18

167 19 3
                                        

Capítulo XVIII

Solo queda la noche en mi interior y este frío de amor.

-No me lo puedo creer- exclamo Kagome por quinta vez- ¡Para ya! ¡Bájame el suelo! ¡No soy una inválida!

-Feh, cállate, deberías darme las gracias, no es bueno que te sobre esfuerces.

La gente que circulaba por la calle se los quedaba mirando mientras un chico extraño con gorra iba nadando con una chica a sus espaldas. El chico en cuestión llevaba además un kimono rarísimo de color rojo y el pelo y los ojos eran anormales.

Kagome iba completamente avergonzada. En mala hora se le había ocurrido comentarle a Inuyasha que pensaba ir a su casa para hacerse una ecografía en el Hospital y ver como iba su bebe. Por que este se había auto impuesto el deber de acompañarla. Al principio, le alegre la atención que el hanyou le dedicaba… Peor poco después, cuando comenzó a prohibirle prácticamente hasta respirar para no cansarse cambio de parecer.

Y el hecho de que ahora la llevase sobre su espalda por plena calle principal de Tokio ante la mirada incrédula de los viandantes no ayudaba a mejorar su ánimo.

-Inuyasha, camina no es hacer mucho esfuerzo, déjame andar un ratito, anda.

-Que no.

-Muy bien, situaciones desesperadas, medidas desesperadas.-salto un poco, separándose ligeramente del peliplateado- ¡Al suelo!

PLAAAFFF

La chica se aterrizó con soltura en el suelo y, con una sonrisa de total felicidad, comenzó a caminar rumbo al Hospital, seguida de un furibundo Inuyasha momentos después.

-Kagome, eres una desagradecida.

-No, Inuyasha, es que tú todo te lo tomas demasiado en serio. Estoy embarazada, no invalida ni enferma.

-Esta bien, si luego te fatigas a mi no me mires.

Siguieron caminando en silencio, disfrutando del suave sol que empalidecía el ambiente y los relajaba. Mientras caminaban tranquilamente, sin prisas, Kagome recordó lo que había ocurrido precisamente aquel amanecer…

Flash atrás

Abró los ojos con pesadez, sintiendo junto a ella la calidez de otro cuerpo. Alzo la vista y se encontró con los ojos carmesíes de Naraku.

-Buenos Días.

-Hola. Se hace raro despertarme con otra persona.

-Si, a mi también me pasa- le había dicho él- pero si esa otra persona eres tú, entonces todo esta bien.

Él se levantó y comenzó a vestirse, dejando algo extrañada a Kagome.

-¿Y ahora, que pasará con nosotros?

-Tenía pensado.-Repuso Naraku- Llevarte a mi palacio y vivir allí juntos, pero me temo que tendrás que quedarte algo más de tiempo con Inuyasha, tengo que ocuparme de algo.

-Como mar…

-No tiene nada que ver con tus amigos- se acero y le dio un beso apasionado- Volveré por ti y nuestro bebe cuando termine. ¿Me esperarás?

Silencio (Naraku x Kagome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora