Capítulo #3: Miedo

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Camille

Despierto de un sueño un poco inquieto, no pude dormir bien. Será que no estoy acostumbrada a dormir en otro lugar que mi cama, pero ahora estoy en la habitación de Enzo, o sea, mi nueva habitación. A mi lado Enzo se pone los zapatos sentado en el borde de la cama.

—Hola—susurro y se voltea para mirarme con una sonrisa.

—Buenos días—se inclina y me da un beso en la mejilla.

—¿Ya te vas?

—Sí, tengo una cirugía temprano—se pone de pie y agarra su bolso de trabajo.

—Buena suerte.

—¡Te amo!—dice antes de salir por la puerta de la habitación y dejarme con la boca abierta.

—Te...—nunca he podido decirlo, las palabras se quedan flotando entre los dos en cada ocasión.
Me pongo de pie, de igual manera no quiero seguir durmiendo. Busco en las cajas que aún no desempaco un poco de ropa y me doy un baño. El cuarto de baño de Enzo es sensacional, ser cirujano tiene sus ventajas.

Cuando salgo, abro la cómoda buscando mi ropa interior. Siempre me equivoco de cajón, abro el de Enzo en su lugar. Una pequeña caja de color rojo llama mi atención. La agarro y me paro en seco al deducir lo que es. Mis dudas se aclaran al abrirla y ver un anillo precioso de diamantes en ella. ¡Mierda! Enzo se quiere casar conmigo y en lugar de felicidad, siento pánico.
Decido salir a correr por el nuevo vecindario. Hacer footing por las mañanas, se ha convertido en una rutina antes de ir a trabajar, me ayuda a comenzar bien el día y poner mis pensamientos en orden. Casamiento... con Enzo. Es un hombre especial, guapo, adinerado, trabajador. Me ama y me protege como nadie, pero... simplemente no me imagino siendo su esposa, no me imagino siendo una esposa, de nadie.

Cuando regreso, el hombre del correo trae las cartas en mano y antes de que las meta en el buzón se las pido. Las lanzo sobre la mesa de café y hay una que capta mi particular atención. Pone “Memorial Paint”. Es la respuesta de la academia.
Abro la carta y una sonrisa se dibuja en mi rostro al ver la carta. Me han aceptado, no solo eso, he sido aceptada como primer lugar en becas. Comienzo la semana que viene. ¡Joder! Tan pronto... tengo que buscar el momento ideal para decírselo a papá, a Enzo. Creo que no estará feliz con la noticia.

                                               ...

Entro en la oficina de Georgina cuando llego al trabajo. Ella está retocando su labial rojo y cierra el pequeño espejo al verme.

—No tienes que romper la puerta—comenta al ver la forma en que entro, estoy estresada.

—Tenemos que hablar—me siento frente a ella y me mira con el ceño fruncido.

—¿Qué sucede?

—Me han aceptado en la academia—digo sin más y ella arquea una ceja.

—Eso es una noticia genial, ¿por qué estás tan preocupada?

—Enzo... él, quiere casarse conmigo.

—¿Te ha propuesto matrimonio?—dice abriendo la boca de par en par.

—Aún no, pero lo hará, encontré un anillo entre su ropa interior—saco un cigarrillo y lo enciendo, algunos viejos hábitos no cambian.

—¡Joder!—exclama y se echa hacia atrás en su silla.
Un toque en la puerta nos interrumpe y Henry asoma su cabeza.

—Señorita Caron—saluda con voz ronca y ella pone los ojos en blanco.

—Pasa, Henry. ¿Qué quieres?

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