Capítulo 2.

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CAPÍTULO DOS

Draco y yo nos sentamos uno frente al otro, mirando al vacío. Ninguno de nosotros sabía qué decir. El padre de Draco era el enemigo conocido de mi padre, ambos trabajaban en el Ministerio y siempre se han despreciado entre sí, desde que estaban en la escuela. Por otra parte, si nuestros padres supieran que hablábamos, las repercusiones para ambos serían desastrosas.

Sin embargo, lo miré, en busca de algo que decir, porque estoy desesperada por hablar con él, lo encontraba fascinante. Nunca había conocido realmente a Draco, a pesar de que ambos eramos de la misma casa y año. Él estaba en la mayoría de mis clases, pero nunca he sido una de esas chicas que lo sigue a todas partes como un cachorro perdido, sonriendo y riendo de todo lo que dice. Además de eso, no me gustaba su actitud, trataba a la mayoría de la gente como basura y a pesar de lo cruel que me han tratado, nunca podría perdonarle por las cosas viles que le decía a mis hermanos y hermana.

Él siempre ha sido civilizado conmigo, supongo que eso era debido a que era ambas cosas que me hacían merecedora de la cortesía de Draco Malfoy. Estaba en Slytherin, y probablemente más importante, era sangre pura. El hecho de que mi apellido sea Weasley no era realmente tan importante, supongo.

Siempre que hemos tenido que trabajar juntos en un proyecto o teníamos que hablar sobre algo, conversábamos con el tipo de formalidad que se podría mostrar a una nueva colega cual trabajo estaba al mismo nivel que el tuyo. El tipo de colegas que cuando terminaban el trabajo, ambos volvían a sus vidas separadas y amigos separados, sólo se saludaban con un asentimiento de cabeza o una breve sonrisa mientras pasaban por un pasillo.

Ahora, sin embargo, parecía como si eso fuera a cambiar, a menos que se me ocurriera una excusa para salir y encontrar otro compartimiento.

Draco tenía otros planes.

-¿Cómo estuvo tu verano? - me preguntó con una sonrisa suave. Él se inclinó casualmente contra la ventana del compartimiento, poniendo los pies sobre el asiento. Me encontré relajada, cayendo en su trampa. Empujé un mechón de cabello detrás de mi oreja y al instante me reprendí en silencio. Ahora debía pensar que era otra de esas niñas, las que lo adulaban, que no podían pensar por sí mismas. Tenía que responder con el ingenio y encanto por el cual era famosa en todo Hogwarts.

-Fue... promedio - Debía ser cuidadosa con mis palabras. No tenía que decirle a nadie acerca de Grimmauld Place, mucho menos a Draco, cuyo padre se rumoreaba que era un mortífago. Me estremecí al pensarlo. Si lo que Harry decía sobre el regreso de Ya-sabes-quién era verdad, y la Orden tenía razón, entonces Draco no era una persona de confianza con la que estar. Pero le prometí a Sirius y a Remus información. Me maldecirían si volvía sin nada.

Draco me regaló otra sonrisa y asintió con la cabeza lentamente.

-Sé lo que quieres decir. Uno de esos veranos que sólo parecen prolongarse, sin fin. Nunca pensé que diría esto, pero estoy contento de estar volviendo a Hogwarts - Asentí y retiré la bufanda verde de alrededor de mi cuello. Un regalo de Navidad de una de mis amigas. Draco me observó mientras lo doblaba pulcramente y lo colocaba dentro de mi bolso - Yo pasé el verano practicando Quidditch, tengo que mejorar si voy a ser el segundo mejor buscador de Slytherin - Él me dio un guiño descarado y metió la mano en su bolso-maletín y de ella sacó una fotografía, la extendió a mí y la tomé, examiné la imagen. Era una imagen de Draco y un joven con un escoba. Lo reconocí al instante, era Fabiyan O'Donahue, el Buscador de los Digstone Dragons, y el mejor buscador Inglés en un siglo. Solía asistir a Hogwarts y siempre ha sido mi ídolo. Sentí celos de que Draco lo conociera.

-¿Cómo es? ¿Es tan increíble como ellos dicen que es? - bombardeé a Draco con preguntas y él me dio una media sonrisa. El tren estaba en el campo ahora, habiendo dejado detrás a Londres y ahora estaba rodando de verdes colinas. Todo parecía perfecto afuera, las flores comenzaban a florecer y un repentino estallido de la lluvia se escuchó. Volví a prestar atención a lo que estaba diciendo Draco. Él estaba hablando de Fabiyan O'Donahue, y cómo él firmó su escoba. O'Donahue perteneció a la casa de Ravenclaw, pero eso claramente no impedía que Draco le admirara casi tanto como yo. En la imagen, los ojos de Draco estaban llenos de orgullo. Lleva un kit de Digstone Dragons con el nombre de O'Donahue en negrita y su número '4'. La fotografía de Draco y Fabiyan estaba autografiada por el propio hombre. Dejé escapar un suspiro celoso.

Juliet | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora