Capítulo 28.

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-¡Esto es una violación directa al decreto educacional número 24! - Pansy gruñó. Su cara estaba roja de disgusto mientras examinaba a los "delincuentes" los cuales habían sido reunidos en un pequeño y polvoriento salón de clases mientras esperábamos a Dumbledore y la decisión del Ministro. ¿Podríamos serexpulsados, no es así? Harry había sido enviado con Cho a la oficina del director,ya que era el supuesto líder del grupo, y Cho era la informante.

La Brigada Inquisitorial había recibido la orden de observarnos mientrasesperábamos, incluso les habían dado permiso para usar un hechizo sobrecualquiera que intentara escapar o causar problemas. Sería inútil de todos modos;Umbridge había encontrado la lista de nombres en la Sala de los Menesteres. Ellasabía sobre todo el que estuvo involucrado.

Ron suspiró por lo que debía ser la enésima vez mientras esperábamos.Extendí mis brazos frente a mí y mi estómago gruñó. Habíamos estado atrapadosen este sitio durante 2 horas y nos habíamos perdido la cena. La BrigadaInquisitorial había tomado gran placer en hacernos verlos comer aquella comidadeliciosa, la cual había sido enviada por los elfos domésticos de la cocina.

Hermione se paseaba de arriba y abajo, con los brazos cruzados sobre el pecho con nerviosismo. Hermione odiaba meterse en problemas, y a pesar de sus protestas al comienzo del ED de que no le importaba si teníamos en problemas, era obvio que lo hacía por la forma en que se estaba mordiendo las uñas.

-Granger, siéntate, me estás dando dolor de cabeza - Blaise gruñó a Hermione. Le lancé una mirada a Blaise, pero él me ignoró, no obstante Hermione tomó asiento a mi lado.

-¿Qué pasa si somos expulsados? ¿Y si nos quitan nuestras varitas? ¡Oh Dios mío, no pensé que estarían tan enojados! - Hermione tartamudeó. Su voz vaciló como si estuviera tratando de contener las lágrimas.

-¡No hablen! - Pansy chilló como una arpía. Todos la miramos e hicimos silencio.

Unos minutos más de tortura pasaron. Todos estábamos hambrientos, pero al mirar a miizquierda, divisé a una de las chicas, Padma Patil. Padma tenía una condiciónmédica grave, su cuerpo era más débil que el de las personas regulares. Ella tenía que comer, beber y dormir a intervalos regulares o de lo contrario se pondría muydébil y enferma. Lo sé porque una vez en el ED, se había olvidado de traer unamerienda con ella y yo le había dado mi manzana. Ella me había explicado todo esto y me dijo con frustración acerca de cómo eso le impedía jugar Quidditch por el equipo de su casa, Ravenclaw.

En este momento, Padma parecía un naufragio. Ella estaba temblandoincontrolablemente, sus ojos estaban amplios y distanciados, sus mejillas huecas. Parecíacomo si hubiera perdido peso visiblemente en las pocas horas desde que comió. Su hermana Parvati estaba haciendo todo lo posible para consolarla,aunque se veía completamente impotente. Las lágrimas corrían por el rostros de ambas muchachas, Padma porque sentía dolor físico, Parvati porque odiaba ver asu hermana gemela así.

Miré a Draco, quien estaba de pie en una esquina, con los labios apretados en unalínea firme y con los brazos cruzados sobre el pecho. No había tratado de hablarconmigo en absoluto, y yo hubiera preferido mantener distancia con él, peroPadma necesitaba comida, y viendo como Draco era el que estaba frente a lamesa, no tenía más remedio que pedirle algo para Padma.

Me levanté y alisé mi falda, doblando mis manos y haciendo mi mejor esfuerzopara parecer inocente. Todos los ojos se clavaron en mí de repente. Tomé unarespiración profunda y traté de calmarme. Era Draco, no me haría daño, sólo estaba molesto, eso es todo. Mis zapatos puntiagudos resonaban contra el suelo en un silencio sepulcral,y Draco pareció notar mi presencia cerca de él. Parecía sorprendido al darse cuenta de que estaba caminando hacia él.

Juliet | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora