21- D A K A T

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El otoño había llegado, y las calles de Glasgow estaban llenas de hojas marrones caídas en el suelo.

Nour caminaba con tranquilidad por las calles mirando al frente.

Había sido un dia muy largo y para finalizarlo decidió tomar el aire volviendo a casa caminando. La tarde era fresca, quedaban pocas horas de luz, diría que minutos incluso.

Caminaba intentando mantener la cabeza en blanco, pero sus pensamientos eran imposible de acallar, su cerebro iba de idea en idea, pensaba en sus proyectos, en sus trabajos, en las conversaciones que tuvo ese día, en como trato a ciertas personas, en como fue tratada. Pensaba en todo... aunque eran pensamientos vacíos, insignificante, les dedicaba pocos segundos para despues saltar a otro pensamiento y dedicarle otros pocos segundos.

Era un mal hábito que tomo con el tiempo, desde sus tiempos en la universidad hasta sus días en el trabajo.

Solo tenía una forma de mantenerse en blanco... bueno, tal vez dos formas de hacerlo. Cuando rezaba salat al tahajjud antes del Fajr y cuando iba a dormir soñando con algo que quisiera se hiciese realidad.

A veces, muy pocas veces, pues siempre se sentía ingenua cuando lo hacía, tomaba su móvil y buscaba un álbum en su galería de fotos. En ella estaban los momentos donde más feliz estuvo. Tenía fotos de su graduación, de viajes con su hermano, viaje con amigos, de algún que otro Eid que pasó con sus padres, lugares memorables, edificios preciosos, gatos, paisajes... y dentro de esa categoría estaba un peliblanco que le sonreía cada vez que lo miraba.

Tenia muchas fotos de ese verano, pero muy pocas de ese chico.

Recordarlo siempre la hacía suspirar, la hacía preguntarse y soñar con el y la hacía feliz.

Feliz de haberlo conocido.

Disfrutaba de esos momentos, pero al día siguiente cuando se levantaba y se daba cuenta de su situación, volvía a sentirse ingenua.

Habían pasado tantos años, seguía siendo la misma persona, la misma Nour que alguna vez fue, dulce y amigable, nunca hacía daño intencionadamente, hablaba con tranquilidad, pocas veces se alteraba, ayudaba a quien se lo pedía, escuchaba y te atendía con calidez. Seguía siendo la misma que siempre.

En su opinión nada había cambiado en ella, tal vez... y solo tal vez, se había vuelto más solitaria de lo que alguna vez fue.

El crecimiento tanto social como personal la había alejado de muchas personas que creyó que eran amigos o familiares. Pero ahora no puede considerarlos parte de su vida.

Su familia la había herido de varias formas, la toxicidad le llegó de la peor manera posible y aquello hizo que se alejase de su familia, mucho más de lo que alguna vez pensó. Solo le quedaban sus padres y su hermano y con ellos estaba más que conforme.

Pronto los amigos también se alejaron y muy pocos se quedaron con ella, Laya era una de ellas, pero hace unos meses se mudo a Finlandia y tristemente, notaba como las relaciones iban enfriandose poco a poco.

Su vida se había vuelto muy solitaria, extremadamente solitaria. Se estaba planteando volver a vivir con sus padres ya que volver a su casa y no encontrar a absolutamente nadie la hacía sentirse demasiado mal consigo misma

"¿Acaso tengo un problema?"

"¿Soy tan repelente?"

"¿No le interesó a nadie?"

"¿Algún día llegaré a casarme?"

"¿Tendré un romance?"

"¿Alguien que me ame?"

D U N I ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora