Capítulo 7: Capítulo VII
Capítulo VIIQue difícil se ha vuelto, seguir respirando, sabiendo que ya no estas.
¡BOOM! ¡BOOM!
Las explosiones producidas por el choque entre los ataques de la Tessaiga y los lanzados por las bocas de aquellos seres se oían a lo largo y ancho de la zona.
Inuyasha maldecía entre dientes mientras se preguntaba como diablos había podido suceder aquello.
Los demonios aparecieron de repente, por la mañana, rodeando el pueblo de la anciana Kaede. Atacando a diestro y siniestro a humanos, animales o casas.
Su objetivo era destruir completamente todo el pueblo. Y no era difícil averiguar quién era el culpable de aquello, no por nada cada uno de aquellos monstruos portaba una araña en la frente.
Sango, Inuyasha, Miroku e incluso Shippo habían logrado abatir a dos de ellos, pero su gran tamaño, su increíble fuerza y el poder demoníaco que lanzaban convertían la tarea de acabar con los otros siete en algo casi imposible.
Al menos se alegraban de que Kagome no estuviera allí, pues todos temían que Naraku desease acabar con ella en vistas de que no pudo hacerlo anteriormente.
La chica llevaba dos semanas en su casa y, en opinión de Sango, aún no daba señales de volver e Inuyasha parecía mucho más reacio que de costumbre ir a buscarla.
Pero al margen de ese breve alivio, todos tienen que luchar ahora por sus vidas y por proteger a los habitantes del pueblo.
Tal vez debería volver.
Llevaba dos días con este pensamiento, cada tarde, allí, sobre su cama, abrazada a su almohada.
Apenas había llegado a su época, todos los problemas se esfumaron al enterarse que los exámenes finales se acercaban y había estado tan concentrada en sus estudios, con tal de no tener que pensar en lo que le había sucedido en la otra época, que incluso se olvido del mundo.
El ir y venir de la casa a la escuela, las tardes de estudios con sus amigas, salidas a la biblioteca en busca de información, la tensión durante las clases, todo ello la mantuvo totalmente absorta.
Pero apenas termino la semana y media de exámenes, en los cuales obtuvieron unos resultados increíbles y recibieron las felicitaciones de los profesores, que se alegraron de que volviese a ser la Kagome estudiosa de antes, el mundo volvió a girar a su alrededor y con el , todos sus problemas.
Había tardado tres días en aclarar sus pensamientos y poner en orden sus emociones.
Y tenia miedo del resultado de ello.
Sabía que cuando respondió al beso de Inuyasha, no le había estado besando a él, si no a Naraku. El beso del hanyou, por mucho que pensó en ello, no había significado nada, ni siquiera por parte de él y pensar que era probable que la amase solo era hacerse ilusiones vanas.
Ilusiones que ya no sabía si quería tener o no.
Le había dado tantas vueltas, que había comenzado a tomar pastillas para el dolor de cabeza por las tardes.
¿Tal vez era posible que ya no amases a Inuyasha? ¿Entonces, que le había pasado? ¿Se había cansado de esperar un amor que jamás llegaría?
No, nada de eso Kagome, esperaba, afróntalo, todo esto es por culpa de Naraku.
Como tantas otras cosas, la muerte de Kikyô, el asesinato de la familia y amigos de Sango, la maldición de Miroku, aquello también era obra de Naraku, pero de forma distinta a todo lo anterior.
No era su maldad lo que había atraído a la muchacha, ni su poder, sino sus besos.
¿Como un alma tan corrupta como la de él podía tener una manifestación semejante de dulzura? ¿Como alguien con un corazon podrido como el de Naraku admitia que sabia amar?
Al final, había llegado a dos conclusiones. La primera, que Naraku no era totalmente malvado y en algun lugar de el aun quedara algo del humano que un dia fue. Y la segunda era que a ella, Naraku le gustaba.
No estaba seguro de haber olvidado a Inuyasha, pero si de eso ultimo. El demonio le gustó.
-Tal vez debería volver.
No lo pensó más, se quito el pijama, se puso una blusa blanca, con una minifalda vaquera, se calzo los zapatos y comenzó a preparar su mochila, tirada en el suelo de su habitación.
Aquella misma tarde regresaría.
-Aghh... Aghhh...
Todos estaban cansados y sudados, respiraban con dificultad, pero no se rendían. Aún quedaron tres de aquellos malditos monstruos, que parecían tener la piel de acero y era casi imposible acabar con ellos rápidamente.
La forma de ataque que habían adoptado era la de acabar de uno en uno, atacando los tres al mismo tiempo. Era la única forma factible, auque ello representase aceptar que los otros iban matando y destruyendo mientras.
Destruyeron al tercero, ya solo quedaron dos. Entonces, el olor de Kagome golpeo a Inuyasha repentinamente.
-¡Kagome esta aquí!
Intento correr hacia el pozo, pero se detuvo incluso antes de dar el primer paso. Sango y Miroku no aguantarían solos.
-Inuyasha, ve por Kagome.
El volteo y volvió a situarse junto a Miroku, al tiempo que descargó un Kaze no Kizu contra el segundo demonio.
-No, Miroku, acabemos rápido con ellos y vamos con Kagome. Mientras ninguno de estos vaya hizo el pozo, estará a salvo.
Sus amigos sonrieron y asintieron. Ninguno estaba dispuesto a perder a Kagome de nuevo, así que lucharon contra todas sus fuerzas contra los dos últimos, manteniéndolos alejados del bosque sagrado hasta que consiguieran derrotarlos.
Kagome trepo por la hiedra que crecía dentro del pozo, tenía muchas ganas de ver a sus amigos y necesitaba hablar con Inuyasha.
Salto apenas sentí que llegaba a la superficie. Y entonces escucho las explosiones y le pareció oír el grito de alguno de sus amigos.
Tiro la mochila al suelo y tomo el arco, dispuesta a ir en su ayuda, cuando se quedo paralizada.
Noto una presencia tras ella y volteo rápido para ver quien se atrevía a importunarla cuando sus amigos estaban en peligro. Y se quedo pasmada.
Allí, frente a ella, se encontró Naraku, vestido con un yukata de dos piezas ceremonial, de color azul pálido.
Sintió como si el pecho fuera a explotarle y su corazón saliera de él a causa de la velocidad a la que latía. Había deseado verle, sin duda, aunque jamás había pensado en encontrárselo apenas llegara y mucho menos antes que a sus propios amigos.
-Hola, miko, veo que tienes una forma un tanto extraña de desaparecer, tirándote por un pozo.
-Naraku... ¿Ha que ha venido?
-¿No es obvio? Ha terminado lo que empezó en su momento.
El brillo de sus ojos la alarma, de forma que cuando los tentáculos salieron en su busca, pudo dispararle una flecha y desintegrarlos rápidamente.
Pero no estaba preparado para que él la tomara por el cuello de un impulso y la estrellase contra el árbol sagrado.
-¿Que pasa, no te alegra saber que vas a morir donde Kikyô sello a Inuyasha hace 50 años? Eres su reencarnación, deberías estar contenta.
Kagome no respondió, no pudo. Se estaba quedando sin aire y el agarre de Naraku era cada vez más fuerte.
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Silencio (Naraku x Kagome)
FanfictionPrólogo Hola cómo estan mirando en una búsqueda de historias encontré esta historia que van a leer no es mía los créditos y derechos a su respectiva autora que creó está hermosa historia pues tiene unos de mis ship de Inuyasha favorito del cual no s...