La enfermera de la preparatoria sostenía la bolsa de hielo mientras Momo-Chan tomaba mis cabellos para dejar libre mi rostro.
— La inflamación de tu rostro durara un par de días, pero te quedará alguna marca quizás con tonalidades moradas cerca del ojo.— hablaba la especialista mientras me observaba con ganas de querer reírse.
— Si vemos el lado positivo de todo esto, al menos el golpe de la pelota no fue de frente que pudiera romper tu nariz... en un mes tendrás tu pómulo y borde del ojo como nuevos.
Yo siempre he creído que la suerte y la no suerte son solo coincidencias del momento, pero, ahora comienzo a creer que quizás el divino que vive allá arriba y nos vigila a todos tiene algo en mi contra, porque la desgracia me persigue.
— Si te duele, solo toma un analgésico, es un golpe superficial, verás que una vez la hinchazón baje el dolor también disminuirá Kazumi.
Finalizó la enfermera permitiéndome salir para regresar a casa, Momo tenía mis cosas y me estaba esperando el el pasillo de la enfermería para irnos juntas.
Apreté el puño cuando pasé cerca del equipo de fútbol, y comencé a idear distintas venganzas por lo que me habían hecho. A medida que más despiadada era la venganza mi rostro parecía transformarse y una risa solté, claramente estaba en un corto lapso esquizofrénico.— Desde esta cuadra puedo irme sola Momo-Chan, además tienes que ir de comprar con tu hermano, no te preocupes por mi.— me despedí de mi amiga quien me miraba dudosa, pero, al final accedió a dejarme caminar sola.
Quería pasar por alguna tienda a comprar dulces, no solucionan mis problemas pero al menos endulzan mi paladar y eso me da destellos de alegría. Sin embargo sentía el rostro muy inflamado y las personas ya me miraban con gran rareza. Así que solo tuve que pasar a una maquina expendedora, quería ir pronto a casa, pero el joven alto que estaba sacando su comida de la máquina no se apuraba y yo sentía que iba a perder la paciencia.
— Hola... ¿hay posibilidades que me dejes sacar un dulce y luego continuas sacando tu? Tengo prisa... en... — mi voz fue perdiendo volumen y mis cejas comenzaron a fruncirse cuando esos ojos azules me observaron de pies a cabeza.
— No, espera tu turno Ma'am.
Esa voz, ese rostro tan inexpresivo, sus flácidos cabellos negros. Claramente era el mismo tipo raro de aquella noche, mi rostro se torno rojo entre la vergüenza y el coraje que traía.
Lo miré y me sorprendió cuando lo vi acercarse a mi directamente, estiró su mano, dios, en ese instante mi corazón amenazaba con salirse, nuestra diferencia de altura es notoria. ¿Por qué está cerca mío? ¡Vamos muévete Kazumi! Me hablaba a mi misma, hasta que el joven sin expresión estiro su mano ofreciéndome una barra de chocolate terminando con todo mi melodrama mental.
— ¿Ah?
— Por la barra que se te cayó cuando te dije que tenías chocolates en los dientes y mentón.
Dijo sin más, tomé la barra muy avergonzada, él por su lado ni siquiera hizo intento de preocuparse por mi rostro, solo se marchó dejándome con toda mi vergüenza sola.
Al mirar la barra, hice memoria de que esa noche después de que me dijo las palabras y mi dignidad me abandonaran. Solté la barra de chocolate y cayó al piso, mi conmoción fue tanta que me puse a llorar y salí corriendo sin detenerme hasta llegar a mi casa, la vergüenza me había consumido.
— Gracias.— susurré para mi aliviada, girándome a mirar por donde ese joven y atractivo hombre se había ido caminando.
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Un amor diferente
FanfictionKazumi es el tipo de adolescente que pareciera que el mundo compiló para brindarle una dosis de mala suerte, ella junto al club de los depresivos conviven el día a día hasta que el nuevo integrante se une a ellos, el famoso jugador Yamada. ©️; los p...