Capítulo 6

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Amado.

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El miedo a perderte me jode, pero dejarte ir  acabaría conmigo.

El miedo a perderte me jode, pero dejarte ir  acabaría conmigo

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Jake.

Mi corazón empezó a sentir punzadas, mientras mi pecho subía y bajaba rápidamente. ¿Qué pasa? Una preocupación me invadió y un sentimiento de dolor comenzó a consumir mi cordura, no sé en qué momento pero mis piernas se dirigían a toda velocidad en busca de algo, mi respiración se comenzó a entrecortar, dejé a Alan atrás mientras seguía corriendo sin rumbo, unos gritos de desesperación me atrajeron hasta la playa y mi pecho se estrujó de dolor, ví a Danna buscar desesperadamente entre el agua mientras sus ojos se nublaban por las lágrimas, escuché los pasos de Alan detrás de mí y se detuvo para ver lo mismo que yo, mis piernas avanzaron hasta ella y por impulso la detuve haciendo que me voltee a ver nerviosa, sus ojos reflejaron dolor y un sentimiento de confusión letal atravesó mi corazón como una daga, una maldita daga cubierta de ácido haciendo que mi corazón se retuerza del dolor. Alan tomó a Danna entre sus brazos y la llevó hasta la orilla, mientras yo me lancé al agua, con el corazón en la garganta latiendo desenfrenadamente como si fuera a pararse en cualquier momento, pesaba de una forma que dolía, mi mente se negaba a aceptar lo que mi corazón y coherencia sabían.

Era ella》

—¡Sam! —Los gritos desesperados de Danna junto a sus lágrimas nublan aún más mi juicio y mi coherencia, me sumergí adentrándome más en el agua, un gimoteo débil llamó mi atención, su diminuto cuerpo golpeándose una y otra vez contra una roca que impedía que se alejara más de donde me encontraba, esa imagen no se iba a ir por un largo tiempo, mi cuerpo rápidamente llegó a ella y la tomé entre mis brazos, no podía moverse, noté que su pierna estaba amarrada por unas malditas ramas, tomé una respiración profunda y bajé hasta arrancarlas de golpe clavánme una astilla en toda la palma de la mano sangrando luego de esto, el dolor no asomó en mí, pero la preocupación por su inmovilidad me mataba por dentro, era como tener mil espinas atravesadas en mi corazón. Tomé su débil cuerpo entre mis brazos y nos arrastré hasta la orilla dejándola en la arena llamando la atención de Danna.

—¡Dios mío! —Danna se acercó hasta nosotros y se arrodilló a su lado mientras sacaba las pequeñas ramas que aún tenía atoradas en su pierna. Verla inconsciente era una puta tortura. Junté mis manos encima de su pecho y respiré profundamente.

—Vamos, muñeca, puedes hacerlo. —Susurré con el pecho contraído del dolor mientras subía y bajaba mis manos temblorosas en su pecho aplicando la técnica de RSP. —Maldita sea, tienes que. —Murmuré molesto y nervioso, tenía muchos sentimientos encontrados, la preocupación se hacía notar en mi pecho mientras mis manos temblorosas seguían aplicando presión sobre su pecho, besé sus labios salados jalando su aire mientras volvía a presionar. —Sam, vamos. —Murmuré con las lágrimas a punto de estallar en mis ojos mientras mi corazón gritaba y sangraba entre llantos rogando que ella volviera a abrir sus ojos, sus malditamente hermosos ojos. —Si no me miras ahora, te juro que mis ojos mirarán a alguien más.—- Sé lo mucho que le gustan mis ojos. Los jadeos de Danna era lo único que se escuchaba a nuestro al rededor mientras se giraba y volvía a llorar contra Alan, volví a bajar a sus labios, mis lágrimas amenazaban con salir y cubrir por completo mi rostro en cualquier momento.

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