Capítulo 5: ¿Por qué no te vas?

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—Selene— me llama y sonrió al darme cuenta que no me ha soltado, puedo sentir mi corazón latir a toda velocidad

—Estoy bien— lo veo asentir y corremos detrás de unos botes de basura, hay algunas personas tiradas en la calle pero parecen estar en otro mundo muy alejado de este, por ello Desmond no parece siquiera tomarlos en cuenta

—Tenemos que bajar por la siguiente calle, allá está mi automóvil— damos vuelta y escucho como Desmond se voltea rápidamente, 3 disparos se escuchan, caigo al suelo al ser empujada y me sofoco al sentir su peso sobre mi cuerpo, después de eso no hay más que silencio y ni un solo movimiento por parte de ambos, en ese instante yo solo puedo ver sus ojos brillando con la poca luz que se encuentra en toda esta oscuridad

—¿Estás bien?— lo escucho decir y se levanta de encima de mi, nos orillamos hacia la pared y lo veo checar a todas partes, parece que ya no hay nadie, aunque yo en estos instantes solo pienso en que me ha cubierto con su cuerpo sin importarle su vida

—¡Estás sangrando!— grito asustada al observar su cuerpo y lo veo darle un vistazo a su brazo

—Eso no es nada, ahora corre y no te detengas hasta que te subas al auto negro— me señala con su dedo cuál es y corremos hacia allá, el sube primero y apenas entró lo miro con preocupación

—Está saliendo mucha sangre de tu brazo— me da un vistazo con semblante molesto y arranca el automóvil a gran velocidad.

Pasamos por muchas casas antes de llegar a la carretera, me abrazo a mi misma de nuevo al sentir el aire frío de afuera colándose y veo como el sube la ventana que llevaba abierta

—La calefacción no funciona, toma mi chaqueta— lo veo quitársela y hacer un gesto de dolor al sacar la manga de su brazo herido

—Desmond está llena de sangre, necesitas que te revisen— niega de inmediato

—No es nada, solo necesito algo de alcohol— golpeó la puerta molesta y preocupada, pero no puedo hacer nada y prefiero girar mi vista hacia afuera

—Ahí hay una tienda, ¿quieres algo de comida?, necesito cargar gasolina— pienso en negar al principio, pero se que está podría ser la única oportunidad

—Sí, muero de hambre— se detiene y me da más dinero en efectivo del que he visto en toda mi vida, lo miro extrañada por unos segundos pero reaccionó de nuevo al escucharlo

—Compra lo que quieras y que sea suficiente— me bajo del auto y apenas entró se fija sobre mí la mirada del chico encargado de la caja, tomo una bolsa de tela y comienzo a meter lo necesario para curar su herida, algo de comida, ropa y lo que veo que pueda ser de utilidad

—¿Sería todo?— asiento pero observo como me sigue mirando y aprovecho para echar un vistazo hacia afuera

—¿Se encuentra bien?— su pregunta me sobresalta y veo como señala la chaqueta y me percato de la sangre que se encuentra aún húmeda sobre el brazo

—Sí, solo cóbreme—

—Serían 245— le entrego el dinero y no espero la feria, salgo casi corriendo de ahí y el viento helado parece querer detenerme, veo a Desmond parado afuera del auto y fumando otro cigarrillo mientras mueve su pierna ansiosamente

—Pensé que ya no volverías— lo escucho decir y arroja su cigarrillo a unos metros de la bomba de gasolina

—Es peligroso fumar aquí — le digo y me abre la puerta del carro

—No temo morir, así que si no te quedarás aquí entra al auto— me subo acomodando lo que he comprado y lo veo sujetar el volante con fuerza

—¿Por qué no te vas?— volteo a mirarlo y está vez me mira de nuevo a los ojos

—Porque no tengo a dónde ir, me siento segura contigo— comienza a reír y veo por primera vez esa sonrisa que parece no estar presente en su rostro nunca

—No sabes el error que estás cometiendo — me doy cuenta que batalla al hablar y se encuentra sudando, intento acercarme pero me mira con esa mirada intimidante para que no lo haga

