Juliet | Draco Malfoy

Capítulo 1.

CAPÍTULO UNO

5 años después

Un suave arrullo en mi oído me sacó de mi sueño. Mis párpados se abrieron e instintivamente agarré la varita que yacía a mi lado. Mis ojos escanearon la habitación en busca de la fuente del ruido, con temor de que fuera una cruel broma de mis hermanos.

Pero sólo era mi lechuza, Athena. La pequeña lechuza con un gran pico y ojos juguetones estaba en la silla al lado de mi cama, mirándome y esperando que me levantara y la dejara salir. Casi pude oír mi nombre en sus arrullos; 'Juliet, Juliet'.

Traté de cerrar los ojos y volver a dormir, pero a Atenea no parecía gustarle la idea. Sus chillidos se intensificaron. En la planta baja, alguien gritó:

-¡CALLA A ESA LECHUZA!

Era evidente que no volvería a dormir. Con un profundo suspiro, bajé de la cama y deshice el pestillo de la pequeña ventana de mi habitación/ático. Athena picoteó con gratitud mi mejilla en un modo de beso antes de saltar por la ventana. Ella se dejó caer hacia abajo, pero justo antes de golpear el suelo, ella abrió sus alas y empezó a volar. La observé mientras se elevaba por los cielo de Londres, sin mirar atrás.

Ojalá pudiera ser tan libre como Athena. Ella no tiene preocupaciones o inquietudes, en lo único que alguna vez tendría que pensar era en conseguir su próxima comida. ¡Qué glorioso sería ser capaz de saltar desde una ventana, extender los brazos, navegar a través del aire, elevarse y volar, sin mirar atrás ni una sola vez.

Mis ojos parpadearon hacia la escoba en la esquina de mi pequeño dormitorio. Era una Nimbus 2001, algo que mi familia no podía pagar, pero los amables benefactores del equipo de Quidditch de Slytherin si podían. Echaba de menos saltar sobre ella y elevarme hacia el cielo. Pero mi madre tenía una norma estricta de no volar, y a pesar de lo horrible que había sido conmigo durante los últimos 5 años, no me atrevía a desafiarla.

Sin embargo, hoy volveríamos a la escuela. Hogwarts había sido como un cuento de hadas lejano en mi mente después de los acontecimientos del verano. Desde todo lo que pasó al final de la pasada temporada con el Torneo de los Tres Magos y la muerte de Cedric Diggory, alguien que siempre había sido amable conmigo e ignorado el hecho de que estaba en Slytherin y no en el poderoso Gryffindor. Nuestra familia se mudó de mi casa de la infancia, La Madriguera, y se vieron obligados a trasladarse a Grimmauld Place 12. Por completo un verano tortuoso, ya que he tenido que soportar las discusiones constantes entre mis hermanos, el confinamiento y la incapacidad de salir e ir a dar un paseo cuando quisiera. He estado atrapada en el silencio de mi madre, las quejas de mi hermana y las discusiones silenciosas obviamente importantes entre la Orden en la cocina.

Alguien tocó mi puerta.

-Juliet, es hora de levantarse - Dijo una voz con frialdad. Cerré los ojos cuando reconocí al instante que la voz pertenecía a mi hermanita, Ginny. Ginny alguna vez me mostró tanto cariño, que apenas me dejaba en paz, ahora apenas me hablaba, y cuando tiene que hacerlo, ella nunca muestra ningún afecto.

Ginny se fue antes de que pudiera abrir la puerta y saludarla. Cerré la puerta de nuevo como, antes viendo como Hermione salía de su propia habitación, ya vestida y con el cabello recogido en una trenza francesa.

Recuerdo que una vez mi propia madre solía trenzar mi cabello. En realidad ya no me dolía. Cuando clasifiqué en Slytherin, no me atreví a escribirle a mis padres y darles la noticia. Tuve que pedírselo a Percy, que tampoco me habla ahora, que lo hiciera por mí. Una vez que supe que el hielo se había roto y que sabían la verdad, me las arreglé para escribirles una carta pidiendo disculpas por la vergüenza que había traído a la familia. Me arriesgué al odio eterno de mis compañeros de Slytherin si descubrían que había escrito semejante carta blasfema, pero lo hice de todos modos.