Capítulo 11

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Sam.

Mierda. Media hora tarde a la clase de matemáticas, genial.

—Buenas tardes, licenciado, ¿Puedo pasar? —Pregunto cuando estoy afuera del salón.

—No, se queda fuera de mi clase.

Mil veces mierda.

—Si... —Contesto apretando los dientes mientras el licenciado cierra la puerta frente a mi cara.

Genial. Esto no es una buena señal.

Apreto la correa de mi mochila y me doy media vuelva, emprendo camino en dirección al baño, ojeo si no hay nadie e ingreso cerrando la puerta detrás de mí.

—¡Excelente! Segundo atraso en la semana sin entrar a clase. —Mojo un poco mi cabello y me paso las manos húmedas por la cara. Salgo del baño apretando los ojos con fuerza, una mesa vacía se alcanza a ver del lado de al frente, camino hasta ella, dejo mi mochila encima, me siento cruzando las piernas mientras apoyo mis brazos en esta moviendo los piés de atrás hacia adelante, observo el patio vacío mientras respiro hondo y de fondo se oyen las voces de los maestros dando clases.

OK,OK, OK, si eres bonita.

—¡Ves, no te cuesta tanto decir la verdad!

Unas voces lejanas se oyen seguido de unas risas.

—Ya, pero no te creas tanto.

—¡Ya lo dijiste, gané!

—Porque si lo eres.

—Claro, yo soy preciosa.

—Puede.

Una chica de cabello lacio color castaño, ojos grandes de color azul, piel blanca de porcelana y que parece de seda se interpone en mi campo de visión, ella era malditamente bonita... Detrás de ella viene él con una sonrisa enorme y una carcajada que me gustaría haber provocado yo...

Admítelo.

—Eres bonita.

—Con eso me basta.

Entre risas se meten a el curso que queda al lado del baño dejándo a mi pobre corazón sangrando de dolor.

Una imagen vale más que mil palabras, e incluso, los ojos no mienten.

Y el la miraba malditamente hermoso, la veía incluso mejor que a mí.

Ding.

El sonido de la bocina me hace saltar del susto sacándome de mi trance, el licenciado sale agitando su melena (Es calvo). Tomo mi mochila, bajo de la mesa y me encamino hacia mí curso, la cabeza de Danna sobresale por encima de la puerta riendo.

—¿Mal día eh?

—Vamos de mal en peor. —Ingreso al curso, dejo mi mochila en mi banca y me siento luego de esto.

Una IlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora