Capítulo 20

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Sam.

No, no, no.

Verlo ahí frente a mi era muy distinto a como me lo imaginaba, verlo luego de la ruptura me trae recuerdos felices y dolorosos.

Me da vergüenza admitir que aún sigo sintiendo cosas por el.

Trago saliva fuertemente y tomo la bolsa para seguir huyendo de él.

—¡Sam, por favor, solo quiero hablar contigo! —Sus pasos resuenan detrás de mi pero los ignoro y sigo corriendo. Paso por al frente de su casa y sus gritos me distraen haciéndome chocar con una roca tropezando enseguida. Me levanto y me recuesto contra una pared. —Sam... —Sus manos intentan tocarme pero como si emanaran calor huyo de ellas lo más rápido posible.

—¡No!, ¡No me toques maldita sea!

—Sam... —Su voz salió en un susurro doloroso.

—¡¿Qué mierda quieres?!

—Quería verte.

—¡Yo también quería verte pero no fui a buscarte!, Ya fue suficiente, déjame en paz.

—Perdóname, creí que buscándote iba a...

—No vas a solucionar nada con un perdón, lo hecho hecho está.

—Jamás quise lastimarte, mi intención no era esa, yo..

—Y yo jamás quise enamorarme de ti, ninguno de los dos estaba de acuerdo. —Las lágrimas descienden de mi rostro y mi alma junto a mi corazón vuelven a romperse una vez más.

El silencio se apodera de nuestra pequeña platica y mis sollozos acompañan su respiración agitada.

—Ya... —Se aleja suavemente. Me mantengo en mi lugar sin hacer ningún otro movimiento, la cabeza me da vueltas y los sollozos siguen siendo los protagonistas. -Tal vez en otra vida, ¿No?

—No. Jamás vuelvas a buscarme en tu puta miserable vida. —Lo último que veo es una sonrisa lastimera antes de dar la vuelta y marcharme.

¿Quién mierda era la que había hablado allí?. Lo único que sé justo ahora es que quiero volver hasta él , abrazarlo, saber si está bien y disculparme por todo como si yo tuviera la culpa. Pero, ¿Qué hay conmigo?, ¿A él le importa si estoy bien o no?. No, no le importa una mierda.

Llego a casa con el corazón destrozado, tiro las fundas en la mesa, saco una botella de whisky que vine comprando y junto a ella me hago bola en el sofá.

Todo aquellos bonito que me dijo se fue a la mierda. Aquellos recuerdos eran opacados por sus malditas palabras.

♡♡♡

—No quiero herirte.

—¡Lo sé! Pero me dijiste que te gustaba...

—Si, me gustabas y me gustas pero no estoy enamorado de ti. Si lo estuviera no te estaria haciendo esto, cuando uno ama o quiere no hiere. Y ¿Qué es lo que te estoy haciendo yo?

—¿Estás seguro de querer hacer esto?

Si

♡♡♡

El dolor de cabeza se apodera de mí, como puedo me dirijo hasta el baño, deslizo la ropa suavemente y me meto bajo el grifo. El agua helada baja por mi  piel desnuda haciéndome sentir escalofríos.

Salgo del baño y rebusco el uniforme entre los cajones sin tener algún resultado favorecedor. Levanto la vista y lo veo tirado en el tacho de la ropa sucia. Mil veces mierda. Me revuelvo el cabello desesperada mientras sigo rebuscando algo que sé en dónde está y solo me niego aceptar que no está listo para mí, ¿Por qué todo tiene que ser tan complicado?. Me acomodo en contra de la cómoda y un armador me cae en la cabeza dejándome ver un uniforme. Bingo.

Me lo coloco sonriente pero eso es efímero ya que al verme en el espejo noto la pequeña diferencia. La falda está más corta de lo normal y la blusa no es tan larga como para cubrirme. Genial. Me coloco un suéter disimulando lo corto que me queda la falda. Mojo un poco mi cabello y echo crema entre mis dedos para definirlo. Al terminar cojo mi bolso y busco las llaves para salir de casa. Camino lentamente mientras me pierdo en mis pensamientos. Llego al colegio e ingreso a mi salón de manera tranquila y callada.

—¡Hola! —Danna se acerca junto a mi haciéndome asustar. Sonrío para mis adentros y finjo que todo está bien para no preocuparla. La maestra llega haciendo que nos sentemos enseguida. Las clases pasan y pasan pero yo no escucho nada, mi mente divaga en la noche de nuestra ruptura. Aquél brillo y emoción de mi vida se había ido con él. El me lo había arrebatado todo. —¡Sam! —La cara de Danna se interpone en mi campo de visión haciéndome espantar.

—¿Quieres matarme?

—Suficiente castigo es el que te estás dando. —Sonrío vagamente y me levanto para así salir.

—Daré una vuelta.

—Pero ya casi toca física. La maestra llegará en cualquier momento.

—Dile que estoy con el periodo y tuve que ir al baño. —Salgo dejando atrás la conversación y camino sin rumbo alguno. Un grupo de estudiantes pasa a mi lado sonriéndome. Los miro extrañada antes de seguir avanzando, cruzo el pasillo que me lleva a sala de arte pero antes de llegar a ella una mano toma mi muñeca y me gira de golpe haciéndome chocar frente a alguien.

—Bájate esa falda que traes puesta.

—¿Qué? —La voz de Jake más el golpe me deja atontada.

—¿De qué hablas? ¿Quién te crees tú para decirme qué hacer? —Al notar el contacto suelto mi mano de golpe para así alejarme lentamente de él.

—Sam, esa falda no es apropiada.

—¿Vas a decidir que me puedo poner y qué no?

—¡¿No ves que todos te están viendo por lo corta que está?!

—¡Acaso puedo decirles a donde mirar!. No puedo pedirle a la gente que haga algo que no les nace. Conozco mi lugar. Es hora de que conozcas el tuyo. —Trato de huir pero el vuelve a tomarme de la mano, esta vez cuando me tiene lo suficientemente cerca me toma de la cintura de manera firme.

—Bájate esa maldita falda, Sam. O si no...

—¿O si no qué? —Lo miro furiosa antes de quedar confundida al ver su estúpida sonrisa.

—O si no te haré el amor aquí mismo, te dejaré tan marcada que cuando volteen a verte tengas que decir que te lo hizo tu maldito novio. Así les quedará claro que eres mía. —Susurra antes de tomar mi cara y unir nuestros labios para fundirnos en un beso feroz y necesitado.

Una IlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora