salga a correr. 

- Te hará bien -concuerdo- Avísame cuando estés en tu casa, ¿sí?

Él solo me brinda un asentimiento en lo que yo bajo mi equipaje del auto.

El camino a la residencia se hace muy corto, probablemente por las ganas que tengo de ver a mis amigas. 

Fuera de nuestro piso, Delilah está desesperada hablando por teléfono mientras que Rose se mutila las uñas con los dientes y no se detiene hasta que me ve con una mirada de gran confusión. No entiendo nada pero las noto muy nerviosas. 

- Gina, nos han robado -lloriquea la pelinegra. 

Joder, lo que me faltaba.

DEVIL ~ harry stylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora