Capítulo XIV

Como quema este dolor del silencio, que llena cada espacio en mí.

Cuerpo, como duelo este silencio de amor.

-Mar Maldita...Mar Maldita...

Inuyasha caminaba de un lado a otro muy preocupado. Hacia relativamente escasos segundos que habían perdido todo rastro del castillo de Sesshômaru. Había sido de golpe y sopetón y no habían tenido más remedio que parar en el mismo lugar donde había sucedido, para evitar desencaminarse. Naraku se encontraba meditando sentado en una roca y de Kôga no había ni rastro. La situación era frustrante.

-¡No puede haber desaparecido así como así, leches!

-No creo que lo haya echo, supongo que han tendido una barrera espiritual...

-Si, ya lo suponías, Naraku. ¿Pero por que puñetas la han tendido ahora y no antes? Además, ¡Se supone que el desgraciado de Sesshômaru quiere que lo encontremos!

-Tal vez...

-¡Ey, chucho apestosos, ser inmundo!

Kôga saltó desde la parte trasera de un árbol y se encontró frente a ellos.

-Lo aldeanos de por aquí dicen que una "curandera" youkai paso hace poco en dirección noroeste.

-¿Una curandera demonio? ¿Para que necesitan los demonios curandera si se curan solos?

-No es más que una forma de llamarla, son expertas en magia negra y anatomía. Digamos que también se ocupan de matar a niños en el vientre materno, Inuyasha.

-¡¿Y tú estás tan tranquilo?! ¡Maldita sea como le haga daño a Kagome...!

Naraku se levantó con una mirada indescifrable en el rostro y muchas ganas de matar a todos los allí presentes. ¿Es que eran idiotas? No tenía ninguna intención de hacerle daño a Kagome, lo que pretendía Sesshômaru era matar a su hijo.

Comenzó a caminar y al poco estaba corriendo a gran velocidad.

Inuyasha y Kôga quedaron petrificados, pero no tardaron nada en seguirle. Tras unos minutos, Naraku frenó un poco la marcha y pudo darle alcancé.

-¿Se puede saber a hecho vas si hemos perdido el rastro?

-No lo necesitamos, es en dirección noroeste, ¿no? Puede que tardemos más en encontrar, pero es mejor que nada.

-Si, es mejor que no hacer nada...

Había sentido su presencia poco antes de que llegara, pero la había detectado de todos los modos.

No era una energía demoníaca habitual, sino totalmente distinta. Tenía cierto punto de aire místico. Podría haber sido usado para hacer el bien, pero esta claro que esa no es precisamente la intención de la youkai recién llegada.

Sabía que estaba en alguna parte del castillo, aunque no lograba precisar en cual. De cierto modo, le inquietaba.

De todas formas, era inútil. Según lo que le había dicho Sesshômaru antes de intentar contra la vida de su bebe, por la noche la youkai haría su "trabajo" con ella.

Silencio (Naraku x Kagome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora