Un amor diferente

XIV

De pronto el silencio invadió la casa y la incomodidad se hizo presente entre ambos. Pero, en realidad parecía yo estar incómoda, Akito se veía sereno como siempre y eso me ponía de los nervios.

— Tu computador es muy lento, debe tener un procesador mediocre.

Su voz rompió el hielo, porque sí, luego de yo haberme hecho los dramas mentales al estilo rosa de Guadalupe; Yamada solo quería tomar la laptop que estaba en mi lado, pero, como yo soy una persona con gran imaginación cuestionable, pensé que quería besarme, entonces lo empujé y le dije que no estaba lista para besarlo a lo que él no respondió, pero, se alejó automáticamente de mi. Desde ahí no ha mirado ni siquiera por error mi rostro.

— Kazumi-San.

Seguía perdida en mis pensamientos recapitulando todo lo había pasado en esta última hora, pestañeé un par de veces cuando vi una mano moverse frente a mi y volví a escuchar mi nombre.

— ¿Si?

— Ya cargó el juego.

— Oh, claro, pondré atención.

Puse mi mirada fija en la pantalla del computador, por alguna razón me siento muy frustrada y no logro entender el motivo. Yamada hablaba solo sobre el juego y las cosas que debía y no debía hacer.
Creo que comencé a perderme otra vez en mis pensamientos, o quizás no, pero, él empezó a hablar algo totalmente diferente al videojuego. Casi un signo de pregunta se formó en mi rostro intentando buscar alguna respuesta coherente al por qué Yamada ahora parecía hablarme entre algún tipo de excusa. Intenté buscar su mirada, solo espero no haber comenzado a balbucear. Pero, todo se disolvió cuando la voz grave de él se escuchó en la sala.

— Las personas como tú son como una flor inalcanzable para las personas como yo.

Sus ojos azules ahora me miraban, se notaba calmado e incluso su voz era naturalmente pacífica. Él apoyó sus manos sobre sus propias rodillas, inclinó ligeramente la cabeza hacia mi espacio y terminó por revelar sus últimas palabras.

— No podría atreverme a besarte o cruzar límites sin tu consentimiento, Kazumi-San.