—Creo que estás mal— le digo y se recarga en el asiento soltando el volante

—No es nada, seguramente la maldita bala se quedó atorada en el brazo—

—Entonces no puedes conducir así, cámbiame el lugar— lo veo sonreír de nuevo y me bajo del auto, corro hasta el otro lado y lo veo salir, pero lo tomo del brazo a pesar de que intenta evitarlo

—A unos kilómetros de aquí comienzan a haber moteles de paso, hay que ir a uno por mientras— lo acomodo en el asiento y veo como escurre la sangre de su brazo

Conduzco en silencio mientras lo veo cerrar y abrir los ojos, el aire helado se cuela hasta mis huesos y puedo notar como él comienza a sentirlo de igual manera

—Desmond te daré la chaqueta que me prestaste, necesito que no digas nada e intenta apoyarte en mí al entrar al motel— detengo el auto y lo ayudo a salir, solo tomo la mochila que me ha encargado no soltar y meto lo que he comprado...

—¿Solo una noche?— asiento al hombre que me da la llave de la habitación 17 y veo como se le queda mirando a Desmond, quien solo lo mira de una manera amenazante

—Gracias— me doy la vuelta con él y siento su mano en mi cintura, lo que me provoca cierto nerviosismo

—Ahora necesito curar esa herida— lo veo sentarse en la única silla que hay y me mira fijamente

—No necesito que me ayudes— volteo los ojos y me acerco sin su consentimiento, lo que parece desconcertarlo

Comienzo a quitarle la chaqueta y el desabrocha su camisa, me mira en todo momento y es inevitable no sentir mi rostro caliente, él lo hace tan difícil. Finalmente lo veo sin camisa y noto algunas de las cicatrices en su cuerpo, después de todo no solo yo tengo un pasado oscuro.

Sacó la bala con mis dedos y me sorprende que solo le haya dado un trago a su botella de alcohol para soportar el dolor, suturó la herida como puedo y rocío más alcohol sobre esta viendo en su rostro dolor, sin embargo, lo que más me preocupa es que no deja de sudar y está ardiendo en calentura. Finalmente termino de limpiar la sangre seca en su brazo y le doy una botella de agua para que se hidrate, pero apenas la ve niega e intenta levantarse para alejarse de mí

—Tienes calentura, no puedes estar moviéndote, ahora toma un poco de agua y estás pastillas te caerán bien— toma finalmente la botella y bebe prácticamente todo el líquido para pasar el medicamento, me acerco más a él para tocar su frente

—No te vayas a aprovechar de mí — susurra y me percató que una de mis manos se encuentra sujetando su pierna, me sonrojo de inmediato y lo veo sonreír, pero está vez de una manera tierna

—Luces muy bonita— sonrió y lo veo cerrar sus ojos quedando completamente vulnerable ante mi...

Acomodo lo que puedo en la habitación y lo tocó de la frente en ratos hasta que me doy cuenta qué la temperatura está bajando, suspiro aliviada y me quedo unos minutos observándolo, no sé qué ha pasado en su vida, pero debe haber pasado por cosas terribles para ser como es ahora, me acerco un poco para despertarlo y pasarlo a la cama, pero lo dudo tanto que el abre los ojos

—¿Qué haces?— lo escucho y por inercia me hago hacia atrás

—Necesitas descansar, es mejor que te acuestes en la cama — niega casi enseguida, pero está vez lo tomo del brazo y lo obligó a levantarse

—Vamos— se levanta y le echa un vistazo a su herida, lo ayudó a acomodarse sobre la cama y no deja de mirarme

—¿Dónde dormirás tú? — pregunta cuando me ve alejarme

—Estaré bien en la silla— intenta levantarse pero me acerco a él para evitarlo

—Tranquilo, descansa— me doy la vuelta pero sujeta mi mano impidiendo que me aleje más

—Duerme conmigo— susurra y acaricia mi mano con delicadeza y justo en ese instante mi mundo se tambalea...

Enamorada de su infierno, América Vázquez 🎭

Amor en la Oscuridad | Michele Morrone (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora