Capítulo 7: Toma mi mano

104 25 1
                                    

—Quiero escuchar más de ti Desmond— él asiente incrédulo y fija de nuevo su mirada en la carretera

—Puedo decir que soy un maldito asesino y he traficado todo tipo de drogas Selene— sonríe

—¿Crees aun que soy ese príncipe azul que te ha rescatado?— me mira y arroja su cigarrillo lejos

—Se que no eres un príncipe azul y que debería de alejarme, pero no ves que estoy aquí a pesar de lo que me has dicho, yo te he visto y aún sigo aquí, no quiero irme y se que en el fondo, tampoco quieres que te dejé — me acerco a él y aparta por un segundo la vista de mí

—Mírame Desmond, porque todos tenemos un pasado oscuro, pero eso puede cambiar, puedo ver en tu mirada y en tus acciones que no quieres esto, la vida te llevo por este camino y aunque no apruebo lo que has hecho, se que a veces las situaciones nos orillan a hacer cosas de las que quizás nos arrepentiremos, pero no lo sabremos hasta cuando suceda— tomo su mano y doy un paso más hasta sentir su cuerpo pegado al mío, pero solo me mira directo a los ojos sin decir absolutamente nada

—Yo no soy bueno para esto Selene, no quiero destruirte, no quiero arrastrarte hacia este mundo en el que apenas puedo sobrevivir— pongo mi dedo sobre sus labios para que no diga más

—Pero no ves que ya ambos nos encontramos aquí— beso sus labios de una manera tierna, pero él es impaciente y en segundos comienza a devorar los míos, enrolla su brazo en mi cintura casi al instante, mis manos suben hasta su cabello y siento como comienzo a perder el aliento, jalo su cabeza hacia atrás para separarnos y nuestras respiraciones chocan una contra la otra

—No quiero lastimarte, pero lo haces tan difícil— susurra en mis labios y me levanta hasta quedar sobre él, comienzo a frotarme con su entrepierna mientras sus manos recorren mi espalda dejando rasguños sobre mi piel, en un instante me gira y me acomodo sobre el cofre helado del automóvil, lo que me hace encontrar con esa mirada atemorizante y se que ahora soy la presa

—Te haré gemir como nunca Selene— lo jalo hacia mi y rompe mi blusa provocando que los botones caigan por todas partes

—Hazme el amor ya— suplicó mientras besa mi cuello y en ese instante se detiene, busca mi mirada enseguida y se aleja fríamente de mí

—¿No lo entiendes Selene?, yo no te puedo dar amor— espeta molesto y me siento enseguida

—Claro que sí puedes hacerlo— le gritó un tanto molesta y se gira de nuevo hacia mí, pero no le permito hablar

—Pero eres un cobarde que huye de él, solo lo evades, lo evitas de cualquier manera, ¿crees que no me doy cuenta?, te aterra sentir amor porque perdiste a la única persona que te amaba, fue venganza lo que cometiste y estoy segura que incluso te arrepientes de haber matado a tu padre, porque aunque lo merecía, te hizo convertirte en el monstruo que ahora piensas que eres— me sujeta de los brazos y me estruja enojado mientras el dolor se apodera de mi piel

—Lo que no entiendes es que caer en mi mundo te va a corromper, no te das cuenta que no soy lo que crees, estar conmigo ni yo lo soporto, ¿por qué crees que tú sí podrías?, quizás solo estás caliente y quieres que te coja, solo estás perdida buscando quien te sostenga, pero no te das cuenta que yo no puedo hacerlo porque me encuentro en el suelo, pronto te darás cuenta y te irás, solo intento ahorrarte el tiempo y la pena, pero te aferras y piensas que alguien como yo cambiará, cuando desde que ví el mundo he estado rodeado de toda la porquería de este— veo el odio y el rencor en sus ojos al decir todo aquello, pero también un leve brillo que me hace entender que incluso tiene más miedo que yo, porque la mayor parte de su vida ha estado solo.

Me acerco a él e intentó tomar su mano, pero la aleja casi enseguida, puedo escuchar como su respiración está entrecortada y su rostro levemente rojo por todo aquello que ha dejado salir, quizás al fin se ha liberado un poco de toda la carga que solo oscurece su corazón.

—Yo no sé qué se siente pasar por lo que has vivido Desmond, pero entiendo lo que es perder a alguien a quien has amado infinitamente, yo también tengo mucho miedo de todo lo que pueda pasar, pero estoy aquí y si tomas mi mano creo que seremos capaces de levantarnos de todo esto— lo escucho suspirar y dar un paso hacia mi, yo extiendo mi mano al instante y él finalmente la toma, lo abrazó enseguida e intento relajarme al escuchar los latidos de su corazón

—No quise gritar así, pero es que todo esto es demasiado complicado para mí, ni siquiera sabía que fuera capaz de decir todo lo que he dicho— me separo de él y me percato como sujeta mi mano para seguir sintiéndome cerca de él

—Agradezco que lo hayas compartido conmigo, ahora por favor, entremos al auto porque muero de frio— asiente y me abre la puerta, pero lo veo dudar unos segundos antes de cerrarla

—¿Qué sucede?— cuestiono casi enseguida, el me mira algo dudoso y baja la mirada

—Vamos— le animó para que no dude en decir lo que quiere

—Es que hace un momento estuve a punto de cogerte y yo se que no eres una mujer como con las que he estado y quiero que sepas que en el momento en que cruce la raya debes hacérmelo saber, yo no estoy acostumbrado a estar más de un día con una mujer—aquello me deja con la boca abierta, trago el nudo que se ha atorado en mi garganta y veo como me mira esperando una respuesta

—Entiendo, yo creo que con la emoción del momento ambos perdimos el control y ten por seguro que te haré saber si algo me incomoda— asiente con la cabeza ligeramente y cierra la puerta, yo solo puedo sentir como una gota de sudor helado baja por mi cabeza y mi corazón late a gran velocidad al haberlo escuchado

—Bien, creo que podemos seguir, Selene— lo escucho y trato de evitar mirarlo aunque sé que él tiene su mirada sobre mí, pues aun no puedo digerir el nerviosismo que ha generado en mí por lo que acaba de confesar y lo que estuvimos a punto de hacer. Aceleró de nuevo y después de unas horas lo veo dormido al otro lado del asiento, se que aun se encuentra cansado y no ha sanado completamente su herida como debería, por lo que avanzó lo más que puedo, pero el pesar en mis párpados comienza a hacer de las suyas y cuando menos lo espero freno de golpe al ver a una persona aparecer de la nada en la carretera.

—Diablos— lo escucho gritar y parpadeo en repetidas ocasiones al ver pasar al hombre que por poco atropello

—¿Estás bien?— pregunta Desmond y lo miro

—Creo que me quise quedar dormida— él asiente y veo como su mano se posa sobre mi rodilla, abre la puerta y termina abriendo la mía

—Vamos pásate al otro lado, ya he descansado suficiente yo— lo dudo por un momento pero él asiente para que lo haga, me paso al otro asiento y veo como comienzan a caer gotas de lluvia

—Espero no sea una tormenta— lo escucho bromear y me recuesto arrullándome con el sonido de la lluvia cayendo en el techo del auto...

Enamorada de su infierno, América Vázquez 🎭

Amor en la Oscuridad | Michele Morrone (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora