Capítulo #11: Despertar

4 1 0
                                    

Adriano

Hacía años no despertaba tan feliz en mi propia cama. Todas las noches, pesadilla tras pesadilla, despertaba solo o junto a Genevieve. Esta madrugada, es diferente. Ni siquiera tuve pesadillas, despierto inconscientemente de felicidad. ¿No despertamos en las pesadillas por el miedo? Pues yo, despierto hoy por satisfacción. Camille, mi niña, duerme desnuda a mi lado. Eché tanto de menos su olor, su cabello, su piel, su sonrisa, sus besos. Eché de menos estar con ella, venerar su cuerpo y reclamarlo como mío. Joder, la eché tanto de menos que siento que estos dos años de mi vida han sido desperdiciados y solo ahora, en este instante, me siento vivo otra vez.

Después la discusión, creí que necesitaba poseerla para sacarla de mi sistema. Pero luego de hacerlo una vez, lo hicimos otra y otra y otra, hasta que él cansancio nos venció. No podíamos separarnos el uno del otro. No puedo saciarme de su presencia.Me acerco y le beso el cuello con delicadeza, procurando no despertarla. Se retuerce un poco y acomoda su cabeza en mi pecho. Inhalo la escencia de su cabello y me rindo otra vez ante el sueño, sintiéndome... pleno.

                                                 ...

Un vacío en mi cama me hace abrir los ojos, busco a mi lado y no hay nadie allí. ¿Dónde está?
La busco en el cuarto de baño, pero tampoco está allí. No veo su vestido en el suelo, como anoche cuando se lo arranqué con desesperación por sentir su cuerpo. Sus zapatos tampoco están aquí... se ha ido.

Camino como una maniático de un lado a otro en la habitación. ¿Por qué se ha ido? ¿Acaso hice o dije algo mal? No lo sé, no parecía desconecta anoche. Quizás sí me odia en serio y se arrepintió de haber estado conmigo. Lo entendería perfectamente. Después de todo lo que le hice pasar en nuestro pasado, entiendo que pueda parecer que le haré daño otra vez. Pero no es así, quiero hacerlo bien. Nunca he amado a nadie más que a ella, necesito que lo sepa. Necesito que lo entienda, que me crea.Bajo las escaleras y la busco en la casa. Quizás aún está aquí. Anoche organicé la fiesta solo para verla. En realidad odio las fiestas en mi casa, al mirar cómo ha quedado recuerdo el porqué. Esto es un desastre. Camino hasta la cocina y me encuentro a Genevieve sentada en el bar.

—Buenos días—me saluda y sigo de largo por su lado para servirme un poco de agua—.¿Dónde te metiste anoche?—investiga.

—Estaba cansado, así que subí a mi habitación.

Miento y ella se acerca caminando a mí, su expresión es muy seria y el rostro maduro que antes consideraba atractivo, me observa con disgusto.

—Es una gran casualidad que hayas subido justo cuando ella lo hizo—señala alzando una ceja y suspiro.

—Por favor, Genevieve. No tengo ganas de hacer esto ahora mismo—le advierto con gesto cansado.

—¿Te acostaste con ella?—pregunta, tan directa como siempre, sus ojos me fusilan esperando mi respuesta. Aunque algo me dice que ya lo sabe, ella siempre lo sabe todo.

—Sí, me acosté con ella—confieso después de unos segundo en silencio.

Antes de poder reaccionar, su mano está en mi mejilla y esta me escuece por la bofetada que me propina. La miro apretando mi mandíbula para contener mi furia ante su reacción. Sus ojos están llenos de lágrimas contenidas.

—Eres un cerdo—me ofende con la voz cargada de odio, apretando los dientes.

—¿No es esto irónico?—pregunto con una pequeña sonrisa—. Hace años, te encontré con un hombre en la cama y mira ahora... la situación es al revés y tú lloras por mí—le recuerdo y no dice nada, sabe que tengo razón—. Lo siento, no quería hacer las cosas así. Pero no me importas Genevieve, hace años no lo haces.

BuscarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora