Capítulo #4: Despedida y cierre

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Camille

Luego de un rato en silencio, mirándonos los rostros unos a otros, Enzo sonríe y se dirige a Dean.

—Lo siento, chicos. Tengo un poco de sueño.

Diciendo esto, se marcha del comedor sin siquiera mirarme de reojo. Georgie alza sus cejas en señal de incomodidad, mientras Dean y su novia Kate guardan silencio.

—Bueeeeeno. Vamos a levantar la mesa—propongo y comenzamos a realizar la tarea como si nada hubiese pasado. Excepto que sí pasó y necesito hablarlo con él.

—Quizás no debiste decirlo aquí—comenta Georgina mientras trae otro plato al fregadero.

—¿Y qué debía hacer? Viste cómo iba a proponerse delante de todos. Hubiera sido peor rechazarlo—me defiendo y friego,descargando toda mi frustración en el plato.

—Podías habérselo contado antes de la cena.

—No encontré el momento—me encojo de hombros.

—Cami—me llama con su tono de no creerme—. Ya te dije que mi primo es un hombre maduro. Te va a entender, sí. Pero también tienes que saber que estará molesto porque no se lo contaste antes.
Suspiro y niego con la cabeza. Termino de fregar el último plato y me sacudo las manos.

—Bueno, tendré que conversar con él ahora.

Despido a mis amigos con alegría, incluso quedamos para vernos otro día antes de marcharme. Me doy una ducha, buscando las palabras para hablar con Enzo. Lo encuentro en la habitación, sentado en su parte de la cama mientras lee un libro de medicina. Camino hasta él y me siento a su lado en la cama.

—Hey—digo en voz baja y él mueve su libro a un lado para mirarme el rostro.

—¿Cuándo pensabas contármelo?—no pierde el tiempo, va directo al punto.

—No lo sé. Me enteré esta mañana—me excuso.

—Para que te acepten tuviste que haber aplicado, eso tampoco me lo contaste.

—Georgina me convenció para hacerlo. Lo hice por tentar la suerte, no pensé que en verdad me pudieran elegir.

—Tienes que hablar conmigo de estas cosas, Camille. Me interesa tu futuro, sobretodo si significa que me dejas de lado—dice agarrando mis manos y bajo la vista a las mismas, dejando escapar el aire de mis pulmones.

—No te estoy dejando. Solo que... es mi sueño, Enzo. Lo sabes. No me pidas elegir entre eso y tú—lo miro a los ojos y él alza una de sus manos para acariciar mi mejilla.

—No podría. Te apoyaré en cualquier decisión que tomes, pero a cambio, necesito que tengas la confianza suficiente para contarme estas cosas sin miedo—me pide fusilándome con la mira y asiento lentamente.

—Vale, lo siento. Solo no te enojes conmigo.

—Nunca podré enojarme contigo, Cami. Solo me molesta saber que te irás. Creo que ya no se vivir sin ti—esto último lo dice casi en un susurro, como si le doliera decirlo.

—Enzo—susurro mirando hacia abajo, sin saber qué decir ante está situación.

En realidad si sé lo que debería responder. Debería decir “Yo tampoco podría vivir sin ti, Enzo”. Sin embargo, una opresión en el pecho no le permite decirlo.

—Tranquila. Ven aquí—dice y toca sus piernas, así que me coloco a horcajadas sobre él—. ¿Cuándo te vas?—pregunta apartando el pelo de mi rostro.

—La semana que viene.

—¿Tan pronto?—pregunta con su rostro disgustado.

—Sí. Debo estar ahí en un día específico—me encojo de hombros y él besa mi frente mientras sonríe.

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