Capítulo 16: Secretos

37 2 0
                                    

Escuchar aquellas palabras de Desmond destruyen todos aquellos fantasmas y miedos que me abrumaban al pensar que yo no era suficiente para él, o que él no me amaba con la misma intensidad con la que yo lo amo, pero ya la oscuridad se desvanece nuevamente de nosotros al menos en este preciso momento y disfruto de todo el sin siquiera pensar en el mañana, porque en este instante somos solo él y yo y eso me basta para tener la fuerza necesaria para enfrentar cualquier cosa que llegue a venir a nuestras vidas.

—Se que si muriera en este instante y fuese al paraíso este lucirá exactamente como tú en este momento—niego mientras intento evitar sonrojarme, no se como logra hacerme sentir todo esto

—Creo que ya estás muy cansado mi amor— acaricio su rostro mientras él me mira sin ningún disimulo

—Te amo— beso sus labios al escucharlo y sus manos me sujetan con fuerza acercándome más a su cuerpo tibio y desnudo

—Sabes, me aterra que algo suceda— me sincero y me acomodo mejor sobre su cuerpo, él me mira algo confundido y suspiro

—Tengo miedo de que algo te suceda, esto parece ser tan perfecto que me asusta que no sea real, que no sea más que un deseo enterrado en lo más profundo de mi mente y solo esten jugando mis pensamientos conmigo

Me gira tan rápido que me provoca sonreír y coloca su dedo sobre mis labios haciéndome callar

—No te puedo jurar que viviremos para siempre, pero te juro que inclusive en la muerte o en mil vidas que podamos llegar a tener, te buscare hasta encontrarte y no podrás alejarte nunca de mi, no lo permitiré Selene porque eres mía y yo soy completamente tuyo, estamos destinados a ser y eso lo supe desde que te mire a los ojos— limpia las lágrimas de mi rostro y baja por mi cuerpo lentamente

—Así que ahora te volveré adicta a mi, para que ya nunca puedas huir de mí vida cariño— y es así como cierro mis ojos dejándome devorar por él...

Despierto apenas siento una tenue luz del sol, pero no puedo mover ni un centímetro de mi cuerpo, pues Desmond me envuelve casi por completo inclusive sofocándome de cierta manera, pues dormido su peso es aún mayor

—Por favor dime que aun no quieres despertar de este sueño— lo escucho susurrar y me muevo como puedo hasta quedar a centímetros de su rostro

—No quiero, deseo quedarme así contigo todo el tiempo— besa mis labios y aprieta mi nalga pegándome mas hacia él

—Quiero, no, deseo hacerte el amor de nuevo— me acomodo sobre él apenas salen aquellas suplicantes palabras de sus labios y acaricia mis pechos mientras mi espalda se arquea hacia atrás

—Tus deseos son los míos— me muevo frenéticamente sobre él, gemidos comienzan a salir de mis labios y mi corazón a retumbar así como todo mi cuerpo...

Caigo rendida sobre él y nuestras respiraciones chocan contra la del otro, no puedo creer que todo mi cuerpo se encuentra adolorido, no nos hemos detenido más que unos segundos para recuperar algo de aliento y se que más de una persona en esta casa han escuchado mis gritos de placer.

—Espero que esos pensamientos sean sobre mí— lo escucho y sonrío de lado pasando mis dedos sobre su torso desnudo

—No todo es sobre ti— toma mi mano provocando que lo mire y me sonríe seductoramente

—Entonces creo que no he sido realmente complaciente— cierro sus labios con un beso y me subo de nuevo encima de él

—Realmente lo has sido, puedes preguntarle a cualquier persona que esté afuera, pues todos me han escuchado gritar desde ayer— ambos sonreímos y acaricia mi rostro provocándome cerrar los ojos y suspirar profundamente

—Soy verdaderamente feliz a tu lado, me has hechizado Desmond— abro mis ojos fijando mi vista en la de él

—Y creo que estoy lista para responder a lo que me has dicho hace algunas horas— sonrió por debajo, pues se que hemos estado en esto más tiempo del que podría adivinar justo ahora

—Soy tuya y eres mío, solo mío Desmond, pero más allá del término de propiedad, te has adherido por completo y para siempre a mi alma, cuerpo y espíritu y ambos sabemos que ya hemos avanzado mucho en esta conexión que hemos creado, me será imposible dejarte en esta y en cualquier otra vida o realidad en que existamos, porque te buscaré siempre— siento una traicionera lágrima resbalar por mi mejilla pero él la limpia casi enseguida mientras besa mis labios

—Cásate conmigo Selene— abro mis ojos en ese instante y sonrió incrédula y nerviosa, no puede estar hablando enserio

—Se mi esposa Selene— susurra acercándose hasta tocar mi frente con la suya y acaricia mi nariz, una electricidad recorre mi cuerpo y mi corazón comienza a latir a toda prisa, el momento que había esperado toda mi vida se ha hecho realidad

—Sí— grito con fuerza y me aviento sobre él

—Por un momento pensé que dirías que no — lo veo suspirar y estirarse para sacar algo de su buró, veo la pequeña caja negra y se levanta dejándome anonadada sobre la cama, veo su cuerpo desnudo a detalle y se inclina delante de mí, no puedo creer que lo esté haciendo

—Quédate conmigo toda la vida— me levanto ignorando el hecho de que ambos estamos completamente desnudos y extiendo mi mano hacia él

—Siempre Desmond— acomoda aquel anillo hermoso en mi mano y lloro de la emoción en sus brazos...

Narra Desmond

La veo ponerse ese vestido amarillo que resalta el hermoso brillo de su piel, no puedo creer que todo haya cambiado así, hace unos meses la idea de morir rondaba mi mente todo el tiempo, pero ahora solo espero vivir a su lado por siempre.

—Selene, tengo que ir a hablar con Ramses, ya estoy cansado de seguir sus órdenes, tenemos que irnos del país de ser necesario y alejarnos de una vez de toda esta mierda— veo la preocupación en su rostro, mentiría si dijera que yo no lo estoy, pero esto debe de terminar ahora

—Ten cuidado por favor amor y si él no quiere planearemos algo para huir o escapar de aquí, pero mantén la cabeza fría por favor— asiento y me acerco a ella dejando un beso en su frente

—No tardó— besa mis labios y acaricio su rostro, extrañamente aquel gesto me estruja el corazón, pero terminó ignorando aquel presentimiento

Bajo rápido, acomodo el arma en mi espalda, levanto mi pierna para aventar la puerta cuando una voz familiar resona del otro lado

—Entiéndeme, yo solo quería que el legado perdurará— grita Dorian furioso, me acerco más a la puerta tratando de escuchar todo

—Claro que si, solo intentabas usar a mis hijos desgraciado, no me engañas a mi Dorian, tú querías quitarlos del camino para quedarte con todo maldito parasito, pero no te esperabas que yo hubiera fingido mi muerte y estuviera oculto en las sombras mirando todos sus movimientos, al diablo no lo puedes engañar— giro mis ojos y tomo la perilla

—Aquí no soy el único monstruo Ramses, tu eres un maldito, que no se te olvide que se en donde tienes a tu esposa trabajando— mi corazón se detiene, mi cabeza quiere estallar y suelto aquella perilla

—La verdad se encuentra enterrada en el maldito infierno Dorian y el único que la puede sacar de ahí es el mismísimo diablo y ese no eres tu, soy yo— rompo la puerta con mi pierna viendo a Ramses con un arma en sus manos y todo se vuelve oscuro... 


Enamorada de su infierno, América Vázquez

Amor en la Oscuridad | Michele Morrone (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora