XIX

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Caminamos en silencio, quizás era porque el clima no ayudaba mucho. El viento no me dejaba oír bien, pero, iba a su lado caminando sin sentirme incómoda y aquello me causaba alerta en mi mente.
Me sentía tan confortable con su compañía, esa sensación de seguridad al estar con él, exacto, tenía la mente vuelta un caos, sin embargo, mi cara mostraba una pequeña sonrisa y un ligero rubor en las mejillas.

— ¿Hoy tampoco te conectarás al juego? Hay reunión de gremio.

— Mh no, mi computadora esta dañada y no prende, pero, dale mis saludos a todos, por favor.

— ¿Por qué no lo mencionaste antes Kazumi-San?

— Oh, es que, estoy ahorrando para comprar otra.— su rostro mostró una chispa de preocupación y eso hizo latir bruscamente mi corazón.

— ¡Pero no tienes que preocuparte Yamada! Además también estoy estudiando para los exámenes.

Él solo se quedó en silencio tomando mi muñeca y en vez de seguir el camino a mi casa, él cambió de rumbo. Pasé saliva con dificultades ante el tacto de su mano con mi piel, sí lo sé, es un tacto tan insignificante aún así para mi estaba siendo un momento único. Ni siquiera me di cuenta del tiempo y el camino, no supe en que momento estábamos fuera de la casa de Akito, salí de mi trance emocional al escuchar su voz.

— Pasa, Kazumi-San.

En completo silencio ingrese a paso lento mientras él cerraba en mi espalda la puerta, pasando su brazo por el costado de mi brazo; estaba demasiado cerca, tanto para poder sentir el aroma de su perfume, olía tan fresco y dulce, deduje que su gusto por fragancias debe ser muy bueno. Cerré mis ojos solo para disfrutar el aroma.

— ¿Te vas a quedar ahí Kazumi-San?

Negué rápidamente y caminé detrás de él hasta su ordenada habitación, él me permitió sentarme a la orilla de la cama mientras Akito prendía su computador. Estaba maravillada con las luces y todo el equipo electrónico que tenía.
Él tomó asiento frente a la computadora, quitando su mirada por un instante de mi y concentrándose en la pantalla. Fue en ese momento en que caí en realidad que no había razón o motivo para yo estar en la habitación de Akito sentada en la orilla de su cama mirándole como si fuera el tesoro más hermoso del mundo; parpadeé y mi lado juicioso me hizo hablar.

— Yamada... ¿Qué... qué estamos haciendo aquí? — pregunté algo nerviosa al verlo girar mirar hacia mi al escuchar mi voz.

— ¿No quieres estar conmigo Kazumi-San?

Un amor diferente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora