IX

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— Yo sé que eres un imán de las cosas malas, pero ¿participar en un evento de juegos cuando ni siquiera te gustan? — reclamó Akane.

Sus cabellos color miel, su delicada ropa y los maravillosos ojos verdes se hicieron presente; claramente capturando la atención de todos, incluso de Yamada que en un abrir y cerrar de ojos me soltó y quito su mirada de mi, centrándose en la melodiosa voz que se nos acercaba junto al resto de amigos.

— Siempre dices que odias estas cosas.

— No deberían ser tan duras con Kazumi-Chi.

Al final Eita se puso a mi lado y dio suaves caricias a mi cabello, lo agradecí muchísimo porque me sentía abatida por todo y creía que en algún momento me iba a desmayar de tantas emociones y sobre todo vergüenzas pasé. Me quedé mirando a Yamada quien se miraba con Akane, no pude evitar morderme el labio inferior, ella siempre ha sido preciosa y reluciente con una personalidad encantadora, si me miraba a mi misma yo era la de la mala suerte y la que nunca podía destacar en algo.

— ¡No creí que el debut de todos los miembros del club de los depresivos sería hoy en esta inauguración! — exclamó Eita.

— Oh por dios, estamos todos.— añadió Momo aferrándose de mi brazo sacándome de mi transe mental en el que me había metido.

— ¿Yamada también está en el club? — la dulce voz de Akane se escuchaba algo temblorosa.

— No fue fácil convencerlo.— respondió el joven de cabellos cafés.

Yamada solo observó a cada uno que los acompañaban, primero fijo su mirada en Eita quien era su amigo más cercano, luego miró a Kazumi, seguido de Momo y por último Akane.

— Akito Yamada, un gusto en conocerte.

Dijo con su voz sin emoción haciendo una pequeña reverencia ante Momo, quien en sus ojos se podían ver estrellas y corazones.

— Llámame Momo.— dijo esta con una gran sonrisa.

— ¿Cómo es que Kazumi terminó jugando contigo Yamada? — cuestionó la ojiverde.

Akito se limitó a encogerse de hombros, ni siquiera él tenía una respuesta clara a eso.

— Yo... este, vine para hablar con alguien por las vacantes de trabajo y... — mis ideas estaban desordenadas y era porque según mi sexto sentido algo pasaba entre Yamada y Akane.

— digo, entre y una mujer me confundió con un participante... nunca nadie me escucha y terminé envuelta en esta situación...

— Eso explica mucho.— murmuró Momo.

Eita se abrazó a mi cuello y con un destello de felicidad me comenzó a felicitar por mi primera participación en el juego F.O.S, motivo que lo llevó a invitarme cordialmente a jugar con ellos.

— A Kazumi no le gustan los videojuegos.— indicó Momo rodando los ojos.

— ¡Vamos! Solo faltas tú, Akane y Yamada ya están en mi gremio.— incentivo Eita.

— Yo... no lo sé, no entiendo el juego la verdad, yo ni siquiera sabía que hacía parada ahí.

Pese a que me estaba excusando, una parte de mi decía la verdad y es que no entiendo de videojuegos. Pero, sí quería entrar, algo me hacía sentir incómoda entre la confianza que mi amiga tenía con el joven guapo de ojos azules.

— Serías un buen cazador.— habló Yamada mirándome directamente a los ojos.

Un amor diferente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora