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No reaccioné ni me logré dar cuenta en que momento me había levantado de mi lugar y había caminado hasta llegar al lado de Akito, mis manos se apoyaron en el respaldo de la silla en la cual él estaba sentado, acorralándolo entre mis brazos. Claramente sentía mi rostro arder ante la ¿vergüenza? O quizás ¿adrenalina? No podría descifrar bien mis revolucionadas emociones.
Me acerqué un poco más, sus ojos azules me miraban tan penetrantes que podía sentir que buscaban mirar más allá de mi alma.

— Últimamente quiero pasar tiempo contigo, me agrada verte pese a que tu rostro dice que se aburre cuando estoy cerca.

— Solo quiero pasar tiempo contigo Yamada.

Terminé susurrando, mi mirada no podía apartarse de la ajena, no lograba entender que era lo que él quería y eso me causaba ansiedad. 

— ¿Tu quieres estar conmigo Yamada?

Cuestioné, por alguna razón pensé que la respuesta iba a ser rápida y favorable, pero, al notar que solamente guardo silencio, volví a mi realidad. No es que uno pueda esperar grandes muestras de afecto o quizás palabras que te reconforten ni menos escuchar lo que quieres oír desde Akito, siempre parece ser tan impermeable y neutro que es difícil poder si quiera imaginar que está pasando por su mente.

— A veces quisiera saber que es lo que pasa por tu mente...

Agregué alejándome un poco, en un esfuerzo de mantener tranquilo el ambiente peiné sus cabellos suavemente y volví a mi lugar sentada en el borde de la cama. Disimulé una sonrisa al ver que me seguía con la mirada hasta que su celular sonó y él contestó.

— Sí.

— Me conectaré ahora.

El silencio en la habitación era a tal punto que pude escuchar la melodiosa voz al otro lado de la línea, otro golpe de realidad y un golpe bajo a mis sentimientos de lealtad por mi amistad.
Pasé saliva con dificultades, llevé mi mano a mi propio pecho intentado averiguar porque seguía ahí, comencé a perderme en mis pensamientos.

— Kazumi-San está conmigo.

Abrí tanto mis ojos que casi sentí que mis córneas se desprendían, acto seguido lo vi cortar e ingresar al juego tan normal como si no le hubiera dicho a su cita de la tarde que está con otra mujer. Pestañeé varias veces para ver si esto realmente estaba pasando o era un sueño tétrico.

— En el gremio te están enviando saludos.

— Oh ¿les dijiste que estoy contigo Yamada? — cuestioné nerviosa.

— Sí.

— ¡énviales mis saludos a todos! Por favor.

— Ven y escríbeles tú, Kazumi-San.

Temerosa me levanté acercándome al computador para comenzar a escribir, la mano de Yamada se apoyó en mi espalda baja capturando toda mi atención y sobresalto.

— Siéntate aquí, Kazumi-San.

Vi como se hizo hacia un lado dejándome un pequeño espacio a su lado en la silla gamer, intenté formular una respuesta, pero, simplemente me senté y terminé de escribir con los dedos temblando debido a que Akito mantuvo su mano por mi espalda, pese a que no me tocaba directamente, sentía su brazo y eso me tenía en alerta.

[CHAT GRUPAL DEL GREMIO]

Eita: ¡¿Cómo que está en tu casa?!
Akane: •••
Yuuji: Yamada-Kun se las trae y uno que tan callado lo ve, ajá.
Yamada: ¡Hola a todos! Aquí Kazumi.
Yamada: No piensen raro, es que mi computadora no funciona y quería estar en la reunión de gremio, solo eso. — Kazumi.
Reina: Hola novata que usa el usuario de Akito-San.
Yuuji: Kaaaaaazumiiiiii-chaaaaaan
Yuuji: Mucho sin saber de ti.
Eita: Akkun el buen samaritano ayudando a nuestra Mimi-Chan.

Akane se ha desconectado.

Un amor diferente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora