Capítulo 14: Ramsés

25 2 0
                                    

Mi respiración se acorta, mi cuerpo se paraliza durante varios segundos y el ambiente se convierte en uno completamente oscuro y helado, me es imposible apartar la vista de aquellos ojos negros y brillosos que me miran fijamente

—Es un gusto verlos a todos aquí reunidos después de años— su voz provoca que la sensación de asombro abandoné mi cuerpo y mi sangre hierve como hace tiempo, levanto mi mano y apunto mi arma hacia el espacio entre sus cejas, el ambiente permanece completamente igual, no hay siquiera un susurró, solo miedo en todos los presentes

—Hijo, no esperaba esa bienvenida de tu parte nuevamente — su asquerosa voz retumba en mi cabeza y sonrió al saber que aquí debe de terminar todo

—Esto no es una bienvenida Ramsés, es una despedida— escupo aquello con coraje, lo sigo con mi pistola mientras camina y quita a Aarón de su asiento sin siquiera decir absolutamente nada; lo que me hace ver a mi hermano con decepción y rabia.

Todos toman asiento nuevamente y miran expectantes cualquier movimiento mío o de él, yo solo me concentro en su cabeza mientras él me mira sonriente y al parecer satisfecho

—Es mejor que bajes esa pistola Desmond, ya has comprobado que tienes lo necesario para hacerte cargo de esta organización y ser el líder de estos imbéciles, pero ahora que he llegado y veo a todos mis amigos y lo más importante, a mis amados hijos, creo que es evidente que quien manda aquí de nuevo soy yo— veo su semblante cambiar y a Aarón aún incrédulo de ver que se encuentra vivo, inclusive yo, no me explico cómo es que lo está si yo mismo lo vi morir

—Yo no me quedaré aquí, no soy ni seré parte de esto— vuelvo a recalcar lo que he dicho desde el principio y se abre la puerta nuevamente, mi vista rápidamente se clava en aquellos ojos azules y mi arma comienza a temblar sobre mi mano

—Creo que has escogido a una muy hermosa nuera Desmond— tragó saliva al ver a Selene ser escoltada por unos hombres y mirar con pánico a todos los presentes

—¿Crees que ella me importa? ¿en realidad crees que ella evitará que jale del maldito gatillo y te vuele la cabeza en este instante?— miento mientras siento mi boca amargarse, ni siquiera miró a Selene o sería capaz de delatarme

—No lo sé hijo, pero podemos comprobarlo ahora mismo— sonríe y se levanta abriendo los brazos, mi mano comienza a pesar muchísimo y mi corazón a latir a un ritmo inigualable, el sudor comienza a resbalar por mi frente y veo a Selene mirarme como si supiera que es la última vez que lo hará

—Tira del gatillo Desmond, hazlo— escucharla decir aquello provoca que mi corazón se estruja, veo a Ramsés completamente maravillado por lo que acaba de decir mientras comienza a aplaudir sonoramente provocando el asombro de la mayoría de los presentes

—Sin duda escogiste bien hijo, será mi nuera consentida — bajo finalmente el arma y Selene camina hacia mi sin titubear en cada paso, toma mi mano y se acomoda en un lado de mi pecho mirando a quien fue mi padre

—Sabía que tomarías la decisión correcta, la verdad es que todo esto me ha resultado muy divertido, ya tomé mis vacaciones y veo con orgullo que mis hijos se han convertido en hombres finalmente, ahora sí no les importa, quisiera dar por terminada está grata reunión, quiero pasar el resto del día con mi familia — veo a Dorián igual de asombrado como lo está mi hermano y el temor que los invade al estar Ramsés sentado con nosotros.

Inmediatamente los miembros se retiran no sin antes despedirse de Ramsés y presentarle todo su respeto, yo los observó a cada uno como las asquerosas ratas que son y con el desprecio que se merecen

—Vamos Desmond y querida Selene tomen asiento— aprieto los dientes y sujeto a Selene firmemente, la miro a los ojos para que comprenda que se encuentra a salvó y que no dejaré que le hagan daño mientras coloco mi arma sobre la mesa enfrente de mí

Amor en la Oscuridad | Michele Morrone (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora