D U N I A

16- H A F L A

NOTA DE AUTORA: Este es uno de mis capítulos favoritos, espero que os guste y os saque una sonrisa como me lo hizo a mi en varias ocasiones. Disfruten

(...)

Día nacional de las ciruelas.

Era la primera vez que escuchaba de algo así, un dia solo para las ciruelas ¿Tan importante eran?

Oskar le dijo que en Noruega era de las frutas que más se cosechaban junto con las cerezas y que desde hace mucho tiempo que viene siendo utilizada para muchos platos y bebidas tradicionales.

Pero la fama de ese día no venía solo por las ciruelas, si no por un viejo cuento que perduró por siglos y generaciones.

—Se han ido cambiando algunos datos y creado más versiones, te contaré la que me dijeron a mi de pequeño.

Oskar le contó aquella historia en una tarde después de trabajar en la granja, paseaban juntos por el campo y las niñas corrían a unos metros de ellos intentando atrapar mariposas para dibujarlas.

Presto atencion a lo que decía el chico.

—Se dice que hace siglos cuando el famoso Rey Tagnar iba de exploración y el mundo vikingo estaba en su máximo auge, un joven mercader compraba unas extrañas semillas jamás antes vistas. El vendedor era alguien del sur, moreno y de habla no conocida para el. Entre signos y palabras sin sentido consiguio un buen precio por ellas. El mercader volvio a su tierra ansioso por plantarlas y ver que era aquello que saldría de ellas.

<<Las plantó en la mejor porción de tierra que tenía, la zona más fértil y con mejor iluminación, a su lado no había ninguna planta que quitase sustentos y el se encargo de cuidar de  que ningun pájaro coma de las semillas. Así pasaron algunos meses, con un cuidado espectacular, veía como la planta poco a poco crecía y creaba frutos de colores llamativos con un olor dulzón que invitaba a comerlos.

Nour escuchaba todo mirando al joven embobada, no sólo su belleza era cautivadora, la forma tan motivada y enérgica de contar historias era increiblemente gratificante.

—Un día de verano decidió que ya estaban listas para ser cosechadas. Cuando se acerco al terreno para cosecharlas se encontro sorprendido con que todos los frutos se habían marchitado salvo uno que emanaba un olor espléndido y era de un color azul oscuro brillante. Lo tomo y volvió a su casa decaído por perder la cosecha en la que más trabajo había dedicado, cabizbajo llegó a su casa donde para sus sorpresa una pobre anciana estaba parada.

<<La mujer le pidió algo dulce para comer y el pobre mercader que no tenía nada más que aquel fruto tuvo que dárselo preocupado por la mujer. Entonces algo mágico paso, su terreno con pocas cosechas se transformó en un pequeño bosque de árboles de ciruelas, la mujer enfrente suyo se tranformo en una bella mujer de cabello rubio que le agradeció su gesto con aquella cosecha de ciruelas

Nour miro con diversion como Oskar contaba la historia con la ilusión que le pondría un pequeño niño.

—La mujer se llamaba Nandi, ella era la protectora del jardín de las ciruelas, el pobre mercader fue el primero que la ayudo en su versión más vulnerable y como agradecimiento le regalo aquel enorme jardín de ciruelas. Aquí cambian las opiniones, pero en este pueblo se cree que Nandi llevaba un Bunad, un vestido tradicional noruego que fue cambiando a lo largo de los siglos, por eso, en este pueblo las mujeres llevan un bunad en el día de las ciruelas. Para los hombres se conforman con un traje... siguiendo con la historia, Nandi estuvo una temporada con el mercader y... los sentimientos florecieron con ellos —volteo a ver a Nour que sonreía con ternura —Pasaron tres cosechas juntos y a la cuarta, las semillas eran tantas que necesitaron donde guardarlas. Por ello el mercader le hizo un bolso a Nandi, aunque pequeño y simple, extrañamente cabían todas las semillas en el —terminó la historia suspirando hondamente —Siendote sincero, las malas lenguas dicen que el bolso tenía otro significado, que no sólo era para poner semillas de ciruelas. Algunas señoras dicen que es un símbolo de fertilidad para las mujeres, otros dicen que representa un vínculo entre el hombre y la mujer... hay muchas teorías —asintio el volteando a ver a Nour