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Tres semanas más tarde, y el bonito pelinegro suspiraba tan profundo que los dos acompañantes principales de Feng Xin lo miraron de reojo.

El abogado del ojimiel iba a hablar, pero fue su asistente el que se adelantó.

"¿Estás bien?"

"Pei Ming se estaba encargando de eso, ¿por qué no ha vuelto aún?"

Ninguno supo que responder, y ambos, veían con ligero temor al contrario, porque Mu Qing había salido esa mañana sin decirle a nadie, y había vuelto, con un enorme moretón en su pómulo, con los dos conscientes de lo enojado que estaría Feng Xin al verle.

El ojimiel en esos momentos, estaba en medio tiroteo cubriendo su brazo para detener la hemorragia, recién había golpeado a Pei Ming por la burlona sonrisa que el otro le dedicó.

El castaño estaba cansado, enojado, y harto, porque extrañaba mucho a su bonito esposo y en lugar de estar con él, se encontraba con el idiota de Pei Ming, quien le admiraba divertido porque era la primera vez que presenciaba al rey diablo recibir un disparo.

Aun así, horas después, donde los dos salieron vivos de ahí, y ganando algo de terreno en la guerra del bajo mundo, Feng Xin entraba a su hogar pasadas las seis de la tarde.

Ya estaba oscuro, y lo único que quería era ver a Mu Qing, ignoró las llamadas de sus oficiales, al igual que las de su mano derecha y a su abogado, curaría su brazo después de verlo.

Apenas entró a la habitación, sonrió, sonrisa que se borró enseguida en cuando vio por el reflejo del espejo al contrario que parecía querer comenzar a cubrir ese enorme moretón en su rostro.

La sangre del castaño hirvió, en todo el día no se había sentido tan enojado como se sintió al verlo lastimado, no esperó, se acercó colocándose de rodillas y tomando su rostro con una mano, mientras un avergonzado Mu Qing intentaba soltarse avergonzado por aquello.

"¿Quién mierda se atrevió? Voy a matar al hijo de puta que te tocó"

Mu Qing no dijo nada, solo lo miró atento esperando a que la rabia en su mirada disminuyera un poco, y Feng Xin, al notar aquello, suspiró profundo desviando la propia.

"Joder, también a esos dos idiotas que tenían que asegurarse que no te pasara nada"

El ex platinado en cambio, subió su mano a su mejilla acercandolo ligeramente.

"No te he visto en dos semanas y ni siquiera dices hola, idiota, creí que ya habías aprendido modales"

Feng Xin por primera vez en la semana, se rio levemente, estaba por cargarlo, pero el dolor en el brazo lo detuvo regalándole una mueca.

Fue ahí que Mu Qing notó su brazo, bufando mientras se ponía de pie.

"Siéntate, voy a curarte eso" -Feng Xin obedeció, y espero mirando todo su recorrido-.

Mu Qing rodó los ojos de nuevo al ver que hizo un ligero sonido de queja cuando quitó su camisa, la sangre ya había pegado esta a su cuerpo, por lo que al momento de quitarla, dolió, y Feng Xin solo pudo sonreír cuando lo escuchó llamarlo de una forma despectiva para decirle llorón.

Aun así, no dijo nada, solo lo admiró, sin dejar se maravillarse por lo hermoso que era su ahora esposo frente a él, ¿Mu Qing siempre había sido así de atractivo? No podía ser que incluso en la pubertad lo fuera.

El ex platinado se tomó su tiempo, ignorando al contrario ya que se estaba encargando de limpiar y suturar la herida, y cuando terminó, miró unos segundos a los ojos al contrario antes de suspirar.

HEART (fengqing)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora