Doce

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Eunchae regresó a casa junto a su padre después de su largo viaje. No podía evitar sentir cierta tristeza al darse cuenta de que no había ido a recibirle al aeropuerto, sin embargo esa actitud distante no era algo nuevo para ella. El siempre había sido así, más preocupado por otras cosas que por el bienestar emocional de su hija.

Se sentaron a la mesa para cenar, y su padre rompió el silencio con una pregunta rutinaria.

—¿Cómo te fue en tu viaje? ¿Conociste a mucha gente interesante?

La chica suspiró ligeramente, sabiendo que la conversación giraría una vez más en torno a sus estudios y logros académicos, algo que siempre parecía ser lo más importante.

—Fue bien, papá. Conocí a algunas personas y tuve la oportunidad de explorar nuevos lugares. Pero, sabes, también hubo momentos en los que simplemente disfruté del tiempo libre y me relajé.

—Eso está bien, pero no olvides que tus estudios son lo más importante. Necesitas enfocarte en tus logros académicos si quieres tener un futuro exitoso.

Eunchae asintió, acostumbrada a escuchar esas palabras una y otra vez. A pesar de su joven edad, su padre siempre le había inculcado la importancia de destacarse en cuanto a lo académico.

—Sí, entiendo. Haré todo lo posible por mantenerme al día con mis estudios.

La conversación continuó de esa manera, con temas relacionados principalmente a su rendimiento escolar. A pesar de los esfuerzos de la menor por tratar de acercarse a el en otros aspectos de su vida, siempre parecía terminar en un punto muerto. La frialdad y la falta de conexión emocional eran una constante en su relación.

A medida que la cena llegaba a su fin, La pelinegra se dio cuenta de que, una vez más, su padre no mostraba interés genuino por su bienestar emocional. Aunque esto le dolía en lo más profundo de su corazón, había aprendido a aceptarlo con el tiempo.

Eunchae sintió cómo la tensión en la habitación aumentaba gradualmente mientras su padre continuaba hablando. La llamada del profesor de matemáticas solo parecían empeorar las cosas.

—Tu profesor de matemáticas me llamó hoy. Parece que tus calificaciones han disminuido últimamente. ¿Qué ha pasado? Antes eras impecable en tus estudios. ¿Estás distraída por esas clases de guitarra que te inscribiste?—parecía molesto.

Levantó la mirada, sintiendo cómo la frustración comenzaba a apoderarse de ella.—Papá, las clases de guitarra son importantes para mí. Me ayudan a relajarme, no creo que eso me afecte.

—No estoy convencido. Deberías estar enfocada en tus estudios, no en esas tonterías. Necesitas tener claras tus prioridades, Eunchae. No puedo permitir que descuides tu futuro.

La discusión se intensificó a medida que ambos expresaban sus puntos de vista. La menor luchaba por hacerle entender que tenía intereses y pasiones fuera de los estudios, que quería explorar otras facetas de su personalidad. Sin embargo, su padre parecía incapaz de comprenderlo.

—Entiendo que te preocupas por mi futuro, pero también necesito tiempo y espacio para desarrollarme como persona. Necesito equilibrio en mi vida.

—No quiero que desperdicies tu potencial. Debes enfocarte en lo que realmente importa. ¿Acaso crees que esas clases de guitarra te llevarán a algún lado? Deja de perder el tiempo.—Espetó molesto.

Eunchae se sintió frustrada y herida por esas palabras. A pesar de sus intentos por comunicarse y expresar sus sentimientos, parecía que siempre chocaban. El deseo de su padre de controlar su vida y sus decisiones la ahogaba, impidiéndole ser quien realmente quería ser.

Unbreakable | PurinzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora