Capítulo 8: Oculto en la oscuridad

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Abro mis ojos al sentir la mano de Desmond moviendo mi pierna y veo sorprendida los edificios, las personas que se atraviesan sin pensar que pasan demasiados autos y algunas grandes palmeras que se roban la atención, de pronto ya no siento frío y me acomodo sobre mi asiento para disfrutar del paisaje que se encuentra afuera

—Nos quedaremos por fin en un buen hotel— escuchó a Desmond y siento como finalmente quita su mano de mi pierna. Bajamos del auto y entrar al hotel en verdad me hace sentir insegura, puedo notar inmediatamente la gente que me rodea y lo bien que va vestida, todo lo contrario a mi

—¿Estás bien?— Desmond me pregunta al notar el cambio en mi semblante y me mira directo a los ojos como si quisiera saber lo que estoy pensando

—Solo me siento un poco fuera de lugar aquí, mírame, no me comparo con ninguna de estas bonitas chicas— sonrió algo nerviosa por lo que he dicho y él toma mi mano

—Claro que no puedes compararte, tu eres mejor que cualquiera de ellas— escucharlo decir aquello me sonroja de inmediato, el parece notarlo pues ligeramente sonríe y acaricia mi rostro, lo que provoca que sienta de nuevo esa presión extraña en mi pecho

—¿Sería una suite?— veo a Desmond asentir y me distraigo al notar sobre mi la mirada de menosprecio de la mujer que se encuentra atrás de nosotros, suspiro algo molesta y es entonces que noto la ropa que usa Desmond, su porte y cómo se desenvuelve excelente en un lugar como este

—Esta es nuestra llave— tomo la tarjeta y veo como habla con una persona de servicio, me quedo parada completamente desubicada con todo lo que está a mi alrededor hasta que el regresa conmigo. Caminamos en silencio hasta un ascensor y puedo notar como me mira de reojo, pero ninguno de los dos dice nada

—Bien, esta es— mentiría si no dijese que es hermosa la habitación, parece tener de todo y sonrió por inercia, jamás había estado en un lugar como estos, pero él parece sentirse muy familiarizado con ello, lo veo tomar un par de uvas de la mesa que contiene aperitivos y buscar algo en su mochila. Giro un par de veces por el lugar emocionada y me termino dejando caer en la enorme y cómoda cama con mis brazos abiertos

—Esa es nuestra cama— lo escucho decir y me siento enseguida, él sonríe un poco y noto cómo se forma un leve hoyuelo en su mejilla

—Necesito asearme, puedes hacer lo que gustes, tardare un poco— lo veo quitarse la camisa justo enfrente de mí y giró un poco la vista intentando no ser tan obvia al mirarlo, pero él sabe perfectamente lo que provoca y no duda en usar esa arma a su favor.

Camino observando todo, realmente no encajo en absoluto aquí, creo que en este momento ya no soy la sombra de lo que un día fui. Algo melancólica me siento a comer hasta que mi estómago suplica que me detenga y es entonces que veo a Desmond de nuevo, ahora ya no trae su chaqueta y viste con una camisa que recuerdo haber visto en su mochila, no dice nada, solo toma una fresa y lo veo disfrutar de ella.

—Tenemos que salir, espero que estés lista Selene— limpio mis labios con una servilleta y lo veo tomar su cartera de la mochila

—¿Lista para qué?— tardó un poco en reaccionar y él aprovecha para acercarse a mí

—Es una sorpresa— lo escucho decir por último y estira su mano para salir de aquella habitación donde me sentía un poco más tranquila

—Iremos a buscar lo que necesitamos por el momento, escoge lo que quieras y que te haga sentir cómoda— veo aquella tienda mientras escucho lo que ha dicho Desmond cerca de mi oído, pero ahora sus palabras quedan de lado, pues es imposible no pensar en todos esos vestidos y bolsas que podría usar

—Yo la ayudare señorita— asiento a la chica delgada y bien vestida que me mira un poco incrédula y comienzo a tomar algunas cosas, de reojo veo a Desmond de vez en cuando y como no ha quitado la vista de mí en ningún momento

—Le recomiendo este— escuchó a la chica que carga ya varias prendas que he escogido y niego casi de inmediato

—Solo si esta en color azul— le digo y la veo buscar, así pasamos un par de horas por varias tiendas, Desmond no parece molesto o desesperado por la tardanza y mucho menos porque ahora tiene que cargar algunas bolsas, pero su seriedad me hace pensar muchas cosas

—Creo que ya tengo mucho más de lo que necesito, te lo agradezco, sabes que no era necesario— el asiente y toma mi mano

—Que bueno que te agrado la sorpresa, ahora necesito pasar a conseguir algo para mi a la tienda de enfrente, si puedes esperarme aquí, hablaré para que vengan por las cosas— asiento pero siento que algo extraño ocurre, el parece estar algo nervioso desde que salimos de la tienda anterior y ahora no deja de enviar mensajes por su teléfono

—Señorita, me permite— un hombre me pide las bolsas y veo a Desmond asentir, yo le agradezco al hombre y veo que aún se encuentra aquí

—No tardo, si quieres ir con David al hotel de nuevo, ahorita te alcanzo— asiento, caminó con David lentamente esperando ver que hace Desmond y en efecto, cruza hacia la tienda que me ha dicho, pero un hombre se le acerca y parece hablar con el molesto, inclusive gritando

—Señorita— David me llama, lo que me obliga a mirarlo

—Espera— le digo y regreso mi vista hacia donde se encontraba Desmond, pero ya no lo veo por ningún lado

—Tengo entendido que esperaría al señor en el hotel— le sonrió a David

—El señor no es mi jefe, lleve las cosas a la habitación, yo esperare a Desmond aquí— lo veo dudar, pero frunzo el ceño mirándolo directo a los ojos hasta que lo veo dirigirse al hotel.

Cruzo la calle prácticamente corriendo, la gente aún me mira extraño y la verdad es que en este momento lo agradezco, pues no llamó la atención de una buena manera podría decirse. Me escabullo por la tienda, hasta que reconozco su espalda y me quedo parada atrás de un maniquí esperando escuchar o ver algo que me ayude a entender que es lo que esta pasando y por que tanto misterio

—Sabía que apenas me registrara en un lugar me iba a encontrar, ahora no se cual vaya a ser su estrategia, pero ambos sabemos que me quiere muerto— escuchar aquello me hace tapar la boca con ambas manos y agacharme como si me hubiesen visto

—No debiste volver— escuchó al otro hombre decirle enojado e incluso tocarlo del hombro para hacerle ver que ha sido un error

—Se que fue un error, pero ya me canse de estar oculto en la oscuridad, no quiero esconderme más y si he de morir que así sea— me aviento hacia atrás al pensar que eso que ha dicho Desmond llegue a suceder y tumbó un maniquí, el sonido hace que todos giren su vista hacia mí y volteo de inmediato hacia Desmond, quien me mira profundamente enojado.

Enamorada de su infierno, América Vázquez🎭

Amor en la Oscuridad | Michele Morrone (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora