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La sangre del pelinegro ardió.

¿Ese hijo de perra tenía el descaro de llamarlo?

Ni siquiera respondió colgó la llamada enseguida suspirando profundo, y su teléfono volvió a sonar, lo suficiente para des esperarlo y que terminara por apagarlo mientras Feng Xin aparecía de nuevo en la habitación.

El castaño no preguntó, pero si lo miró unos segundos, ayudándole después a acomodar su largo cabello, y bajar de la habitación tamdo su mano, y explicándole qué es lo que los dos desayunarían en esos momentos.

Mu Qing seguía enojado, además que sabía debía de contarle aquello, solo que no pudo hacerlo en el desayuno, ni cuando estuvieron en la habitación de nuevo.

Fue hasta que iban de camino al centro comercial, pasado el medio día, que el ex platinado se armó de valor, mirando a su esposo conducir.

"El líder de los She* me llamó" -Feng Xin frenó en secó, afortunadamente no era una vía rápida, pero los autos que iban detrás, pitaron, el auto que les cuidaba y venía detrás. Se detuvo junto a ellos, evitando que los molestaran-.

El castaño giró a mirarle completamente serio, parecía hacer un enorme esfuerzo por no decir nada malo, así que suspiró profundo, recargandose sobre el volante después.

"¿Qué quería el hijo de puta?" -Mu Qing admiró unos segundos al contrario, regañandose a si mismo porque la imagen del contrario enojado era demasiado caliente, incluso tuvo que tragar saliva, antes de resumir de que habían hablado, y contarle que ni siquiera respondió, solo colgó-.

Feng Xin se sintió tranquilo gracias a eso, no fue una llamada larga, e incluso de serlo, tardarían horas en descubrir su ubicación, aun así, agradecía que el heredero no se alargara.

Pero, la sola idea del imbecil hablando con su esposo le crispó los nervios, obligandose a calmarse para tener una salida tranquila, al volver, arreglaría aquello.

"¿Estás bien?" -Feng Xin se atrevió a preguntar, recibiendo un sentimiento en respuesta, y después, colocó una de sus manos sobre su pierna, dando una suave caricia, continuo un leve apretón en esta-.

Mu Qing no supo bien porque se sonrojó, pero lo hizo, desviando la mirada por la ventana, y escuchando como de nuevo el castaño encendía el auto.

Estaba de luto, ¿no debería de sentirse así, verdad?

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Estaba de luto, ¿no debería de sentirse así, verdad?

Como pudo, desvió la mirada parpadeando repetidas veces, ¿Por qué Feng Xin se veía tan caliente comiendo helado?

El ex platinado dio un largo sorbo a su bebida, intentando que los frío de esta, lo enfriara en el proceso.

"¿Estás bien, sol?" -Mu Qing asintió-. "¿Quieres irte ya?" -De nuevo, el pelinegro asintió, y Feng Xin se puso de pie terminando su helado y tomando su mano mientras caminaba junto a él-.

HEART (fengqing)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora