¿Mmm, Te puedo hacer una pregunta?

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Habían pasado un poco más de tres meses desde que Julia se presentó a la junta con Mónica y se había coronado como la nueva asistente de Scott y a pesar de ello, aún no había cambiado su forma de vestir, de hecho, había acudido a tiendas y mercadillos de segunda mano para agrandar su guardarropa con su nuevo estilo de colores brillantes y prendas desfavorecedoras, aunque no lo hubiese imaginado, Julia debía de admitir que el trabajo no era tan malo, pero era una manera de rebelarse contra el sistema, por qué ella era una guerrera de corazón.

Además, a Scott parecía ya no importarle la forma en que ella vestida, después de unas semanas se había cansado de decirle a Julia que se peinara y que usara ropa presentable y más modestas y eso le daba cierta satisfacción a Julia. Esa mañana llevaba unos pantalones tipo cargo color verde con una playera estampada y una gran camisa de rayas encima, de hecho parecía una pijama, quizás lo era, usaba tenis color rojo. Ni el circo se hubiese atrevido a tanto.

Durante estos meses, Julia había aprendido dos cosas de Scott Mitchell, la primera era, que en verdad al hombre le apasionaba su trabajo, ponía todo su esmero en cada detalle de los proyectos que realizaban, se esforzaba a que todo saliese perfecto para el ser exitoso no era una meta, era su día a día y eso le gustaba a Julia y dos, la más importante, era que Scott Mitchell no veía a Julia como una mujer. Scott tenía una lista de mujeres a sus pies, lo había visto en su modo en acción, siempre que se encontraba frente a una mujer hermosa, Scott jugaba con su cabello, ponía una de sus sonrisas seductoras que hacía que las mujeres rieran de nervios, Julia nunca había recibido una de esas sonrisas de matador, y es que el hombre era imposible de ignorar, era un dios griego andando, a pesar de lo cliché que sonaba, era cierto, además tenía un olor que era irresistible para Julia, era una mezcla de entre whisky, sándalo y sexo, era la mejor manera de describirlo y eso era lo único que Julia odiaba de su trabajo, tener que olerlo y sentir que se derretía por él cada día cuando sonreía, era penoso de verdad.

Al darse cuenta de como Scott la había clasificado, básicamente la había etiquetado con NINGÚN INTERÉS, CERO POSIBILIDADES, Julia se preguntaba como sería ser una mujer hermosa con un hombre como él al lado, sin duda un verdadero tormento, esa era una de sus últimas deducciones, cuando Julia se ponía a filosofar un poco y a analizar su vida, llegaba a aquellas realizaciones.

Primero, había una gran cantidad de mujeres detrás de él, y ¿cómo un hombre con tantas posibilidades podría ser fiel?, lo dudaba, debía ser muy cansado siempre pensar que una mujer estaba al asecho. Aunque eso también dependía de la seguridad de las personas en la relación. De menos se sintió mejor por nunca tener que manejar aquel sentimiento de duda, porque Scott Mitchell nunca se fijaría en ella y de eso estaba cien por ciento segura.

Julia estaba en su escritorio ordenando unos documento cuando Scott se apareció por la puerta. Vestía un traje azul, con una camisa blanca, se había aflojado la corbata dándole un estilo juvenil y sexy.

--- Vamos, acompáñame a comer, abrieron un nuevo restaurante en la esquina y tengo curiosidad de probarlo, dicen que es muy bueno --- le pidió él, ella sin dudarlo, se levantó, tomó su bolso y lo acompaño.

Habían tenido aquellas comidas frecuentemente en las últimas semanas, Scott no llevaba a mujeres a comer, solo a cenar, y le gustaba tener compañía mientras comía por eso invitaba a Julia, él y Julia mayormente hablaban de trabajo, era una extensión de la oficina mientras comían, a Scott le gustaba tener a alguien que comiera comida real, las mujeres con las que salía, todas pedían solo sopas o ensaladas o simplemente una bebida y eso le irritaba, pero con Julia, incluso compartían los platillos, a veces ella picaba del plato de él o le daba de probar en la boca cada vez que comía algo delicioso hacia una extraña mueca con sus labios, no quería pensar en ello porque un día se encontró pensando ¿a que sabrían aquellos labios que parecían melocotones?, pero su pensamiento fue enterrado rápidamente, él no podía tener aquellos pensamientos con una chica como Julia, además ella parecía inmune a sus encantos, a Julia no parecía impresionarle las cosas que a otras chicas impresionaban, quizá no le gustaran los hombres, ¿acaso tendría Julia una novia? Eso no lo sabía. Y tampoco le preguntaría,

--- Esta noche tengo una cita con Katia Hernández, manda a mi chófer a que la recoja en el aeropuerto, por favor, su avión llega a las 5:45 de la tarde, asegúrate que esté puntual, ya que Katia odia que no lleguen a tiempo por ella---

---De acuerdo, anotado, ... ¿Mmm Scott puedo hacerte una pregunta sin que te molestes? ---- le dijo ella tímidamente, pero Scott sabia que aquí iba nuevamente Julia con sus preguntas.

