Capítulo #12: Arrepentimiento

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Camille

Las nubes a mi alrededor me hacen sentir que escapo de la realidad por unos minutos. Pretendo no haber cometido un error, pretendo que no me acosté con Adriano por voluntad propia. Pretendo que no me siento una mierda por haber traicionado a Enzo. Me castigo internamente y sentada en el avión, mirando por la ventanilla, lágrimas silenciosas se deslizan por mis mejillas.Mi vida iba perfectamente, pero ahora no paran de aflorar problemas. Pues encima de mi recaída con Adriano, recibí una llamada muy preocupante de Georgina hace unas horas.

Plenitud. Esa palabra describe lo que siento ahora mismo y no sé muy bien porqué. Solo sé que estoy muy a gusto en una cómoda cama, con una olor muy familiar, a chocolate, que creí haber perdido para siempre a mi alrededor. Espera un momento... estoy en la cama de Adriano y su brazo rodea mi cintura.
Recuerdos de lo ocurrido anoche pasan a velocidades increíbles por mi mente y un calor invade mis mejillas. Me dejé llevar por el crudo deseo de tenerlo frente a mí y pequé dulcemente. ¿A quién engaño? Sabía que esto ocurriría tarde o temprano. Quería pensar que lo había superado, que solo quedaba un recuerdo lejano, pero no era cierto. Mis sentimientos por el renacieron de entre las cenizas, como el fénix.

Mi celular vibra en el suelo de la habitación, dentro de mi bolso. Me despego de Adriano con cuidado para no despertarlo y veo la hora. Son apenas las seis de la mañana de un sábado. ¿Quién me llama a estas horas? Salgo al pasillo y contesto en voz baja, es Georgina.

—¿Qué pasa, Georgie?

—Cami, perdón por llamarte a esta hora, pero es tu padre—dice y la sangre se me hiela al escucharla mencionar a papá, pensando en lo peor.

—¿Qué ocurrió?

—Anoche estuvo bebiendo demasiado—me relajo un poco cuando dice eso, pero solo un poco—. Se coló en la antigua cafetería y los dueños lo denunciaron por traspaso de propiedad.

¡Mierda, papá! Cierro los ojos con fuerza y pongo una de mis manos en mi cabeza, intentando ordenar mis pensamientos.

—Iré hacia allá lo más pronto posible. ¿Dónde está ahora?

—Está en la comisaría, aún está muy borracho.

—De acuerdo, iré para allá—diciendo esto cuelgo.

Me visto mientras observo a Adriano dormir. Al menos de esta forma me evito la incómoda conversación con él. Debería sentir está vía de escape como un milagro, sin embargo, tengo un sentimiento amargo al alejarme de él.

Al llegar a mi país, a mi ciudad, voy directo a casa de Georgina. Necesito que me explique con lujo de detalles lo que ocurrió y luego ir a ver a papá en la comisaría.

—Cami—me abraza cuando abre la puerta para recibirme—. Pasa—dice y abre más la puerta. Nos sentamos en la sala de estar.

—¿Está Estela en casa?—pregunto mirando a mi alrededor.

—No, ya se fue a la tienda—me cuenta y yo suspiro, voy directo al grano.

—Georgie, cuéntame qué ocurrió anoche con mi padre.

—Sabes que tengo una buena relación con los nuevos propietarios de la cafetería. Me llamaron al ver a tu padre tirado en el suelo. Había roto una ventana y entrado en el local. Incluso se metió en una pelea con el dueño que intentó sacarlo—me cuenta con detenimiento y solo niego con mi cabeza. No suena a mi padre, pero cuando bebe se convierte en una persona totalmente distinta.

—Como si no tuviera suficientes problemas en mi cabeza—dejo escapar ese pensamiento en forma de comentario mientras paso mi mano por la frente y Georgie me observa con el ceño fruncido.

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