Fengqing. Modern AU. Enemies to Lovers. Mafia AU. Empresarios AU.
¿Era posible odiar al contrario más de lo que ya lo hacía?
La pistola en la mandíbula de ambos hablaba de la situación, si los dos eran honestos, no sabían bien como habían terminado...
"Ahora vuelvo" -Y sin dejar hablar al contrario se puso de pie, desviando por completo la mirada y dirigiéndose al bonito baño-.
Casualidad, impulso, o no, minutos después de que Feng Xin notara que no estaba, se puso de pie sin avisar que se iría, y aunque primero notó al sujeto de la mesa del platinado prefirió buscar a este en el baño.
Recién entró se preguntó la razón para hacer eso, pero no divago más cuando lo escuchó, lavó sus manos, al mismo tiempo que el platinado salía a lavar las propias.
Al parecer estaba bien, y no es que a Feng Xin le importara, es solo que no quería que Xie Lian se preocupara. Lo siguiente fue un silencio algo incómodo durante unos segundos, con los dos presentes completamente conscientes de la presencia del otro.
"No sabia que alguien era capaz de soportar tu carácter" -El primero en hablar, sin sorprender a ninguno, fue Mu Qing, con Feng Xin frunciendo el ceño como cada vez que lo veía-.
"Lo mismo digo imbecil, no creí que alguien además de tu familia sería capaz de tolerarte" -Mu Qing sonrió ladino, elevando sin prisa alguna la mirada hacia el espejo. Ambos se miraron a través de este, ignorando cualquier otra sensación que no fuera el goce por fastidiar al otro y el extraño sabor agridulce en su boca que aparecía cada que discutían-.
"No pienso pelear contigo hoy, mañana es uno de los desayunos con Xie Lian, podemos dejarlo para mañana"
"No pienso darte la razón, pero no quiero que mi cita piense que nos conocemos" -Mu Qing rodó los ojos como de costumbre, pero con una molestia poco disimulada que aunque Feng Xin no entendió a que se debía, se alegró por molestarlo, y también lo vio irse, sin poder despegar la mirada hasta que este se sentó en su mesa-.
Feng Xin volvió a la suya, la cita en realidad ya le había aburrido, pero no quería ser grosero, la linda mujer hablaba mucho al respecto de su familia y las conexiones que tenía, y que en realidad Feng Xin realmente no necesitaba, además que seguía pensando en haber visto al contrario.
Esperó a que los dos terminaran sus platos, sin poder dejar de mirar la mesa contraria, diciéndose a si mismo que era por su odio exagerado al platinado, y sorprendiendose derrepente al verlo sonreir, fue otra sensación que no supo como interpretar.
Mu Qing se retiró después de un rato, dándole solo una dura mirada antes de volver a su actitud indiferente, y de la mano de su acompañante, e inconscientemente o no, el alto castaño se fue a los diez minutos, sin poder dejar de pensar en aquello, dejando a la mujer en su casa, que se veía bastante molesta, y él yéndose a la propia sin entender la molestia de la contraria, y sin importarle realmente, su cabeza divagaba en otra cosa.
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Los días y los desayunos continuaron cada vez más frecuentes, al igual que las reuniones en las oficinas de los Mu, principalmente porque una semana después de la cita donde se encontraron Feng Xin y Mu Qing, el líder de los Móguǐ* firmó oficialmente el contrato con los hermanos Mu. Prácticamente com este, se unían en muchas cosas, menos en el agrado entre el platinado y el castaño.