--- De todas formas, me harás la pregunta, ¿cuándo te callas algo Julia? --- le preguntó un tanto divertido, ¿con qué cosa saldría esta vez?

--- Cierto, tienes toda la razón, mmm Scott, tú en verdad este ¿te satisface tu vida?, sabes sales con cientos de mujeres, y no eres de los que se comprometen, a ti solo te gusta el sexo diferente con una mujer cada día, ¿nunca has tenido el deseo de despertar con alguien a tu lado?, cuando te enfermas te den un plato de sopa, o acurrucarte en el sofá con una taza de chocolate en una tarde lluviosa? ¿Algo más que meramente sexo? ¿Por qué en verdad entiendo que seas muy promiscuo, pero, tú te cuidas cierto? Te haces chequeos médicos constantemente. ¿Cierto? No me gustaría ir a tu funeral próximamente --- le dijo Julia como si estuviese hablando con un niño pequeño y no un adulto

¿Pero qué demonios le estaba preguntando? Scott sintió como la sangre le empezaba a hervir, ¿quién demonios se creía Julia McCarthy para preguntarle aquello?

--- Si Julia, soy un hombre con muchas precauciones, que está perfecto de salud, agradezco tu preocupación, pero en un futuro ahórrate tus preguntas y tus comentarios referentes a mi persona, por favor y para que quede claro, soy muy feliz con mi vida tal y como es, no necesito cambiar nada---

---De acuerdo, al menos es bueno saber que uno de los dos es feliz con su vida ---dijo ella mientras se levantaba de la mesa y daba sorbo a su café por última vez --- tengo que ir corriendo a la avenida Madison, Irma me pidió unas cosas para el proyecto de la cafetería, me entregaran unas pruebas para que hagamos una cata, tu cita está arreglada, no tienes que preocuparte ya la confirme hace una hora, recuerdo muy bien a Katia, la tengo anotada como la Katia puntual. Seguimos en contacto, gracias por la comida--- le dijo con una sonrisa leve.

Scott vio salir a Julia a toda velocidad del restaurante, era un restaurante en una buena zona y las personas se sorprendían en ver a una mujer con aquellos atuendos. ¿Y en verdad Scott se preguntaba por qué demonios usaba aquella ropa tan des favorecedora, y que le daba derecho a Julia McCarthy de juzgarlo de aquella manera? --

Esa noche en su cita con Katia, no puso atención a nada de lo que la mujer le decía, a pesar de ser una pelirroja con un buen trabajo de cirujano, ya que aquel vestido rojo que llevaba no dejaba mucho a la imaginación, a pesar de ello, su mente estaba en las palabras que Julia le había dicho, y aunque no quería aceptarlo, era verdad lo que Julia le había dicho, nunca había vivido nada de eso con una mujer, era sexo, a eso se limitaban sus salidas con las mujeres, pero solo eso, nunca había sentido la necesidad de saber como sería una relación estable con una mujer, Julia era la primera persona que le preguntaba aquello.

Trato de enfocarse en Katia, pero no pudo, ni siquiera la invito a su habitación de hotel, en vez de eso llego a su apartamento oscuro, y se sintió deprimido, maldijo a Julia McCarthy por arruinarle la noche, pero aún había una incógnita en su mente, porque Julia había dicho que al menos uno era feliz, ¿acaso ella era infeliz? ¿Por qué demonios aún tenía en la mente a Julia McCarthy?

Aquella noche Julia no pudo dormir, sabía que había atravesado una línea que no debía con Scott, además ¿ella que sabía de las necesidades sexuales de otros? Ella nunca había tenido sexo, y a pesar de no ser la chica más solicitada, había tenido sus oportunidades, pero se había abstenido porque en su mente quería hacerlo con alguien a quien ella amara y fuera correspondía, últimamente se preguntaba si en verdad su sueño se haría realidad o es que debía ser más liberal como Scott y probar algo diferente, no lo sabía, pero algo debía cambiar en su vida. Empezaba a ser un poco monótona.

Cerró sus ojos e imaginó a ella misma fotografiando los grandes paisajes en el mundo. Solo tenía que esperar unos meses más y su vida sin duda cambiaría, solo aún no tenía idea de cuanto lo haría.

UN AMOR SIN ENFOQUE, A PLUS SIZE STORYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora