15- A A S A B

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Su respiración estaba agitada, sus ojos nublados por la ira y sus manos calientes por la sangre que corría por sus venas.

Cerro la puerta de un portazo intento relajarse pero ese estado parecía lejano, quería gritarle, golpear algo, destruir lo que sea, necesitaba descargarse.

Cerro los ojos alzando sus manos a su cabello y nego eliminando aquellos pensamientos tan negativos. Sujeto con fuerza algunos mechones intentando pensar en otra cosa pero estaba tan enojado, tan frustrado que no pudo hacerlo.

—¡Mierda! —volteo a ver la puerta de su casa y le dio un golpe que la hizo temblar.

Volvió a darse la vuelta y camino lejos antes de abrir la boca y decir cualquier tontería. La furia seguía caminando por sus venas, aún tenía ganas de descargarse sobre algo, pero se controlo lo suficiente aunque su mirada y su rostro sonrojado indicaban lo contrario.

Estaba llenando tanto su corazón que terminaria explotando.

—Oskar, viejo he escuchado que tu padre ha venido —Liam se acercaba a él en un mal momento.

—Quítate —susurro furioso alejando el brazo del chico que se situaba sobre sus hombros. No midió su fuerza y el joven sufrió de un pequeño tirón.

—Oye... —se quejo.

Oskar lo miro con furia queriendo desquiciar con el

—Que —lo empujó con más fuerza —¿Que quieres? —lo miro con seriedad. Liam alzo las manos en son de paz pero a Oskar no le fue suficiente, dio un paso hacia el antes de que su mente le volviese a pedir calma —Maldita sea —susurro dandose la vuelta y siguiendo su camino hacia el primer lugar que se le venia a la mente.

Estaba tan cansado y molesto, estaba malditamente molesto. Odiaba a su padre, con toda su alma, estaba comenzando a detestarle, no sabía si era capaz de volver a verlo a los ojos como antes.

Desde pequeño su padre nunca lo vio como su hijo, el lo sabía, su madre lo sabía, todos lo sabían. Algunas de sus tias siempre bromeaban con el echo de que tal vez Oskar no era hijo de Frans, de pequeño lo creia, llego a pensar en que su padre era otro y por eso Frans le tenia tan poco afecto, pero a medida que crecia y comenzaba a parecerse mas a el, las dudas se esfumaron de su mente, Frans era su padre y Mary era su madre, entonces ¿porque solo su madre le tenía afecto? ¿Porque solo su madre lo trataba como un hijo?

Ojalá pudiese saberlo, estaba harto de las burlas de sus tíos y de las verdades ocultas en bromas. Todos sabían porque pasaba aquello, todos menos el.

Alzo la mirada encontrandose enfrente del arbol que solia visitar, ahí se sentó bajo la copa del árbol y suspiro cansado, oculto sus ojos con sus manos e intentó relajarse por lo que quedaba de horas, no sabía cuando su padre se iría, esperaba que pronto.

En esos momentos pensó en su madre, en su sonrisa y en los abrazos que le daba cada vez que conseguía algo en su vida. Como cuando consiguió entrar en la mejor universidad de Bergen, cuando recibió una medalla en un campeonato de atletismo, cuando consiguió subir más de 300kg en peso muerto, aquellos pequeños abrazos... los echaba tanto de menos. Echaba de menos poder hablar con alguien de confianza, alguien que lo escuchase atentamente y que le diese buenos consejos, alguien que aceptase el echo de que estaba interesado en el islam y que no lo reduciese a nada por eso.

Echaba de menos a la unica persona en la que realmente confiaba al 100%, Echaba de menos a su madre.

—Oskar —quito las manos de sus ojos para ver cómo una silueta algo borrosa se situaba a su lado. Se dio cuenta tarde de que estaba llorando por lo que se levantó y le dio la espalda a aquella persona mientras intentaba ocultar sus lágrimas —Oskar —la voz de Nour tras el lo hizo sentirse algo más relajado pero igual de apenado por enseñarle aquella faceta a la chica que le gustaba —¿Porque lloras? —pregunto ella acercándose a él.

D U N I ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora