A medida que los días pasaban, mi tiempo se acortaba y los momentos se volvían más preciados. Eunchae y Kazuha estuvieron a mi lado, brindándome amor, apoyo y felicidad en cada instante que compartimos juntas. A pesar de la tristeza que nos envolvía, encontramos formas de reír, de abrazarnos y de hacer que cada día fuera especial.
Pasamos horas recordando anécdotas del pasado, compartiendo nuestras esperanzas y simplemente disfrutando de la compañía mutua. Sentía una profunda gratitud por tener a estas dos personas tan maravillosas en mi vida, dispuestas a enfrentar la realidad dolorosa y a encontrar la alegría en los momentos más difíciles.
Esas dos se esforzaron por hacerme sentir cómoda y feliz en todo momento. Prepararon mis comidas favoritas, me leyeron libros, e incluso me ayudaron a seguir pintando, permitiéndome expresar mi creatividad y encontrar consuelo en el arte. Cada gesto, cada palabra de amor y cariño, resonaba en mi corazón, recordándome que mi existencia había dejado una huella en sus vidas y que mi legado viviría en ellas.
Sin embargo, en un instante inesperado, a las 2:31 de la madrugada, todo llegó a su fin. El médico y las enfermeras corrieron frenéticamente por la habitación, tratando de estabilizar mi frágil cuerpo. Eunchae y Kazuha, desesperadas, me miraban con ojos llenos de angustia y aferrándose a la esperanza de que todo saldría bien.
Mi tiempo en este mundo se acortaba, pude sentir cómo todo a mi alrededor adquiría una dimensión más intensa y vibrante. El tintineo de los aparatos médicos parecía ser más agudo, los murmullos del personal del hospital se convertían en susurros cargados de preocupación, y el aire se volvía más denso, como si contuviera el peso de la tristeza y la despedida.
Eunchae y Kazuha se aferraban a mi mano, transmitiéndome una calidez reconfortante mientras luchaban por contener las lágrimas. Sus rostros estaban marcados por la angustia y el deseo desesperado de mantenerme aquí, a su lado. Sentí el amor en cada uno de sus apretones y, a pesar del dolor que los embargaba, también pude percibir una fuerza, la misma fuerza que me habían transmitido a lo largo de mi enfermedad.
Los sonidos y olores del hospital se entrelazaban en mi mente mientras luchaba por mantenerme consciente. El aroma a desinfectante llenaba mis sentidos, recordándome constantemente que mi existencia estaba ligada a este lugar de cuidado y curación. Escuchaba los pasos apresurados de los médicos y enfermeras, sus voces preocupadas mientras discutían los próximos pasos a seguir. Era consciente de la gravedad de mi situación y de cómo mi cuerpo se debilitaba rápidamente.
A pesar de la tensión en el ambiente, sentí una extraña serenidad interior. Me permití cerrar los ojos por un momento, permitiendo que las emociones se aquietaran y que mi mente se sumergiera en un estado de paz. Fue en ese instante en el que vislumbré la belleza efímera de la vida y la importancia de cada instante compartido.
Podía sentir el amor y el pesar de mi hermana y novia irradiando hacia mí, como un abrazo silencioso que trascendía las palabras. En sus miradas, encontré el consuelo de saber que mi existencia había dejado una marca en sus corazones, una marca que no se desvanecería con mi partida. Me sentí bendecida por haber compartido momentos de risas, lágrimas y confidencias con ellas, y su amor me envolvió hasta el último suspiro.
Aún podía percibir los débiles susurros de Eunchae y Kazuha. Sus voces resonaban en mi mente, llenas de angustia y desesperación, rogándome que no me fuera, llamándome una y otra vez. Sus palabras se desvanecían en el vacío, incapaces de alcanzar mi conciencia que se desvanecía lentamente.
Quería responderles, quería consolarlas, pero mi voz se había desvanecido, atrapada en el abismo entre la vida y la muerte. Sentía cómo mi esencia se deslizaba fuera de mi cuerpo, como si fuera un espectador flotando en el limbo. La sensación de ingravidez me envolvía, desvinculándome de los límites físicos que alguna vez me habían confinado.
Sus voces se desvanecían poco a poco, alejándose como ecos distantes. Sus palabras de amor y preocupación se fundían en un murmullo indistinguible, pero su dolor era tangible, se colaba en cada fibra de mi ser que se desvanecía. Era desgarrador escuchar su sufrimiento, sentir la impotencia de no poder consolarlas ni abrazarlas una última vez.
Mientras me deslizaba más profundamente en la vastedad del más allá, sabía que mi partida causaría un dolor indescriptible, pero también deseaba que encontraran consuelo y fuerza en los recuerdos que compartimos. A través de sus lágrimas y su dolor, esperaba que encontraran la fuerza para sanar y seguir adelante, sabiendo que siempre estaré con ellas en espíritu.
Y así, en ese último suspiro de conciencia, me desvanecí en la oscuridad, dejando atrás un legado de amor, valentía y esperanza. Aunque ya no pudiera sentir su presencia o responder a sus llamados, mi amor por Eunchae y Kazuha trascendería el tiempo y el espacio, envolviéndolas con un abrazo eterno mientras continuaban su camino en este mundo. Dejé atrás el dolor y las limitaciones físicas, permitiendo que mi espíritu se expandiera hacia un lugar de paz y liberación. Mi presencia se desvaneció en el espacio, pero mi amor y mi recuerdo perdurarán
En ese último suspiro, dejé ir todas mis preocupaciones y dolores. Mi espíritu se elevó, encontrando consuelo en la idea de que mi presencia seguiría viva en el recuerdo de quienes me amaron y en las acciones que tomarían en mi.Ya no siento dolor, ya no siento miedo, ya no siento nada.
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Unbreakable | Purinz
Fanfiction"Te quiero, te he querido desde el momento en que te vi por primera vez. He intentado amarte con todo mi ser pero sé que nunca fui suficiente para ti y eso está bien. No todos pueden amar de la misma manera." Historia original. Cualquier copia/adapt...