Capítulo XIX

Y esta calma que rompe el corazón, de esta guerra yo he sido el perdedor y se clava muy dentro de este silencio.

-No puede ser...

Aquellas fueron las únicas palabras que escaparon de la boca del impresionado y confundido Taiyoukai, que se había quedado clavado en su sitio, a pocos pasos de ella. El miro con sus orbes doradas abiertos en su totalidad y Kagome no pudo sino reírse un poco de aquella situación.

La suave risa de la miko fue lo que trajo de regreso a Sesshômaru a este mundo y provocó que retomara su expresión fría, a pesar de que el asombro no salía de sus ojos.

Se acerca a ella, que se puso a la defensiva, preparada para liberar sus poderes espirituales ante el más ligero movimiento peligroso del demonio. No le tenía la más mínima confianza, a sabiendas de que el hijo de ambos que crecía en su vientre era hanyou. ¿Y en donde se había visto que el apreciara en algo a su propio hermano? Lo odiaba por ser como era.

Sin embargo, la joven no objetó a que se le acercara, puesto y que también demostró en sobradas ocasiones que depreciaba a los humanos, pero se había acostado con ella, una simple humana, sin ninguna cualidad especial, ni una gran belleza o poder.

El youkai llegó junto a ella y, tal y como en su momento Inuyasha hizo, se inclina y olfateo con cuidado su vientre, durante unos segundos que a ella se le hicieron eternos, muerta de vergüenza, no le hacía ninguna gracia que los inu youkais. se la pasaran olisqueándola.

Sesshômaru concluyó su "examen olfativo" y volvió a alzarse, quedando cara a cara.

-¿Como…?

Kagome sonoro para dentro, pero al minuto siguiente dejo de hacerlo, ¿Como se lo iba a explicar al Lord del Oeste si ni siquiera Inuyasha, que había conocido su mundo, lo comprendió cuando lo intento?

A ver, Sesshômaru, resulta que posiblemente, cuando tu trataste de matar al bebe de Naraku, mi cuerpo lo sintió como muerto y genero un nuevo óvulo, que con toda probabilidad, tu fecundaste"

No quería ni ver la cara que le pondría, aunque de seguro la mataba por tratar de tomarle el pelo o engañarlo… Así que opto por lo que le parecía más comprensible…

-No lo se… Solo ocurrió…

Él la miro con confusión. Estaba en plena batalla interna en contra de sus emociones. Su orgullo le exigía a gritos que matase inmediatamente a la miko por engendrar un hanyou con su sangre y otro tipo de emoción, una en la que prefirió no indagar demasiado, le rogaba que no lo hiciera, que protegiera a su hijo, a un bebe. que en el fondo de su alma, el deseaba, sobre todo, si era de ella.

-Escucha, Sesshômaru- la voz de ella lo obliga a prestarle atención y detener su batalla interna unos minutos, para escucharla tal y como le pedía.- El como ni el porque no me importa, el caso es que este bebe es una realidad y es mío. Comprendo que tu no soporta la idea de que tu descendiente sea hanyou, pero eso a mi me trae sin cuidado. Este niño es mío, repito, tú me lo entregaste cuando me tomaste sin pedir permiso o preguntar mi opinión, así que de igual modo yo tengo derecho a tenerlo sin tu consentimiento o aprobación. Yo cuidare de él y me asegurare de que no te moleste jamás. Así que te ruego, déjame marchar.

Comenzó a andar de vuelta a la aldea, preparada para cuando el frío y limpio golpe de Sesshômaru la alcanzara y cayese al duelo muerto por altanería o haber atrevido a exigirle algo siendo como era una simple humana.

Silencio (Naraku x Kagome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora