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Chapter 6: Capitulo VI

Capitulo VI

Como quema este dolor del silencio, que llena cada espacio en mi cuerpo, como duele este silencio de amor.

Kagome despertó en la cabaña de a anciana Kaede, rodeada de sus amigos Sango, Miroku y Shippô, que comenzaron a hablarle rápidamente, confundiéndola más de lo que ya lo estaba.

Miroku pronto comprendió que así la estaban volviendo loca y pidió silencio, después, comenzó a explicarle como habían sido informados de que seguía viva y tras una larga búsqueda, habían dado con el palacio y le narro la batalla que habían tenido con Naraku, seguro de que no la había visto.

Ella solo asentía levemente, se sentía mareada. Sus amigos parecieron entenderlo y se limitaron a charlar amigablemente.

Dos días después, Kagome ya se encontraba con fuerzas para levantarse de la cama y cansada de pensar en cosas ocurridas en su "rapto" y sobre todo, cansada de pensar en Naraku, decidió dar una vuelta por el pueblo.

Cuando llegó a sus afueras, se encontró con Inuyasha, subido en un árbol, de espaldas a ella.

-Inuyasha.

Este volteo sorprendido y asustado. Se había esperado una sarta de "Osuwari" por lo que le había echo, pero Kagome se limitaba a mirarlo con los ojos tristes, lo cual le sentó mil veces pero que todos los "osuwari" del mundo.

-Kagome...Yo...

-Tranquilo, Inuyasha, lo entiendo.

ÉL la miraba en silencio. Sus amigos tenían razón, Kagome siempre lo entendía, siempre lo perdonaba y jamás se separaba de su lado, por más daño que él le hiciese. Pero, ¿Hasta cuando la morena podría seguir así?

De repente, una mano en su hombro lo alerto y casi se cae del árbol.

-¡Lo siento Inuyasha!

La morena lo sostuvo para que no cayese. Por lo visto, había trepado al árbol mientras el pensaba y se había sentado a su lado.

Inuyasha se reincorporo y se quedo quieto, mirando el infinito, con Kagome a su lado. Aquella simple y tranquila presencia que lo relajaba y le hacía sentirse acompañado.

Entonces pensó en como debía de haberse sentido Kagome cuando Naraku se la llevo. Despertarse en un lugar extraño, al lado de su mayor enemigo. Los días aterrorizada, el no saber de ellos...Tenía que haberlo pasado fatal, sobre todo pensando que él la abandono a su suerte.

-Kagome...

-¿Si?

-Lo siento.

-No tienes que disculparte, Inuyasha, yo se que solo estoy a tu lado.

-¿Has pasado miedo?

-Al principio si, tenía muchísimo miedo de lo que pudiera pasarme y os echaba de menos, cuando Naraku me dijo que solo era un cebo para atraerte y después matarte me asuste aun más, pero entonces... ¡Ah!

Los brazos de Inuyasha la rodearon y la obligaron acostarse sobre su pecho. Kagome se dejo llevar mansamente.

-Perdóname, no quería dejarte, es solo que...

-Inuyasha, deja el tema. Me duele pensar en eso.

Él la aparto de su cuerpo y Kagome entendió que lo había ofendido, pero no estaba dispuesta a dejar que siguiese tratando de hacerle creer un montón de mentiras. Estaba claro que él había salvado a Kikyô y se había percatado de que ella también estaba en peligro. Inuyasha había echo su elección y ella la aceptó aquella mañana en la que despertó sola en la mansión de su peor enemigo.

Una garra atrapo su mano y se vio impulsada contra el rostro del hanyou, que la miraba decidido.

-Inuyasha, ¿qu...? ¡Mmmm!

La boca de Inuyasha atrapo la suya rápidamente, sin darle tiempo a formular su pregunta. No fue un beso brusco, sino uno suave e indeciso.

Pero Kagome no lo sentía. Enseguida, una imagen se superpuso a la de Inuyasha. Ojos carmesíes en lugar de dorados, cabellos oscuros como una noche sin estrellas en lugar de plateados.

"Naraku..."

La miko cerró los ojos y respondió al beso.

Cuando Inuyasha rompió el beso, ella lo miro y se sobresalto. Bajo de un salto del árbol y echo a correr hacía la aldea, mientras un confundido Inuyasha pensaba en voz alta.

-Mierda, ¿por que la habré besado? Ahora pensará que la quiero...

Pero la chica no pensaba nada de eso. Su cabeza esta llena de otras ideas, mientras avanzaba a toda velocidad hacía el pozo devora huesos, con la intención de aclarar sus pensamientos al otro lado de el, junto a su familia.

Antes de saltar a su interior, un ultimo pensamiento cruzo rápidamente su mente: "¿Por que no dejo de pensar en ese maldito demonio?" Y se interno en la oscuridad sin fondo del pozo, atravesando las barreras del tiempo y el espacio, para llegar a su casa.

Lo que ninguno de los dos sabía, era que un saimsoyô había presenciado toda la escena.

Y kilómetros más allá de la aldea de Kaede, Naraku hervía de furia.

De un zarpazo destrozo el insecto alado que hacía de conexión con el que había estado espiando a Inuyasha y Kagome.

-¡Maldita mocosa!

Se sentía traicionado, sentía furia, odio, ganas de matar y...¿celos? ¡No, aquello si que no!

La ira en su interior crecía y crecía. Aquella estúpida niñata le había echo lo mismo por lo que cincuenta años atrás había matado a Kikyô. Marcharse de su lado para ir a los brazos de ese despreciable hanyou, al que amaba.

La cicatriz en forma de araña de la espalda del demonio hervía. Definitivamente, sus emociones humanas habían regresado. Y ahora que tenía la Shikon no Tama completa ese era un lujo que no podía permitirse.

Menos mal que sabía perfectamente como eliminar esas emociones...

Simplemente, Kagome debía morir.

Silencio (Naraku x Kagome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora