Solo pude asentir algo aturdida ante el joven que me solicitaba las últimas fichas para la máquina de arcade, mi turno finalizaba tras las 5 horas más tortuosas de mi vida y eso que he tenido muchas desgracias.
Mi mente estaba cansada, yo me sentía agotada, mi cuerpo solo quería lanzarse a la cama y estar bajo las cobijas por lo menos un mes. Pero, tenía que llegar a hacer un ensayo académico que no hice antes por pereza y porque me gusta vivir al límite.
Tomé mi bolso y caminé hasta la salida, volví a mirar a la mesa donde vi por más de 40 minutos a Yamada y Akane conversar tan cercanos; reviví el flashback de la situación.— Me puede dar dos fichas para la máquina de las carreras... por favor... ¿Mimi qué haces aquí?
— ¡Aka...Akane! — exclamé tratando de fingir sorpresa.
— ¿Trabajas aquí?
— Sí, conseguí el trabajo hace pocos días.— hablé mientras desviaba la mirada para sacaras fichas.
— Kazumi... Yamada está aquí conmigo.
Podía sentir y escuchar el nerviosismo en su voz, mi amiga tenía las mejillas sonrojadas y sus dedos comenzaron a jugar entre si.
Mi lado de amiga solo floreció y sostuve sus manitas con delicadeza dedicándole una sonrisa, ella me miró y sonrió también.— Está bien Akane, disfruta tu día, te ves preciosa como siempre.— hablé suavemente.
— Ve, diviértete.— finalicé colocando las fichas sobre la mano.
— ¡Gracias Mimi!
Su felicidad también era parte de la mía, mis valores como amiga me hacían sentir dichosa por verla sonreír tan amplio cuando tomó el brazo de Akito. Pese a que una parte de mi estaba demasiado incómoda y frustrada, traté de alejar mis pensamientos dejando que mi trabajo fuera una distracción.
— ¿Puedo acompañarte a casa?
La voz grave me hizo saltar sacándome de mi trance del recuerdo, me volteé muy sorprendida al verlo parado allí. Sus ojos azules me miraban con su inexpresividad de siempre, sus cabellos estaban perfectamente peinados y sus manos en los bolsillos inspiraban comodidad en su postura.
— ¿Puedo Kazumi-San? — volvió a cuestionar ante la nula respuesta.
— Ah, yo, sí, digo... ¿y Akane? — balbucee nerviosa.
— ¿Akane-San? — cuestionó confundido.
— Digo... yo, ósea no los espiaba, es que... estaba... allá, digo en el trabajo porque sí trabajo en la tienda, y yo... vi a Akane, pero... no los seguía, es que... las fichas yo las cambio, porque trabajo aquí... ¿ya lo dije?
La mirada de Yamada parecía confundida, yo intentando explicar el por qué sabía de su cita con Akane con el notorio sonrojo en mis mejillas. Parecía que la noche se iluminó cuando lo vi soltar una corta carcajada y se giró para comenzar a caminar.
— Akane está en su casa, se fue hace dos horas. ¿Vamos?
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Un amor diferente
FanfictionKazumi es el tipo de adolescente que pareciera que el mundo compiló para brindarle una dosis de mala suerte, ella junto al club de los depresivos conviven el día a día hasta que el nuevo integrante se une a ellos, el famoso jugador Yamada. ©️; los p...