Capítulo 15: Intrusos

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Las palabras de Aarón revolotean en mis pensamientos mientras subo nuevamente los escalones, suspiró pesadamente antes de girar la perilla de la habitación, pero para mi sorpresa Desmond no se encuentra, veo mi celular esperando que haya algún mensaje pero ni siquiera hay señal, lo que me provoca un sentimiento amargo.

Después de un rato de dar vueltas me decido y cambio mi ropa por una más cómoda, echo algunas de las cosas más importantes que traemos en mi bolso y me siento esperando a que Desmond entre, la angustia se incrementa conforme pasan los minutos y no tengo noticias de él, me comienzo a hiperventilar y me levanto abruptamente hasta tomar la perilla en mis manos, dudo por unos segundos y cuando me decido a abrir la puerta escuchó detonaciones de fuego muy cerca, casi al instante me aviento al suelo asustada y me arrastró mientras escucho voces y gritos afuera

—¡Demonios! ¡demonios!— me detengo en una esquina de la habitación y tapo mis oídos al escuchar las detonaciones aún más fuertes y constantes

—Desmond, Desmond— susurro su nombre mientras me abrazo a mi misma cuando la puerta es abierta de un golpe, veo su figura del otro lado y me levanta del suelo sin pensarlo dos veces hasta encontrarme enrollada en sus brazos

—Entraron a la mansión, la seguridad debe detenerlos, pero debo ponerte en un lugar a salvo de todas formas—apenas comprendo sus palabras, lo único que hago es mirarlo a los ojos y asentir a todo lo que dice, estar junto a él provoca que el miedo se esfume, pero todo cambia de nuevo cuando nos juntamos abajo y se encuentran ahí Dorian, Aarón y Ramsés

—Al parecer a uno o algunos de los socios no les gusto tu llegada papá— Aarón dice irónicamente y Ramsés recarga el arma que trae en sus manos, James hace lo mismo y observo a Desmond que ya trae la suya en su mano derecha, de pronto el silencio es ensordecedor y comprendo que la guerra apenas ha comenzado, respiro profundamente y veo a Desmond intentando concentrarme solo en él

—Necesito que te quedes aquí, James no dejará que te pase nada, yo tengo que ir allá afuera— besa mis labios apenas en un roce, pero no permito que se vaya, así que sujetó su mano impidiéndolo

—Quédate conmigo— le suplicó, vemos a Ramsés y Aarón irse

—Tengo que ir Selene, James te mantendrá a salvo hasta que yo vuelva—

—Promételo— espeto asustada

—Te lo prometo cariño, nada impedirá que vuelva a ti—beso sus labios y él me sujeta con fuerza, pero ese presentimiento de que algo malo pueda pasarle me sofoca en silencio, así que me aferro a él de igual manera, no podría asegurar cuánto tiempo duramos así, pero cuando se separa de mí y sonríe mientras me mira directo a los ojos un dolor agudo parece enterrarse en mi pecho

—Te amo— susurra y antes de que le responda lo veo irse directo hacia el lago de sangre que se encuentra afuera, mi corazón palpita con fuerza así que empiezo a rezar por Desmond, por nosotros, por su familia, intento estar tranquila cuando escucho una voz aguda y siento aquella mano pequeña sobre mi rodilla

—Quiero ir a jugar afuera, ¿quieres acompañarme?— veo los pequeños ojos café oscuro y sonrió lo mejor que puedo

—Tu papá es Aarón ¿cierto?— él sonríe y se acerca aún más a mí

—Sí, mi padre prometió que jugaríamos— asiento y veo a James, pero este no quita ni un segundo la vista de la puerta

—Afuera están trabajando en estos momentos, sería imposible jugar allá, pero podemos platicar un momento, cuéntame lo que quieras— limpio mis lágrimas y lo veo hacer una mueca pensativo

—Esos sonidos se han escuchado otras veces, que bueno que ahora tú estás aquí conmigo, siempre me tengo que quedar solo— suspiro amargamente, no puedo imaginar lo que ha tenido que ver y escuchar este niño a tan corta edad

Amor en la Oscuridad | Michele Morrone (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora